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Grandes temas humanos

Este 2023, Louise Glück cumplió 80 años. Quiso siempre ser poeta. Bendita ambición. Louise Glück es poeta. En el año 2020 fue galardonada con el Premio Nobel de Literatura. La Academia Sueca reconoció "su inconfundible voz poética que con austera belleza hace universal la existencia individual".
Louise Glück. SHAWN THEW (EFE)
photo_camera Louise Glück. SHAWN THEW (EFE)

Hay una fotografía de ella delante de su casa, en Cambridge, vestida de negro, con mascarilla también negra, ocultando cualquier detalle expresivo que podría haber servido de arranque de cualquier crónica. El mundo en la pandemia. Debido a la cancelación de todo encuentro humano, la solemne ceremonia de entrega de premios tuvo que ser suspendida.

Glück envió online su discurso de aceptación, que fue publicado en la web de la Academia: "Aquellos de nosotros que escribimos libros probablemente deseamos llegar a muchos. Pero algunos poetas no ven llegar a muchos en términos espaciales, como en el auditorio lleno. Ven llegar a muchos de forma temporal, secuencial, muchos a lo largo del tiempo, hacia el futuro, pero de alguna manera profunda estos lectores siempre vienen solos, uno por uno ...creo que al otorgarme este premio, la Academia Sueca está eligiendo honrar la voz íntima y privada, que la expresión pública a veces puede aumentar o extender, pero nunca reemplazar". Podemos empezar a buscar esa voz en su biografía.

 Nació en Nueva York, en 1943. Mucho antes, sus abuelos paternos, de origen judío, habían tomado la decisión de emigrar a Estados Unidos: "Mi padre era el hermano mayor y el único varón entre cinco hijas, y el primer hijo nacido en este país. Sus padres habían venido de Hungría. Yo no conocí a los padres de mi padre; sí conocí a sus hermanas. Mujeres aguerridas, dogmáticas en casi todo, que se esforzaron en ir a la universidad". Su padre quiso ser escritor, pero le faltó perseverancia y confianza en sí mismo. Acabó dedicándose a los negocios y Louise Glück tuvo, a lo largo del tiempo, lo que parecen sentimientos ambivalentes con respecto a las elecciones de su progenitor. "Al crecer, sentí pena por su decisión. Creo ahora que, en lo que respecta a mi padre, sufro ceguera, porque veo en él mis propias debilidades". En cuanto a su madre: "Mi madre era una especie de líder moral que podía abarcar cualquier trabajo, una responsable política". Y también: "Ella era tenaz e invencible. Mi madre era una jueza". Y, además: "Fue ella quien leyó mis poemas y relatos y, más tarde, los ensayos que yo escribía para la Universidad; yo vivía de su aprobación, la necesitaba".

Así las cosas, con un padre soñador, aunque apocado, y una madre firme, que ambicionaba el éxito de sus dos hijas, Louise, junto con su hermana, fueron creciendo entre la valentía y la opresión, entre la potenciación de sus talentos y un miedo progresivo a cualquier atisbo de fracaso. Un número importante de la poesía que vendrá hará referencia a esa infancia. En las biografías existen puntos marcados con un color diferente, un signo de admiración o un interrogante. Son cosas que salen, de algún modo más o menos voluntario, según las historias, en forma de algo que tiene que ver con las personas en las que nos acabamos convirtiendo. En la historia de Louise Glück, emergen en forma de poemas.

Uno de esos puntos es la muerte prematura de una hermana mayor: "Fui su segunda hija, pero la primera en sobrevivir". Otro punto es la experiencia de la infancia y adolescencia. Ya desde muy temprano leía con entusiasmo y, también pronto, empezó a escribir: "Yo pude leer pronto y quería, desde una edad temprana, hablar a mi vez. Antes incluso de poder vivirlos, una niña como yo podía sentir cuáles son los grandes temas humanos: el tiempo y las pérdidas que acarrea, el deseo, la belleza del mundo".

Quiso ser pintora, pero intuyó que no era lo suficientemente brillante. Y después cayó en la anorexia. Anorexia nerviosa. Dicen los expertos que es "un trastorno de la conducta alimentaria que se caracteriza por una restricción de la ingesta, lo que da lugar a una considerable pérdida de peso que se mantiene por debajo del mínimo esperable para la edad, sexo o el desarrollo evolutivo de cada paciente, hasta llegar en ocasiones a un estado de grave desnutrición". Lo que dice Louise Glück es esto: "La tragedia de la anorexia, diría yo, es que no tiene afán de destrucción de una misma, aunque a menudo la destrucción es el resultado. Su intención es construir, de la única forma posible y con medios muy limitados, un yo plausible". Que es un poco lo mismo que nombrar los grandes temas humanos, el tiempo y las pérdidas que acarrea, el deseo, la belleza del mundo.

Tenía 16 años, a los trece ya había enviado su primer libro a una editorial. No fue publicado, pero el dato nos puede dar la medida de su ansia. Dejó de comer y le rondó la muerte. Y ese acercamiento fue otro punto marcado, uno que determinaría su futuro. "Y, por fin, un día, le dije a mi madre que tal vez debería acudir yo a un psicoanalista". Y acudió: "Comencé a visitarlo en el otoño de mi último año en el instituto; cinco meses después, fui sacada de la escuela. Y durante los siete años siguientes, el análisis fue todo lo que pude hacer con mi tiempo y mi mente; sería imposible para mí hablar de la formación de una escritora sin mencionar este proceso".

Experimentó, durante esos años de terapia, el bloqueo del escritor. Más tarde escribiría: "He deseado, desde la temprana adolescencia, ser poeta: durante más de treinta años he tenido que atravesar muy vastos silencios". De manera esporádica, a trozos de tiempo, cursó talleres de poesía y se matriculó en la Universidad de Columbia, aunque no acabó sus estudios. Sin embargo, conoció allí a dos poetas, Léonie Adams y Stanley-Jasspon Kunitz, que marcaron su futuro como escritora.

"Así que yo escribía, por aquel entonces, los poemas de mi primer libro, según la fuente de inspiración que eran para mí aquellos profesores, aquellos lectores". En 1968 fue publicado con el título de Firstborn (Primogénita) y recibió una beca de la Fundación Rockefeller. Se mudó a Vermont y comenzó a dar clase en el Goddard College tras haber ganado el primero de los premios que empezarían, a partir de ahí, a llegar asiduamente. Fue allí, en Vermont, donde escribió su segundo libro, The House on Marshland (La casa en Marshland). Se suceden más y más puntos cardinales que quedarán en la memoria de Louise Glück, en su piel, en sus huesos. Dos matrimonios difíciles, dos divorcios. Un incendio furioso que casi acabó con todo. La muerte de su padre. Su siempre compleja relación con su madre.

Todo ello pasará a formar parte de un entramado poético construido íntima, cuidadosamente, con las palabras que quedaron o las que cayeron o las que nunca fueron dichas. Publicó Triumph of Achilles (La victoria de Aquiles), con el que ganó varios premios y, ya en la década de los 80, escribió un libro central, que llevó por título Ararat, como así se llama el cementerio judío de Nueva York donde recientemente habían enterrado a su padre.

Después, el silencio. Un gran silencio de dos años durante los cuales no hizo otra cosa que cuidar las plantas de su jardín. De allí, de las flores, de las hojas, de la tierra, salió el Premio Pulitzer. Cincuenta y cuatro poemas que conformaron The Wild Iris (El iris salvaje), su libro más conocido, en el que los grandes temas humanos, el tiempo y las pérdidas que acarrea, el deseo, la belleza del mundo, ahora sí, suficientemente vividos, son voces atravesadas por la naturaleza.

Los años 90 fueron los de la consagración. A pesar de una nueva oscuridad, que conllevó otro libro. Meadowlands (Praderas), donde, tras su segundo divorcio, se hizo preguntas: "¿Qué puedo yo decirte que no sepas/ para volver a hacerte temblar?". Al nuevo siglo llegó ataviada de prestigiosos premios. Comienza a considerarse su obra poética como un todo merecedor del más alto prestigio.

Y la vida continúa pasando y con ella, la poesía de Louise Glück. En 2014 ganó el Premio Nacional del Libro; en 2016, la Medalla Nacional de Humanidades; en 2019, el premio Tranströmer; en 2020, el Premio Nobel. Y, atención, sigue escribiendo.

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