La DGT propone más controles antes que endurecer sanciones cuando se baje la tasa de alcohol

Un control de alcohol y drogas de la Guardia Civil de Tráfico. EUROPA PRESS
Esgrime un informe que sostiene, en base a casos prácticos, que bajar la tasa máxima a 0,2 gramos en sangre puede reducir los accidentes mortales un 8%

La Dirección General de Tráfico (DGT) defendió este jueves que los datos avalan la intención del Gobierno de reducir la tasa legal de alcohol al volante a 0,1 miligramos por litro de aire espirado –o de 0,2 gramos en sangre–. Por ejemplo, los que arrojan los casos prácticos de Noruega y Suecia, ya que la imposición de este límite en 1990 tuvo como consecuencia una reducción del 12% en los accidentes viales con víctimas, de un 8% de los siniestros mortales y de un 16% en las personas a las que se pillaba ebrias al volante. Eso sí, complementado con medidas como hacer más controles de alcoholemia, "especialmente en zonas urbanas", y que sean tan visibles como aleatorios, lo que defiende como más eficaz que elevar las sanciones.

"Reducir la tasa de alcohol al volante no es solo una medida legal; es, sobre todo, un compromiso moral con quienes perdieron la vida en la carretera y con las familias que aún sufren las consecuencias de esos siniestros". El responsable del ente, Pere Navarro, esgrimió este análisis encargado al Instituto Universitario de Investigación en Tráfico y Seguridad Vial de la Universitat de València para trasladar "la responsabilidad" de que se materialice el cambio de límite máximo a las Cortes, donde prosigue su tramitación. 

El documento pone en estadísticas la magnitud del asunto. Porque, entre 2018 y 2022, se registraron en España 467.117 siniestros de tráfico con víctimas y, de ellos, en 18.727 al menos uno de los conductores dio positivo en alcohol. En este espacio de tiempo, aumentaron un 20,3%.

Además, la influencia de la bebida no solo incrementa el número de víctimas –28.581 en estos cuatro años, con un alza del 16,1% a lo largo de ellos– y fallecidos –1.304, con una tendencia creciente del 5,4%–, sino también la gravedad de los incidentes. 

A partir de una tasa de 0,3 gramos en sangre "y sobre todo con 0,5", el riesgo de estamparse con el coche "puede ser el triple". La razón, según recordó Luis Montoro, director del grupo de investigación, es que "el alcohol, incluso en pequeñas cantidades puede afectar a la visión, a la coordinación, al tiempo de reacción, a la percepción del riesgo, a la toma de decisiones, a las distracciones, a la precisión de las maniobras, a la fatiga, al comportamiento del conductor y un largo etcétera".

También afecta a los peatones

Es decir, que beber "es un predictor claro de que van a sufrir un siniestro", recalcó el experto. En este sentido, el estudio concreta que el número de conductores muertos que dan positivo en alcohol sobre el total de conductores fallecidos creció "de manera significativa" entre 2018 –cuando fueron el 26,5% del total– y 2023 –cuando representaron el 32,7%, casi uno de cada tres–. 

Pero los peatones tampoco se libran de los efectos del alcohol: alrededor de cuatro de cada diez de los que fallecieron en accidentes viales también dieron positivo en el análisis de toxicología, la mitad por alcohol. También van al alza: de 2018 a 2023 pasan de ser 23, el 16% del total, a 58, el 29%.

El informe recoge que con esta tasa de 0,2 gramos en sangre, que recomienda también el European Transport Safety Council, el índice de mortalidad en siniestros por cada 1.000 millones de kilómetros-vehículo fue de 3,5 en Suecia en 2022 y de 3,1 en Noruega, frente al 7,8 de España. Son 22 y 21 fallecidos por millón de habitantes, respectivamente, frente a los 36 de España y la media de 46 de la Unión Europea.

Controlar mejor que multar

Ahora bien, la investigación subraya que "se ha comprobado en diferentes países que cuando bajaron las tasas a 0,00 sin ninguna otra actuación, fracasaron rotundamente en el control de los siniestros causados por el alcohol". 

Aquí es donde hace hincapié en la necesidad de potenciar medidas complementarias como reforzar los controles de alcoholemia, "especialmente en zonas urbanas" y "con una estrategia aleatoria y altamente visible"; la "generalización" de los controles que miden tanto alcohol como drogas; implantar reformas legales para sancionar "de forma más eficaz" el policonsumo, la inversión en campañas de concienciación ciudadana o el "fortalecimiento" de la educación vial desde las autoescuelas.

Y aunque recalca que la "necesidad y eficacia" de las multas es "incuestionable" – en los meses posteriores a haber tenido un sanción, el riesgo de sufrir un siniestro "se reduce en más de un 35%", apunta–, incide en que un control policial "muy publicitado, visible y frecuente" da "mejores resultados" que la aplicación de sanciones más severas, "sobre todo cuando las cuantías de las multas ya están en límites aceptables, como es el caso de España", asegura. "En general inhibe más la conducta de beber y conducir".

En datos, en 2023 se pusieron 13.194 denuncias por positivos en alcohol en Galicia, 4.367 de ellas en la provincia de A Coruña, 2.203 en Lugo, 1.321 en Ourense y 5.303 en Pontevedra.

Educar a los reincidentes

En la toma en consideración la propuesta de ley en el Congreso el 18 de marzo, el PNV destacó que en la nueva redacción del texto había retirado la mención la posible retirada del carné a los alcohólicos reincidentes.

El informe también alude a esta cuestión, advirtiendo que la bajada de la tasa de alcoholemia o el endurecimiento de las sanciones tienen, en realidad, "un impacto limitado –cuando no nulo– en el comportamiento de los conductores alcohólicos".

En cambio, contrapone que llevar a cabo programas específicos de reeducación vial y tratamiento sanitario "pueden resultar realmente eficaces para modificar sus conductas de riesgo". Con todo, cita otras investigaciones que defienden que "si estos programas no llegasen a tener éxito, estaría justificado prohibirles conducir".

En cualquier caso, recomienda a la DGT aplicar para ellos "los mismos principios" que ya se aplican ahora, adaptándolos a las nuevas tasas.

¿Y por qué no una tasa de 0,0?

El informe recalca que "la mejor garantía" para la seguridad en la circulación es la tasa 0,00 de alcoholemia, pero admite que, en la práctica, "es inviable", debido a que hay alimentos –frutas que fermentan, bombones con licor, flambeados...–, medicamentos y bebidas sin que pueden contener trazas de alcohol, "lo que puede generar falsos positivos". 

De hecho, señala que "bastantes" de los países que en su normativa tienen contemplada una tasa de alcoholemia 0,00, en la práctica solo sancionan cuando el conductor da en la prueba ciertos valores superiores a cero.

En vista de ello, explica que "se ha podido comprobar en laboratorios sofisticados" que una tasa de 0,2 gramos en sangre "se elimina con mucha rapidez y prácticamente no tiene efectos sobre la conducción", al afectar "solo de manera leve" a algunas actividades cognitivas muy complejas que no se dan al volante.