La soledad no deseada atenaza a 92.800 gallegos y cuatro de cada diez superan los 65 años

Dos personas mayores. AEP
El Ige revela que esta losa crece entre los jóvenes con más fuerza que entre los mayores. Con todo, los gallegos son mayoritariamente felices

Traducir a números el estado emocional y la percepción social de cuestiones como la salud, la solidaridad, el civismo o la confianza en nuestro entorno es la tarea a la que se ha entregado el Instituto Galego de Estatística (Ige), que ha sondeado 19.309 personas de más de 16 años que conforman 9.216 hogares. En una sociedad envejecida, en la que el rural sigue vaciándose y en la que el individualismo se extiende como una mancha de aceite, el informe revela que la soledad no deseada avanza. En 2024, 92.778 gallegos afirmaban sentirse solos "siempre o casi siempre", lo que equivale al 3,9% de la población y refleja un incremento del 3,7% en relación a la edición de 2019.

Aunque los gallegos que dicen permanecer del todo ajenos a este sentimiento son mayoría — 59,4%—, lo cierto es que también van a menos, pues en 2019 más del 62% de los encuestados afirmaron no sentirse solos nunca.

Lo que revela la estadística es que la soledad no buscada penaliza en mayor medida a quienes peinan canas, pues el 38,8% de los gallegos que declaran cargar siempre con este aislamiento superan los 65. En 2024, eran 36.042 los que se encontraban en esta situación, un 0,8% más que en 2019 y una cifra que supone el 5,1% de su grupo etáreo. Aunque sean más en número, no se puede perder de vista la progresión de un fenómeno que entre los más jóvenes, en la cohorte de 16 a 19 años, se disparó un 10% en cinco años y repuntó hasta un 19% entre los 30 y los 44.

El estudio del Ige refleja otro parámetro: que la soledad tiene rostro de mujer, pues ellas son el 61% de quienes cargan con este sentimiento de abandono, que la Xunta pretende combatir con una estrategia que incluye herramientas como un teléfono gratis (900 830 831) operado por la Cruz Roja para personas que deseen hablar con una voz amiga.

Otro dato llamativo es que, si bien es cierto que atenaza en mayor medida a los hogares integrados por una sola persona —son el 38,3% de los que admiten percibirse siempre o casi siempre solos—, este sentir se ensancha entre las familias monoparentales —son el 17,2%, frente al 12,8% de 2019—, entre las parejas sin hijos (12,5%) e incluso entre las que tienen descendencia (21,1%).

¿Son felices los gallegos?

Con todo, el Ige certifica que, en términos generales, los gallegos son mayoritariamente felices, una sensación que invade "siempre o casi siempre" al 61% de la población. Aquí también hay diferencias entre jóvenes y mayores, pues se trata de un estado experimentado por el 53,9% de los mayores de 65, una cota que roza el 67% entre los menores de 44.

Así las cosas, el Ige cifra en un 7,3 sobre 10 el grado de satisfacción con la vida de los gallegos.

La salud de las relaciones personales es otra variable sometida a análisis. Y según los cálculos del Ige 76.083 gallegos no tienen a nadie con quien hablar de temas personales, de los que el 41% (un total de 31.197) superan los 65 años. En caso de enfermedad son 18.550 los que asumen que no tendrían a nadie para cuidarlos. Y de precisar ayuda económica, son 30.624 los que dan por hecho que tendrían ninguna puerta a la que tocar.

El estudio toma el pulso, además, de la frecuencia con la que los gallegos se sienten desanimados o deprimidos. Son 154.746 los que dicen padecer esta losa siempre o casi siempre, un 2,7% más en cinco años.

¿Qué entienden los gallegos por ser un buen ciudadano?

La amplia encuesta que el Ige desarrolló recabando datos en el segundo trimestre de 2024 contiene otro dato curioso. Describe los elementos a los que los gallegos otorgan más peso a la hora de definir lo que entienden por un buen ciudadano. En una escala del 0 al 10, un 84,7% de los participantes ven de suma importancia "ser honesto y responsable". El siguiente 'valor' necesario para lograr el 'título' es respetar las opiniones de los demás; por encima del cumplimiento de las leyes (67,4) e incluso de evadir impuestos (64,8%).

Sorprende que ser solidario resulte muy relevante para ser un buen ciudadano solo para un 56,6% de la población y que votar en las elecciones sea un requisito ineludible solo para un 44%.

El grado medio de confianza de los gallegos en el sistema político se plasma en una puntuación de 3,4 sobre diez, lo que da una idea del avance de la desafección hacia los partidos. La nota que se llevan las formaciones políticas en el estudio del Ige es inferior a la que se otorga a las instituciones religiosas (3,97). Las fuerzas y cuerpos de seguridad son la institución que merece más confianza (7,1), seguida del Ejército (6,8).