De una parroquia gallega con menos de 500 vecinos a revolucionar la industria del videojuego

María Rey. EP
La historia de María Rey es la de una mujer que venció el síndrome del impostor para liderar el desarrollo de un innovador videojuego con Klang Games

María Rey Sampayo nació en Limodre, una parroquia del municipio coruñés de Fene, que no supera los 500 habitantes. Desde pequeña, mostró una profunda conexión con el mundo del arte y la cultura. Como la menor de cuatro hermanos, además de heredar la ropa, "heredaba sus consolas", lo que le permitió, en pequeñas dosis y con acceso limitado, comenzar a familiarizarse con el universo de los videojuegos

En un entorno donde el gaming no parecía una opción profesional, su futuro en esta industria parecía una quimera. De hecho, recuerda con nostalgia que "cuando llegué a la universidad, en España no existían másteres en videojuegos, y ni siquiera conocía a alguien que trabajase en este sector. Para mí, trabajar en ello ni siquiera era una opción realista".

Con el paso de los años, María dejó atrás su casa y se adentró en el mundo académico. Optó por una carrera más convencional: Filología Inglesa en la USC, buscando una vía que le ofreciera estabilidad. Posteriormente, se especializó con un máster en A Coruña, centrado en el inglés técnico y su aplicación en sectores como la traducción especializada, la creación de páginas web y el desarrollo de terminología técnica. Lo que no sabía entonces es que esas habilidades serían clave para su futuro, aunque de una forma completamente inesperada.

Una mudanza a Madrid como germen de su trabajo

El destino la llevó a Madrid, siguiendo a su pareja, uno de sus mayores apoyos. En la capital, comenzó a buscar trabajo y, por casualidad, vio una oferta de tester para Electronic Arts en el departamento de localización. "Como me apasionaban los idiomas, pensé: 'Voy a probar suerte'". Y fue en ese momento cuando su carrera en la industria de los videojuegos echó a andar, aunque no terminó en el departamento de localización, sino en el de certificación. Así comenzó su viaje en un mundo que, años antes, nunca habría imaginado que sería el suyo.

Hoy, tras más de una década en la industria y con una carrera consolidada, María lidera operaciones y producción en la empresa Klang Games, el estudio que está desarrollando Seed, un MMO (videojuego multijugador masivo en línea) que promete revolucionar la forma en que interactuamos en mundos virtuales empleando la IA en un ecosistema dinámico. Pero su trayectoria no ha estado exenta de obstáculos.

El síndrome del impostor y su lucha por encajar en el sector

Desde el inicio de su carrera como profesional en el mundo del gaming, María sintió que no encajaba del todo. Se esforzaba el doble, se exigía más que nadie, pero seguía sin sentirse suficiente. "Me costaba aceptar el feedback positivo y pensaba que mis logros eran simplemente suerte", explica. Cuando surgían oportunidades de promoción, eran sus amigos y su pareja quienes la animaban a postularse, porque ella misma no se sentía preparada.

Fue su manager, Isabelle, quien le puso nombre a lo que estaba viviendo: síndrome del impostor. Al principio, María pensó que podía ser algo positivo. "Me hacía esforzarme más y ser perfeccionista", expone. Pero con el tiempo entendió que, lejos de ayudarla, la estaba consumiendo. "No me sentía cómoda compartiendo mis opiniones. Perdía demasiado tiempo en detalles sin importancia. Sobreanalizaba cada error", comenta echando la vista atrás.

Tomó la decisión de trabajar en ello. Con ayuda de su coach profesional, Patricia Sotomayor, empezó a gestionar sus inseguridades y a entender el origen de esa sensación de no estar a la altura. El proceso no fue inmediato, pero los cambios fueron evidentes. "Mi carrera cambió muchísimo. Incluso mi vida cambió", afirma. Hoy, no solo se siente más segura y en calma, sino que también ayuda a otras personas que atraviesan lo mismo. "Poder compartir mi experiencia y tener un impacto positivo en los demás es de lo mejor que me ha pasado en mi carrera", señala la de Limodre.

Seed: un juego que pretende ir más allá del entretenimiento

Actualmente, María está inmersa en el desarrollo de Seed, un ambicioso MMO de simulación de humanidad. En este mundo virtual, no hay NPCs –un personaje no jugable– ni pantallas de carga: cada habitante es un ser con personalidad propia. "Los habitantes del juego siguen con su vida incluso cuando tú no estás conectado. Toman decisiones, forman relaciones, crean comunidades y moldean el mundo a su alrededor", explica Rey.

Más que un videojuego, Seed es un experimento social. Un mundo digital "vivo" que evoluciona constantemente y donde los jugadores no solo juegan, sino que se sumergen en una nueva realidad. La coruñesa se prepara para el lanzamiento en la segunda mitad de este 2025. La magnitud del proyecto hace que cada decisión tenga un impacto enorme en su desarrollo, y María lo sabe bien.

Una imagen del videojuego en desarrollo. EP

En los últimos meses, el equipo ha crecido de forma exponencial. Klang Games comenzó con siete personas en España y, gracias al programa de incubación Start IN Up –donde Klang está acelerándose junto a otras 58 empresas– ya son quince, con previsión de seguir expandiéndose. Ahora cuentan con una sede en el Development Center del Campus del Videojuego​ –unas oficinas "preciosas" cerca de Casa de Campo, en Madrid–, algo que ha mejorado la cohesión del equipo y la agilidad en la toma de decisiones.

Pero el apoyo de Start IN Up no solo ha sido logístico. "Nos ha dado acceso a formación con expertos en marketing, liderazgo, economía del juego y producción. Nos conecta con otras empresas y nos da visibilidad, que es clave en esta industria", dice Rey.

El futuro del gaming: más comunidad, menos toxicidad

Para María, el futuro del videojuego va más allá de la innovación tecnológica. Los juegos no solo deben ser experiencias individuales y defiende la creación de espacios donde las personas se sientan parte de algo más grande: una gran comunidad.

Sin embargo, también reconoce que hay desafíos importantes por delante. Uno de los más preocupantes es la toxicidad en las distintas comunidades. "Todavía queda mucha toxicidad. Muchas mujeres evitan identificarse como jugadoras porque la experiencia online puede ser muy desagradable", critica. "Como desarrolladores tenemos la responsabilidad de cambiar esto", incide.

España y Galicia tienen el talento suficiente para la industria

María está convencida de que en España y, también, Galicia hay un talento increíble en videojuegos, pero falta reconocimiento. "¡El resto del mundo todavía no lo sabe!", exclama. Para ella, lo más importante es que los estudios emergentes se hagan oír. "Se están haciendo cosas chulísimas, con equipos de muchísimo nivel, pero falta que se escuchen más esas historias", afirma. 

De la estabilidad a la adrenalina de una startup

Tras casi 15 años en una gran empresa, María tomó una de las decisiones más difíciles de su carrera: dejar esa estabilidad para unirse a Klang Games. "Pensaba que me iba a jubilar allí", rememora. Pero cuando surgió la oportunidad de formar parte del desarrollo de Seed, decidió arriesgarse con la intención, claro, de seguir cumpliendo sueños en la industria.

María Rey durante una charla. EP

El cambio fue enorme. Pasó de un entorno corporativo consolidado a una startup donde cada día traía un reto diferente. "Si tuviera que describir lo que sentí al dar el salto, diría que vértigo", dice. Pero también descubrió algo que no había experimentado antes: la posibilidad de ver el impacto directo de su trabajo. "Las decisiones que tomamos hoy pueden cambiar completamente el rumbo del proyecto, y eso es muy emocionante", concluye.

Un futuro con un claro propósito

María sigue centrada en llevar a su 'hijo', Seed, al éxito, pero también sueña con algo más: fortalecer la industria del videojuego en el país. Quiere ver equipos con más autonomía, capaces de desarrollar proyectos desde cero y no solo ejecutar tareas para estudios extranjeros. "No solo deberíamos ser mano de obra, sino creadores con voz propia", reivindica la gallega.

También sueña con acercar a los profesionales del sector, fomentar la colaboración entre estudios y romper el aislamiento que muchas veces limita el crecimiento del sector. Y, más allá de eso, quiere llevar el coaching al mundo del gaming. "Es una industria con mucha presión y entornos exigentes. Poder ayudar a la gente dentro de este sector sería algo que me haría muchísima ilusión", finaliza.

Sabe que su historia puede inspirar a muchas jóvenes que, como ella, alguna vez sintieron que no encajaban. A ellas les lanza un mensaje claro: que confíen en sí mismas, que no dejen que sus miedos les frenen y que recuerden siempre que tienen mucho que aportar. Sea el ámbito que sea.