Luis Cea: "Se pierde la memoria sobre zonas que se inundan cada 20 o 30 años"

En la Galicia de los 10.000 ríos, las mareas vivas y los trenes de borrascas, prevenir y controlar las inundaciones es esencial. El Grupo de Investigación de Enxeñaría da Auga de la Universidade da Coruña, del que forma parte este ingeniero hidráulico, trabaja en modelos matemáticos para predecirlas mejor y mitigar sus riesgos.
Luis Cea Gómez (Santiago, 1977), en el laboratorio del Grupo de Enxeñaría do Auga e Medio Ambiente. EP
photo_camera Luis Cea Gómez (Santiago, 1977), en el laboratorio del Grupo de Enxeñaría do Auga e Medio Ambiente. EP

¿Qué circunstancias determinan que una determinada zona urbana sufra riesgo de inundación? 
Las demarcaciones hidrográficas –en la comunidad son la Galicia-Costa, dependiente de la Xunta, y la del Miño-Sil–, que son las que gestionan las inundaciones, realizan estudios de toda la red fluvial y, en base a dónde se estima que puede llegar el agua, establecen qué zonas están en riesgo. También se tiene en cuenta la vulnerabilidad de la zona según los usos del suelo: un área de bosque se descarta porque ahí no se producen daños, pero una urbana, en la que puede haber viviendas, colegios, parques... sí posee esta consideración. Se contemplan asimismo las precipitaciones, la topografía, el tamaño del río y el caudal que circula; que haya oleaje o temporal en el mar... Porque hay tres tipos de inundaciones: las pluviales, que son las generadas por la lluvia; las fluviales, generadas por el desbordamiento de un río, y las costeras, generadas por el nivel del mar. Y Galicia presenta la complejidad de que en muchos núcleos se producen las tres al mismo tiempo. 

¿Cómo trabajan sus modelos matemáticos en este aspecto? 
Predicen cómo se mueve el agua por encima del terreno, ya sea en una ciudad o en un río. Son modelos que hoy en día están muy desarrollados, porque se lleva trabajando en ellos muchos años, pero la mayor dificultad es que los denominados forzadores, es decir, lo que provoca la inundación, son variables climatológicas con un importante componente estadístico, aleatorio, que dan más problemas a la hora de predecirlas. Así, tenemos que saber si va a llover o qué oleaje va a haber para afinar el modelo lo más posible. 

¿Y con qué tipo de información se alimentan estos algoritmos? 
Hay dos tipos de datos. Por un lado, cuando queremos identificar cuáles son las áreas con mayor riesgo de inundación para tomar medidas de protección o establecer limitaciones en el uso del suelo, se utilizan datos históricos. En las demarcaciones hay sensores que miden variables hidrológicas y climatológicas, como los caudales, las lluvias y el nivel del mar. Son datos de muchos años que nos permiten estimar cuál es la probabilidad de que un punto se inunde. Y por otro lado están los sistemas de alerta temprana, que consisten en prever qué va a pasar mañana, pasado mañana o dentro de tres días, un poco como las agencias meteorológicas. Nosotros utilizamos esa previsión para alimentar los modelos y saber qué caudal va a llevar un río, si va a hacer que desborde, a dónde va a llegar ese agua y con qué calado y velocidad. Con ello podemos alertar a Protección Civil para establecer medidas.

Ahí aparece ese proyecto Saturno en el que están trabajando. 
Saturno es el acrónimo de Sistemas de Alerta Temprana frente a inundaciones pluviales en entornos URbaNOs. Es un proyecto financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación con una duración de tres años. Con él buscamos la mejora de los sistemas de alerta temprana existentes para, en concreto, inundaciones pluviales en zonas urbanas. También tiene una parte de divulgación y concienciación, como por ejemplo con las visitas de institutos a nuestro laboratorio. El objetivo es que la gente sea capaz de reconocer si vive o tiene propiedades cerca de una zona potencialmente inundable. Porque hay zonas que, aunque no se inundaron en los últimos diez años, eso no quiere decir que no pueda ocurrir, puesto que hay donde ocurre muy frecuentemente y donde sucede cada veinte o treinta años. Y se pierde esa memoria. Por otro lado, el problema de las zonas urbanas es que no están ligadas a un cauce, sino que el alcantarillado no es capaz de desaguar el agua de escorrentía de las calles, la cual no puede filtrarse por el suelo de cemento y hormigón, acumulándose en los puntos con mayor depresión. Además, al ser una superficie lisa y a veces con mucha pendiente, puede coger mucha velocidad, conformando lugares más peligrosos. 

Muchas muertes ocurren por tratar de cruzar con el coche cauces pequeños por donde parece que sí se va a poder pasar"

¿Hasta qué punto se pueden evitar estas inundaciones, vista la importancia del factor natural?
Las demarcaciones hidrográficas y la administración hacen un trabajo a medio o largo plazo en las zonas con riesgo de inundación, como son Caldas, Carballo, Ponteceso, Sada, Vilagarcía... En ellas se identifican las causas de las inundaciones y, según el caso, se van tomando medidas como eliminar obstáculos de un cauce, aumentar su capacidad, poner motas de protección, reforestar y renaturalizar en lo posible, desviar el agua hacia zonas menos vulnerables... Son acciones que implican estudios, obras e inversión, y las zonas inundables son cientos. Es decir, que son medidas que llevan un tiempo, pero se están haciendo de forma continua. 

¿Y qué se puede hacer ante una inundación que está al llegar? 
Lo único que se puede hacer es tener un sistema de alerta temprana que permita prever la inundación y avisar a Protección Civil y a la población para que no se acerque a las zonas peligrosas. O que no coja el coche, porque muchas de las muertes y los accidentes graves se producen por tratar de cruzar pequeños cauces por donde parece que se va a poder pasar, pero el coche pierde adherencia y se lo lleva la corriente. En industrias, explotaciones ganaderas o propiedades privadas también se pueden poner barreras temporales en los puntos por donde puede entrar en agua, algo más habitual fuera que en Galicia. Además, los embalses son un elemento de protección muy importante, porque sirven para reducir el caudal máximo del río que discurre aguas abajo. Por eso no pueden estar al cien por cien en época de inundaciones, para poder almacenar parte de ese agua.

Un grupo de técnicos municipales observa una proyección de zonas inundadas en un núcleo urbano
Un grupo de técnicos municipales observa una proyección de zonas inundadas en un núcleo urbano. EP


"Se estima que su coste anual en Galicia está entre 5 y 10 millones"

¿Siguen produciéndose atrocidades urbanísticas como permitir instalaciones en terrenos con riesgo de inundación? 
Ahora se controla muchísimo. En 2007 salió una directiva europea que luego se plasmó en un decreto en España en 2010. Y hay otro de 2016 que regula los usos en las zonas de flujo preferente: aquellas por donde, en caso de avenida, bajaría la mayor parte del caudal del río y se produciría el mayor porcentaje de daños. Ahí no se puede hacer casi nada. Toda actuación o modificación del terreno debe tener permiso de la demarcación hidrográfica y es muy difícil que se autorice, porque no es solo que se anegue la infraestructura que se construya ahí, sino que esta afecte al discurso de la avenida y provoque que se inunden otras áreas. Pero antes era muy habitual y casi todas las llanuras de los ríos están urbanizadas. La presión sobre los cauces es brutal. Galicia, donde hay muchos ríos subterráneos en su desembocadura, incluso tiene localidades costeras donde se ha urbanizado encima de un cauce, como Sada, Cee o Vigo. Y es muy difícil de gestionar, porque es complicado cambiar los usos de una zona urbana ya consolidada. 

¿Qué impacto económico tienen estos fenómenos?
Con los datos del consorcio de compensación de seguros que indemniza por riesgos extraordinarios puede calcularse que cuestan unos 200 millones al año en España y entre 5 y 10 en Galicia. Pero es una estimación, porque estos solo cubren bienes asegurados y los de titularidad pública, como las carreteras, muchas veces no lo están. Y luego están las perturbaciones que generan, desde la interrupción de servicios hasta la pérdida de vidas. 

¿Perciben que vayan a más con el cambio climático? 
Es complicado de prever, porque influyen los factores económicos, el control de las emisiones... Está claro que el nivel del mar está subiendo y las temperatura ambiental y del agua también. El efecto sobre las lluvias es más difuso. Los estudios parecen indicar que cada vez son más frecuentes los periodos de lluvias extremas, aunque es difícil fijar conclusiones porque hay una variabilidad natural y el registro de años es limitado. Los pronósticos de futuro coinciden en que podrían ir en aumento, pero hay incertidumbre.

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