Psicoanálisis lacaniano en la USC para abordar los malestares del siglo XXI

Facultade de Filosofía de Santiago. USC
Rosa Vázquez Santos y Francisco Conde Soto son parte de los ponentes en una jornada organizada por la Facultade de Filosofía de Santiago para abordar problemas psíquicos en la infancia y adolescencia, la influencia de la escuela o la maternidad

La Facultade de Filosofía de la USC acoge este viernes Malestares do século XXI. I Xornada compostelá de psicanálise lacaniana, una jornada centrada en el pensamiento psicoanalítico lacaniano para abordar algunos de los principales síntomas contemporáneos: el malestar psíquico en la infancia y la adolescencia, el auge de los diagnósticos en el aula, la medicalización del sufrimiento y los nuevos desafíos que atraviesan hoy a la maternidad.

Organizadas en colaboración con la sede en A Coruña de la Escuela Lacaniana de Psicoanálisis (NEL), las sesiones cuentan, entre otros ponentes, con la intervención de la psicoanalista Rosa Vázquez Santos y el profesor y también psicoanalista Francisco Conde Soto. Ambos defienden la necesidad de escuchar el síntoma más allá de las etiquetas clínicas y poner el foco en la singularidad del sujeto.

Rosa Vázquez Santos y Francisco Conde Soto. EP

El síntoma como señal de época

"El malestar psíquico es el precio que pagamos por vivir en sociedad, por habitar el lenguaje", señala Rosa Vázquez. Desde la mirada lacaniana –fundado por el francés Jacques Lacan–, los síntomas que hoy aparecen en niños y adolescentes no pueden comprenderse sin tener en cuenta el discurso familiar y el contexto social que los atraviesa. "Los niños son síntomas de su sociedad y también de sus familias, pero sobre todo son sujetos de pleno derecho", recuerda Francisco Conde.

Diagnósticos en el aula: entre la urgencia y la escucha

Ambos ponentes coinciden en que la escuela se ha convertido en el lugar donde cristalizan muchos malestares contemporáneos. "No es que la escuela sea la causa del sufrimiento, pero cuando se rige por un ideal de rendimiento homogéneo que no respeta las diferencias, contribuye a acentuar los síntomas", señalan.

Frente al aumento de diagnósticos como el TDAH o el TEA, los analistas apuestan por una lectura individual de cada caso. "No negamos el diagnóstico, pero no puede borrar la singularidad del niño. Hay una urgencia por clasificar que no siempre beneficia al sujeto", dicen.

También alertan de una creciente intolerancia social hacia el juego, el movimiento o el comportamiento que no se adapta al estándar, lo que convive con una invasión de pantallas e hiperestimulación. "Hay que preguntarse caso a caso por el sentido del síntoma y qué arreglos menos sufrientes pueden encontrarse", añaden.

¿Demasiada prisa por medicar?

Uno de los puntos más debatidos es la posible medicalización excesiva del sufrimiento psíquico. "El fármaco no es enemigo, pero muchas veces se usa como única vía cuando faltan espacios para hablar", apuntan. Desde su experiencia clínica, observan cómo en algunos casos el uso de psicofármacos responde más a una necesidad institucional de controlar o desangustiar que a una función terapéutica real. "El psicoanálisis no busca borrar el síntoma, sino interpretarlo. Tirar de él para encontrar una verdad del sujeto", defiendieron.

Maternidad bajo presión

La jornada también abordó los malestares actuales en torno a la maternidad. "Las madres están hoy sometidas a una exigencia de rendimiento que puede resultar asfixiante: ser madres perfectas, profesionales exitosas, compañeras ideales… Todo a la vez", explicó Rosa Vázquez.

A eso se suma una tendencia a responsabilizar a las madres de cualquier dificultad en la crianza y una forma de cuidar que, en ocasiones, "puede tapar la pregunta por el propio deseo".

Frente a extremos que van desde el abandono a la sobreprotección, los psicoanalistas reivindicaron una mirada que permita a niños y niñas enfrentarse a los enigmas del mundo, sin silenciar su angustia ni negarla con etiquetas.

Más allá del diagnóstico

Rosa Vázquez presenta una ponencia centrada en el recorrido que va "del síntoma al goce, pasando por el fantasma". Aunque son conceptos complejos del psicoanálisis lacaniano, los explicó como herramientas para ayudar al sujeto a situar su sufrimiento y a tomar posición frente a él. "El objetivo del análisis no es eliminar el malestar, sino saber algo más sobre ese goce que, muchas veces, se esconde en los propios síntomas", concluye.