La cantería en Galicia resiste: la Escola de Poio forma a los profesionales que mantienen vivo un oficio milenario
El oficio de canteiro forma parte inseparable tanto de la historia como del paisaje gallego. Como recuerda David Alvariño, director del CIFP de Cantería de Galicia, "el granito, la cantería y Galicia son una historia conjunta". Desde iglesias hasta pazos, pasando por cruceiros y muros, las huellas de los canteros están presentes en cada pequeño rincón, por ínfimo que pueda parecer. Incluso, cuenta, muchos dejaban su marca personal en las piedras o escondían figuras irónicas en los templos que construían.
La Escola de Canteiros nació el 15 de enero de 1979 en el monasterio de Poio con un objetivo claro: conservar y transmitir un oficio noble y tradicional. Tras pasar por la Diputación de Pontevedra, en 2023 se integró en la Xunta, y un año después se convirtió oficialmente en el Centro Integrado de Formación Profesional de Cantería de Galicia, consolidando así su papel de referencia.
Una formación única en España
El centro, como es evidente, enseña cantería, pero no es lo único dentro de su oferta. Ofrece ciclos de construcción, obra civil y proyectos de edificación, pero destaca por un itinerario único en España: el ciclo medio de piedra natural de alta especialización en cantería, de tres años de duración. Este combina formación técnica con módulos artísticos de diseño, y proporciona una doble titulación: técnico en piedra natural y técnico en artes plásticas y diseño en reproducciones artísticas en piedra.
El perfil del alumnado es diverso. Jóvenes, personas en reconversión laboral e incluso extranjeros que llegan atraídos por un sector con alta empleabilidad y salarios competitivos. "Mi preocupación es que algunos alumnos entran en el mercado antes de terminar los estudios", admite Alvariño, recordando que recientemente varios se incorporaron a la Sagrada Familia en Barcelona o al Hostal de los Reyes Católicos en Santiago.
Tecnología y tradición de la mano
El oficio, al igual que muchos otros, ha evolucionado y hoy conviven la sabiduría de antaño con las máquinas más avanzadas. En Galicia, empresas punteras emplean maquinaria de control numérico capaz de desbastar bloques de piedra con precisión milimétrica. Sin embargo, el toque final sigue procediendo directamente de las manos de los profesionales. "El retoque lo hacen los canteiros para lograr acabados idénticos en restauraciones o piezas de catedrales", subraya el director.
De ahí que la formación combine el aprendizaje de técnicas tradicionales –corte, tratamiento y elaboración de la piedra– con competencias en diseño digital y mecanizado, garantizando profesionales completos y versátiles.
La pasión que se transmite
El centro, en palabras de Alvariño, se convierte en un espacio donde el visitante acaba "enamorándose del oficio". Los proyectos realizados por los alumnos son buena muestra de ello: desde la réplica exacta de un cruceiro histórico hasta un relieve del Guernica tallado en granito y mármol. Obras que reflejan que el arte de la piedra no solo es cosa del pasado.
La experiencia de un escultor
Quien mejor lo sabe es Fran Castro, exalumno de la escuela y hoy escultor con taller propio en Poio. "Al principio fue duro, incluso pensé en dejarlo varias veces. Pero poco a poco me fue enganchando y acabó siendo imposible abandonarlo", confiesa. Su etapa en la Escola se alargó más de una década entre formación, becas y trabajo, y fue decisiva en su vida profesional.
Castro ha dejado su firma en monumentos repartidos por toda Galicia: el del Salmón en A Estrada, las Lecheras de Mos o la Virgen del Carmen en Poio y Vilanova. También trabajó en Estados Unidos, en la restauración del Capitolio y del cementerio de Arlington, donde recibió dos premios de excelencia en preservación histórica, representando de la mejor forma a su tierra.
Esculpir futuro en piedra
Hoy, Fran combina encargos públicos y privados con proyectos más personales, como una escultura de la diosa celta Dana que simboliza la esperanza a través de los niños. Para él, el oficio no está en extinción, sino que sigue teniendo recorrido. "Mientras haya gente joven con ganas y escuelas como la de Poio, la cantería seguirá viva. La clave es unir tradición y modernidad: aprovechar la tecnología sin perder la esencia manual", comenta.
Un legado que permanece
La cantería, recuerda Fran, cumple un papel esencial en la conservación del patrimonio. "Sin canteros no se podrían restaurar ni conservar muchos edificios y monumentos que forman parte de nuestra historia", afirma. Además, subraya que lo aprendido en la escuela le sigue acompañando cada día: escuadrar, resaltar, desempeñar, manejar herramientas… Son las bases que sostienen cualquier escultura o restauración.
Con todo, el CIFP de Cantería de Galicia mira al futuro con optimismo. Sus responsables trabajan para consolidar el oficio y asegurar un relevo generacional que combine arte, técnica y pasión. Y testimonios como el de Fran Castro confirman que, en Galicia, la piedra sigue teniendo voz propia, firme y, si todo sigue su curso, duradera.