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El debate

Imagen del Debate a Seis que moderó Xabi Fortes.
photo_camera Imagen del Debate a Seis que moderó Xabi Fortes.

AH, LOS debates. Estamos convencidos de que es mejor gobernante quien gana una discusión tabernaria. No importan los proyectos, los mensajes o los programas. Tan trascendentales son los debates que hay quien quiere hacer leyes para regularlos. En un debate se decide quién tiene mejor discurso, mejor dicción o mejor ritmo. Es como un duelo entre caballeros, que no suele haber mujeres. Al acabar hay encuestas urgentes para decidir quién ha ganado el debate, como si eso convirtiera a alguien en un mejor líder. Es una tradición medieval: nos medimos usted y yo en un duelo y el que le parta la cara al otro tiene derecho a administrar el condado. ¿Por qué lo hará mejor que el adversario? Pues porque lo ha vencido en una discusión televisada. Nada importa quién tiene mejores ideas. Quién tiene un proyecto que beneficie a la mayoría de la gente, quién viene a servir al pueblo, quién tiene a un equipo solvente. Lo que hay es que ganar una discusión.

Ya que las cosas son así y son comúnmente aceptadas, yo me quito el sombrero ante los profesionales de la RTVE que se han mojado en este tema, y por presentar a un protagonista personalizo el asunto en nuestro Xabier Fortes, quien conducirá el próximo lunes el primero de los duelos. Se jugó la cara y la carrera defendiendo, como hace cada día, la pluralidad, la utilidad y la independencia de los medios públicos. Lo entrevistamos para este periódico hace unos ocho o nueve meses, cuando se supo que iba a presentar Los desayunos. Me dijo, entre otras cosas, que se había mojado con los Viernes negros defendiendo un modelo ejemplar de televisión pública y que ahora que volvía a la primera línea tendría que dar ejemplo. Lo hizo ante la primera dirigente de la cadena, lo hizo ante Pedro Sánchez y sus vaivenes y hasta peleó con su futuro profesional, pero lo hizo. Eso fue porque es hijo de Xosé Fortes, que se jugó la libertad y la vida defendiendo la democracia. Salvó la vida y perdió la libertad durante unos años, pero por el camino sus hijos e hijas, todos y todas enormemente cabales, aprendieron que vale la pena ejercer la dignidad. A Xabi Fortes los amigos de verdad le llamamos Fortiños, a él y a todos sus hermanos, porque el Fortes auténtico es Xosé, el padre, y sus hijos y el resto de la humanidad somos aprendices.

Pues Xabier y sus compañeros y compañeras plantaron cara y consiguieron lo nunca visto: que Pedro Sánchez parara los pies, girara en redondo, como cantaban Los Enemigos, y aceptara un debate que no quería. Finalmente lo habrá el lunes. Es cierto, como dicen los socialistas, que es una anomalía y una mala idea celebrar dos debates en dos días, pero también es verdad que la culpa es del PSOE, que ha dedicado los últimos días a tratar de manipular a la televisión pública y a la directora de la cadena, Rosa María Mateo, que fue día a día cambiando de idea para seguir las instrucciones de Sánchez.

Bien, finalmente el presidente cedió a las presiones de sus adversarios y de los profesionales de TVE. No le quedó otro remedio. Así que asistiremos a dos encuentros entre cuatro candidatos para decidir quién discute con mayor soltura; quién da mejor cara ante las cámaras, quién se ha preparado la frase más ingeniosa, quién es más guapetón. Y en base al resultado, millones de indecisos, más de un 40% según las encuestas, resolverán su voto.

Los debates debieran estar prohibidos. No gobernará mejor quien gane un debate, como demuestra a diario Donald Trump. El ganador de una discusión puede ser un perfecto imbécil con dotes para la oratoria o para el ejercicio de la demagogia, pero en fin. Tendría el mismo sentido que compitieran bailando, cantando o haciendo malabares con seis naranjas, pero si aceptamos erróneamente que los debates son importantes para decidir un voto, debemos aceptar que se celebren en una televisión que es de todos y ya de paso, podemos decir que la dirigencia de la RTVG, ya que se mete usted en harina, podría tomar ejemplo y escuchar a los profesionales que cada semana se visten de negro para reclamar libertad de información, derecho restringido en lugares como Galiza o Turquía. Bien por el premio José Couso.

Acabamos antes de que la cosa se nos vaya de las manos, que ya se nos ha ido, creo. La intención, bastante burda, de Pedro Sánchez, de manipular a televisión del pueblo, le ha estallado en las narices y eso es bueno para todos. Los periodistas de TVE han demostrado que no son manipulables y han dejado desnuditos a todos aquellos que, a veces diciéndolo en voz alta, sostienen que los medios públicos deben estar al servicio, bien de quien gobierna, bien de quien no gobierna. Estamos ante una victoria nunca antes vista de la información sobre el poder. Una victoria aplastante del periodismo que debemos agradecer a quienes han puesto la cara sabiendo que podían partírsela. Y esto, créame usted, es la herencia que hemos recibido de buena gente como Xosé Fortes. Si al final, hay gente de la que se aprende.

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