El empleo, la llave que abre el rural vaciado en Galicia y España
Ante el reto demográfico que atenaza a Galicia, que desde 1996 perdió cerca de 37.000 habitantes, son varias las iniciativas que afloran para tratar de atraer población a concellos cuyo censo va a menos.
El propio Consello de Contas llamaba la atención en los últimos días sobre la magnitud del desafío, con 94 concellos en riesgo de despoblación en los que la falta de ingresos repercute, en muchos casos, en unos servicios públicos deficientes, lo que socava su atractivo a la hora de atraer nuevos vecinos. En resumidas cuentas, es la pescadilla que se muerde la cola.
Lo que dicen los datos es que en los últimos 28 años solo dos de cada diez concellos han ganado población, con el foco puesto en las ciudades y sus áreas metropolitanas, las principales villas costeras de la Mariña lucense, algunos enclaves industriales como Boiro, Cee, Ribeira u O Barco de Valdeorras y algunas capitales de comarca como Verín u O Carballiño.
La radiografía también revela que el 79% de los municipios –un total de 247– no llega a los 8.200 habitantes que el Consejo de Europa fija como garantía para la prestación de servicios sociales, aunque eleva a 10.400 el nivel que ve deseable para unas arcas saneadas.
En esta tesitura, afloran programas como Holapueblo, Habita Rural o la plataforma Vente a Vivir a un Pueblo, que conviven con otras iniciativas activadas a nivel local y también desde la Xunta.
Habita Rural
"Habita Rural é un proxecto de intervención comunitaria que busca dar solución a dúas necesidades fundamentais: as extensas bolsas de persoas en situación de vulnerabilidade nas cidadades e un rural baleiro, envellecido e carente de servizos", explica Brais Pérez, responsable del área de emprendimiento de Ecos do Sur.
La oenegé –que a día de hoy cuenta para el programa con financiación de la Consellería de Política Social, la Fundación La Caixa y de los concellos participantes– facilita el traslado de personas dispuestas a mudar su proyecto vital del entorno urbano al rural. Para ello, realizan un itinerario personalizado de inserción, que implica "vivir no territorio durante un periodo formativo dun mínimo de tres meses", como refiere Pérez.
En los cursos se enseñan oficios con demanda en las zonas de asentamiento. El programa arrancó en 2021 en Muras, Ourol y Xermade y ahora se han sumado Curtis, Sobrado y Vilasantar. Una quincena de personas se han insertado ya en estas zonas.
"O perfil dos participantes son migrantes que, na maioría dos casos, no seu país de orixe vivían en zonas de campo e que queren residir no rural en Galicia", refiere Pérez, que constata que se han interesado desde trabajadores del agro, hasta enfermeras o abogados. "En xeral, trátase de xente de entre 30 e 45 anos, con moitas ganas de aportar a súa experiencia para construir comunidade".
¿Qué oportunidades se les ofrecen? La demanda se concentra en granjas de vacuno de leche, la atención y cuidado de personas mayores, la hostelería y la rehabilitación de viviendas. Y con la incorporación de Curtis, el representante de Ecos do Sur señala que se abren oportunidades laborales en las industrias del polígono.
Si bien el objetivo del programa es digno de encomio, surgen dificultades. Una es la "escaseza practicamente total" de medios de transporte públicos. Pérez señala que hay quien se ve en la tesitura de "perder un día completo para un desprazamento de 60 kilómetros", sin encontrar opción de regreso en el mismo día "en moitos casos".
La otra gran traba con la que se topa la oenegé es "a falta de vivenda de calidade en aluguer" o de opciones diferentes como el arrendamiento con derecho a compra o la cesión por un periodo de tiempo a cambio del arreglo de desperfectos.
Holapueblo
Otras 17 personas miembros de siete familias se han asentado en otros siete municipios a través de Holapueblo, la plataforma creada a nivel estatal por Almanatura, Redeia e Ikea en 2019 para llevar al rural a emprendedores.
Hasta el momento, Navia de Suarna ha sido el núcleo por el que más personas han apostado, un total de siete. Otras tres se han instalado en Bóveda, mientras Castrelo de Miño y Combarro han convencido a dos, en cada caso, y Parada de Sil, Ribas de Sil y O Incio han sumado un nuevo vecino. "Todos son españoles, a excepción de una familia argentina", señalan desde Redeia.
Entre los frutos está la creación de dos negocios de diseño y producción textil y un espacio de creación artística. Y se están cocinando más proyectos de autoempleo, mientras otros trabajan por cuenta ajena.
Se trata, en resumen, de inyectar savia nueva a municipios deseosos de resistir.
"Quiero conjugar en mi marca el norte de Argentina y Galicia"
La idea de la fusión entre culturas, tan manida a la hora de hablar de migración, se hace materia en el proyecto que ha llevado a Gabriela Fiori desde La Caldera, en la provincia argentina de Salta, a Combarro. Su intención de crear una marca de moda que "conjugue las dos culturas, la del norte argentino y la de Galicia", convenció a los responsables de Hola Pueblo de que era una candidata perfecta.
Fiori no tenía "miedos" ni "inseguridades" para cruzar el charco y empezar una nueva vida. "Soy nieta
de italianos inmigrantes: llevamos en el ADN estar moviéndonos y siempre nos sentimos en casa", explica. Además, sus creaciones de cinturones y bolsos ya le habían llevado por numerosas ferias internacionales. "No es nuevo para mí estar fuera y adaptarme".
Fiori ya estaba dándole vueltas a la idea de emigrar cuando en 2022, "viendo un noticiero", descubrió Hola Pueblo. Así pues, se postuló para la tercera edición del programa y, tras resultar seleccionada, pudo instalarse en España en 2023 junto a su hijo Tomás, que tiene 23 años.
La elección de Combarro como destino responde a motivos prácticos: su proyecto de negocio pasaba primero por la realización de un máster en Deseño e Dirección Creativa en Moda en el campus de Pontevedra.
"Abocada cien por ciento al estudio", este año remata el máster y, a partir de ahí, empezará a buscar financiación para su firma. Puede que la lleve a cabo en Combarro, puede que en otro pueblo de la iniciativa. En todo caso, no lejos. "Me enamoré de esta zona, así que por acá me voy a quedar", dice.
"Hay granjas abandonadas en Xermade y me gustaría emprender"
A sus 38 años, el exmilitar venezolano José Manuel Lozada llegó a Galicia hace algo más de un año como solicitante de asilo.
En octubre, de la mano de Ecos do Sur comenzó el curso del proyecto Habita Rural en Xermade, donde recibe formación sobre manejo de ganado y ordeño con la cooperativa Clun. El aprendizaje –que incluye la vivienda, la manutención y una ayuda para transporte– acabará este mes y hay opciones de contratación en la granja en la que realiza su particular "pasantía".
"Es un negocio familiar y son personas muy agradables que trabajan en armonía. Están muy coordinados y organizados", refiere este ingeniero agrónomo de formación. Pero para poder lograr el contrato, lo primero es el permiso de trabajo, que tardará hasta febrero. Le sorprende lo "lenta" que va la burocracia, cuando "uno viene con la óptica de ganarse el pan honradamente y aportar su granito de arena".
"Deberían tener en cuenta esta problemática de la documentación cuando hay comunidades como esta, abandonadas por su misma gente, y que gracias a proyectos como estos se pueden volver a repoblar", reflexiona.
A gusto en un concello "bonito y muy tranquilo", Lozada aspira a poder alquilar una casa y traer desde Ecuador a sus dos hijos y a su mujer, que también fue militar.
En el largo plazo, le gustaría "dar vida a Xermade a través de algún emprendimiento", pues se formó en elaboración e quesos y, además, es consciente de que en la zona "hay granjas abandonadas" o gestionadas por gente mayor a las que podría insuflar oxígeno renovado.