Javi Otero, el gallego que convive con cuervos y lobos: "Estoy hecho para ser salvaje"
Cuando Javier Otero Mouriño (Vilagarcía de Arousa, 1988) tenía siete años, su hermano le trajo a casa una cría de paloma. A partir de ahí, supo que su vida estaría ligada a los animales. "Iba al colegio con ella en el hombro y ella volvía sola a casa, y yo salía con mucha ilusión, pendiente de que al llegar a casa estuviera ella allí esperándome", recuerda con nostalgia. A los once, encontró un arrendajo mientras repartía pan con un panadero. Y la historia se repitió: cuidado, vínculo, entrega.
Hoy, Javier se hace llamar Anubis Dimitri en redes sociales y ha convertido esa pasión infantil en un estilo de vida tan extremo como coherente. Vive con cuervos, un halcón sacre, un perro lobo checoslovaco y lleva, siempre, la naturaleza por bandera. "Lo que aprendí sobre mí mismo con los animales era lo que ya sabía, que estoy hecho para ser salvaje, libre y naturaleza, playa y montaña y nada más", afirma.
No trabaja, bucea
"Yo no trabajo", dice sin rodeos. Y lo argumenta: "Tengo un hobby que es bucear y me pagan por ello. Y puedo dedicar toda mi vida a los animales". El arousano es buzo profesional, porque le permite tener lo que más valora: el tiempo, lo único que no se puede comprar con dinero.
Sus jornadas en el mar no pasan de un par de horas. Lo justo para sostenerse sin venderse. "Prefiero estar trabajando debajo del agua antes que en una oficina", asegura Javier.
Vladimir, Dimitri, Petrusca y Anubis: una familia no humana
Su día gira en torno a su manada. Anubis, la perra lobo, vive con él desde hace siete años. "Protege mucho a los cuervos y a la nueva integrante de la manada, que es Petrusca, un pollo de halcón sacre. Cuando se acerca un perro extraño, se pone en medio, incluso gruñe si ve que alguien se acerca demasiado", explica Javier.
Dimitri, un cuervo que lleva dos años con él, y Vladimir, que adoptó de una familia de Sabadell, completan la curiosa pandilla. "Desarrollan una comunicación, un lenguaje no verbal entre ellos, que entienden. De hecho, Vladimir está enamorado de Anubis y está todo el día haciéndole una extraña danza de cortejo", cuenta entre risas.
"Los cuervos no son para nadie. Ni siquiera para mí"
A menudo recibe preguntas de seguidores que sueñan con tener un cuervo como mascota. Su respuesta es tajante. "Los cuervos requieren unos cuidados específicos más que cualquier otra ave, ya que son los animales más inteligentes del planeta, por encima de los orangutanes y de los chimpancés", asevera.
"Cualquiera puede comprar un cuervo, pero el 99% acaban regalándose, escapándose o en una jaula el resto de su vida. Los cuervos no son para nadie. Ni siquiera para mí", advierte, explicando todas las necesidades de estas míticas aves.
Contra el sistema, la ley y las instituciones
Javier no se muerde la lengua cuando habla de las instituciones públicas que, en teoría, deberían proteger a los animales salvajes. Su desconfianza hacia Seprona y Medio Ambiente es absoluta. "Ya no colaboro con nadie porque son unas instituciones de pandereta, no hacen una mierda", afirma con rotundidad.
Asegura que los centros de recuperación de fauna apenas ofrecen garantías reales para los animales. "Tú llevas un pájaro con un ala rota y en vez de curarlo y soltarlo, lo duermen. Salvo que sea una especie espectacular, lo sacrifican. La jeringuilla está a la orden del día", asegura.
Vivir sin jaulas: legal no es lo mismo que moral
Otero plantea una reflexión ética que pone patas arriba la legislación actual: "Tú encuentras un cuervo salvaje con una patita rota, lo llevas a casa, lo cuidas, lo vuelas todos los días, le das una alimentación buena… Estás haciendo algo ilegal. Pero comprar un loro y meterlo en una jaula de medio metro por medio metro es legal"..
Sin vida social por el amor a la naturaleza
Le molesta el discurso de quienes sueñan con otra vida, más cerca de la naturaleza, pero no se atreven a dar el paso. "La gente dice: 'ay, yo quiero monte, quiero montaña, quiero animales'… Pues hazlo. Somos libres. Te coaccionas tú solo con ese trabajo de ciudad". Él lo tiene claro: "No tengo vida social apenas. Porque en mi escala de prioridades está verdaderamente la naturaleza".
Las redes: escaparate y herramienta
Su perfil en Instagram (@anubis.dimitri) acumula miles de seguidores, para ser exactos, más de 350.000 solo en esta red social. Subió como la espuma tras viralizarse varios vídeos mostrando su convivencia con los animales. Él lo toma con naturalidad. "La compartía igual cuando tenía mil seguidores. Simplemente para grupos de WhatsApp que tienen pájaros y tal. Luego se hizo viral, cojonudo, pero no cambio nada de mi día a día", indica.
¿Se puede vivir así?
Muchos le preguntan cómo empezar una vida como la suya. Su respuesta es demoledora. "Yo no saqué un máster de adiestramiento de cuervos. Simplemente es mi pasión desde niño. Si tu pasión son los bolos o el tenis, juegas a los bolos o al tenis. En mi escala de prioridades, por encima de todo, están los animales. Es así", explica.
Y remata: "No puedo dar ningún consejo. Vete a pasear por el bosque, eres dueño de tu vida. Si quieres naturaleza, tenla. Es gratis".