Patricia Suárez, de Asufin: "Todas las familias pueden estructurar su gasto para ahorrar"

Firme defensora de los derechos de los clientes ante la banca, la fundadora y presidenta de la Asociación de Usuarios Financieros recomienda dedicar tiempo a revisar los productos que contratamos, analizar nuestras necesidades, informarnos bien para prevenir abusos y reclamar si somos víctimas
Patricia Suárez, presidenta de Asufin
photo_camera Patricia Suárez, presidenta de Asufin. CEDIDA

Tras vivir en su piel el fraude de los swaps, Patricia Suárez (conocida como wonder woman) comenzó a ayudar a afectados por este y otros productos financieros.

En temas bancarios usted es partidaria del "se infiel y no mires con quien". ¿Somos demasiado dejados o abnegados a la hora de defender nuestros intereses en todo lo que afecta a nuestro bolsillo?
En parte sí, y por eso hay que hacer tanto hincapié en la educación financiera y en forzar la competencia entre entidades para conseguir mejores productos y servicios. Estamos tan ocupados en nuestro día a día que tendemos a acomodarnos y no prestar toda la atención que merecen nuestras finanzas: los productos financieros que tenemos contratados, las entidades y compañías que nos prestan el servicio, las necesidades reales que tenemos. Estas tres cuestiones requieren, de cuando en cuando, una reflexión pausada para preservar la salud de nuestras finanzas.

Una de las fórmulas que plantean los expertos para afrontar los gastos y ahorrar es la regla 50/30/20. ¿En qué consiste? ¿Cualquiera podría aplicarla si se lo propone?
Consiste en dedicar hasta un 50% de nuestros ingresos a los gastos fijos irrenunciables, como la hipoteca o el alquiler y todo lo que lleva aparejado (luz, gas, seguros...), así como a otros gastos recurrentes, como pueden ser las actividades extraescolares de los niños. Otro porcentaje algo menor, del 30%, lo destinamos a gastos variables relacionados con el ocio, comidas fuera de casa, imprevistos, etc. Así, preservaremos o intentaremos preservar siempre un 20% para el ahorro. Cuando nos referimos a esta regla, partimos de la base de que cada estructura de gasto familiar es completamente diferente: hay familias que no tienen que destinar nada a la hipoteca o al alquiler y otras en las que el gasto recurrente en un momento dado es intensivo, porque los hijos en edad escolar tienen más necesidades que si ya se han ido de casa, por ejemplo. Pero todas las familias pueden estructurar su gasto de manera ordenada para destinar una parte al ahorro.

¿Qué podemos hacer hoy en día si queremos que el dinero que tenemos parado en el banco nos rente?
Empezamos a ver que las entidades ya ofrecen, aunque sea tímidamente, depósitos a plazo fijo para obtener una rentabilidad segura de nuestros ahorros. A partir de ahí, y en función de la aversión o no al riesgo, existen otros muchos productos de inversión. Lo importante, una vez hemos comparado el mercado y nos hemos decantado por alguna alternativa, es exigir transparencia a la entidad o intermediario financiero para conocer los pros y contras del producto.

Debemos exigir transparencia a la entidad o intermediario financiero antes de contratar un producto de inversión

¿Qué cabe esperar de la política de depósitos de la banca española, que se ha resistido a elevar su remuneración pese a la subida de tipos?
Esperamos que sea mucho más agresiva en su política comercial de puesta en el mercado de depósitos a tipo fijo, ahora que el contexto lo permite. No entendemos esta resistencia. No es razonable que nos encontremos con los depósitos peor remunerados en términos históricos y que, además, los españoles estemos sufriendo la oferta menos competitiva en Europa.

No es razonable tener los depósitos peor remunerados en términos históricos y la oferta menos competitiva de Europa

¿Tirar de minicréditos, préstamos al consumo o tarjetas para irse de viaje o comprar algo prescindible es siempre una mala decisión? 

Yo no sería tan categórica. No es lo mismo un minicrédito, que siempre es un producto caro y entraña un riesgo si se pide de forma recurrente, que un préstamo al consumo, que suele estar tasado a un precio de mercado más adecuado. En cualquiera de estos casos, es fundamental que el consumidor no asuma más deuda de la que puede razonablemente afrontar.

Ahora que puede que los tipos de interés hayan tocado techo. ¿Qué recomienda a quien tiene una hipoteca a tipo variable y se ha resignado hasta ahora a pagar más? 
La clave reside en si se ha resignado porque la alternativa de un tipo fijo muy elevado es peor, o si aún tienen margen para negociar mejores condiciones, lo que en estos momentos ya resulta complicado. Prevemos que los tipos de interés empiecen a bajar a finales de este año, o ya a principios del que viene. Hasta entonces, los clientes tendrán que asumir subidas de cuotas. Y aquí entra también en juego la negociación con las entidades: hay instrumentos que alivian la hipoteca, como carencias o aplazamientos de deuda. También están las medidas del Gobierno para las familias que cumplen con determinados requisitos.

Para quien esté pensando en comprar una vivienda con financiación, ¿puede ser mejor esperar a que los tipos de interés se relajen?
Aquí cabe una reflexión diferente. No vamos a volver a ver, con mucha probabilidad, tipos de interés en negativo, por lo que la persona que se hipoteque en estos momentos lo hará sobre esta certeza. Además, lo que nos espera es una futura bajada de los tipos, por lo que quienes asuman ahora un préstamo verán descender su cuota cuando eso suceda. Por eso la decisión de financiar la compra de una vivienda no está tan condicionada ahora por los tipos de interés y el euríbor como por el precio.

La decisión de financiar la compra de una vivienda no está tan condicionada ahora por los tipos como por el precio

¿La exclusión financiera de las personas mayores se ha reducido tras el protocolo puesto en marcha?
Hemos mejorado en cosas, aunque solo sea en diálogo y entendimiento, en abandonar el negacionismo y tomar conciencia sobre algo en lo que las entidades no reparaban ni estaban dispuestas a reparar. A partir de aquí, necesitamos soluciones tangibles, en colectivos y zonas que no disponen de un servicio bancario adecuado. Hablamos de la España vaciada, pero hay que hacerlo también de los barrios vaciados, de multitud de clientes de avanzada edad que ni quieren ni pueden digitalizarse y que necesitan un servicio bancario adecuado para disponer de su dinero.

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