
El delegado de Loterías y Apuestas del Estado en A Coruña Miguel Reija y su hermano Manuel, responsable de la administración de San Agustín, declararon este viernes en el juzgado como investigados en el caso de la Primitiva sin dueño, porque los responsables de las pesquisas sospechan que el primero pudo encubrir al segundo para apropiarse mediante engaño de un boleto millonario hace 7 años.
Además de los hermanos Reija, la magistrada también llamó a comparecer en la fase de instrucción a cuatro personas que en 2012 ostentaban cargos directivos de la Sociedad Estatal de Loterías y Apuestas del Estado, pero ellos declararán en enero por videoconferencia, según fuentes consultadas por Efe.
Manuel Eugenio Reija, a quien se investiga por una presunta estafa y apropiación indebida, según una letrada de la acusación, prestó declaración durante casi tres horas ante la titular del juzgado de instrucción número 7 de A Coruña. Su hermano Miguel lo hizo durante casi dos horas, y en ambos casos, rodeados de una gran expectación entre los medios de comunicación a las puertas del juzgado.
La clave es saber si Manuel Eugenio le dijo al agraciado que no tenía premio para quedarse con el boleto
Después de siete años de indagaciones en los que numerosas personas han dicho ser las agraciadas de un boleto premiado con 4,7 millones de euros, las pesquisas apuntaron a que pudo ser el lotero Manuel Eugenio Reija el que, mediante engaño, se apropiase del resguardo de un cliente, ya fallecido.
Según estas pesquisas, los hechos se remontan a junio de 2012, cuando la administración de loterías número 44 situada en Carrefour, en la coruñesa avenida de Alfonso Molina, recibió el aviso de que se había sellado de manera automática un boleto de Primitiva ganador y cuatro billetes más que, supuestamente, pertenecían al mismo cliente.
El portador de esta Primitiva acudió a comprobar todas sus combinaciones a otro despacho, el de San Agustín, regentado por el ahora investigado, el día 2 de julio de ese año. No habría recibido la comunicación de los 4.722.337,75 euros que le correspondían, pero sí que obtuvo tres euros por la siguiente apuesta. Según un informe policial al que tuvo acceso Efe, supuestamente el lotero le habría comunicado que el recibo no tenía premio y se apropió del mismo, aunque Manuel Eugenio Reija sostiene que se encontró el resguardo encima del mostrador de su establecimiento y que antes de tirarlo comprobó si había sido agraciado.
Reija solicitó cobrar el premio, aunque se abrió una investigación que llevó a analizar las huellas dactilares de aquel billete. Hasta años después no se logró determinar que el agraciado era un hombre, ya fallecido, que trató de acreditar su legitimidad, según el informe policial.
Mientras, Miguel Reija aseguró que "tenía muchísimas ganas después de siete años de tener la oportunidad de explicar por primera vez realmente todo el proceso". "Y eso es lo que he hecho", dijo a la salida del juzgado.