El hambre también está en la mente

Los científicos de la USC Rubén Nogueiras y Sara Martínez, quinto y sexta por la izquierda, respectivamente. EP
El cerebro influye directamente en la flora intestinal y puede incluso 'engañar' al organismo, según un estudio europeo en el que participan científicos de la USC

El apetito no solo se despierta por la falta de alimento; también es una cuestión mental. Y no solo obedece a experiencias sensoriales como la vista o el olfato —un plato atractivo o un aroma agradable, por ejemplo— o a estados anímicos como el estrés o la ansiedad, sino que hay áreas del cerebro que influyen directamente en las bacterias del intestino.

A esta novedosa conclusión acaba de llegar un estudio liderado por el Centro Singular de Investigación en Medicina Molecular (CiMUS) de la USC, junto a científicos del Clínic de Barcelona y de la Universidad de Lovaina, en Bélgica.

"Certas neuronas hipotalámicas son capaces de modificar a composición da microbiota intestinal en cuestión de horas", explican Sara Martínez y Rubén Nogueiras, los dos representantes de Galicia en el proyecto, que ha sido publicado en la prestigiosa revista médica Nature Metabolism.

No en vano, "este descubrimento representa un cambio de paradigma que amplía a regulación da microbiota intestinal máis alá da dieta e os ritmos circadianos", añaden.

Lo que han dicho las pruebas en ratones

Las pruebas científicas, que fueron realizadas en ratones de laboratorio, arrojaron que modificar ciertas áreas del cerebro tiene un impacto en las bacterias del intestino, que reaccionan como si hubieran recibido nutrientes aunque no se haya ingerido ningún alimento. Como resultado, envían mensajes al cerebro diciéndole que el cuerpo está lleno o no ha recibido ningún alimento, cuando en realidad esto no es así. Una especie de engaño al intestino.

"Os nosos resultados mostran que o cerebro pode regular de maneira moi rápida, en dúas horas, os tipos de bacterias que habitan o intestino, o que podería dalgún modo ser importante para os axustes entre comidas e, a longo prazo, o control do peso corporal", explican los investigadores del CiMUS.