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Vacaciones a plazos

Solo en junio, se pidieron prestados 2.889 millones en créditos al consumo en un país con 41 millones de tarjetas en circulación
Tarjetas. EP
photo_camera Tarjetas. EP

A nuestro alcance en un clic, en menos de 24-48 horas y, en muchos casos, con un análisis de riesgo poco exigente, la contratación de créditos al consumo se ha disparado este año. Ya sea para hacer frente a la compra de electrodomésticos, cambiar de coche o para irse de vacaciones, los datos del Banco de España indican que, solo en junio, las entidades prestaron 2.889 millones de euros mediante esta modalidad, un 7,7% más que en el mismo mes de 2022. El crecimiento se eleva al 8% si se analiza el importe de las nuevas operaciones realizadas en el conjunto del primer semestre, con 15.829 millones prestados. De mantenerse la progresión en la segunda mitad del año, se superarán los 29.924 millones de 2022.

En un escenario en el que el mercado laboral presenta síntomas de desaceleración, pese a que el número de cotizantes sigue en máximos, el riesgo está en caer en el sobreendeudamiento sucumbiendo, por ejemplo, en los riesgos del buy now, pay later si se abusa del pago aplazado de las compras sin controlar los gastos.

La subida de los tipos de interés acarreada por la política monetaria del Banco Central Europeo no disuade, por ahora, a los consumidores. Y eso a pesar de que, en junio, a las nuevas operaciones de crédito con un plazo de amortización de hasta un año se les aplicó una tasa del 4,26%, frente al 3,41% del año pasado, un interés que se pasó del 7,09 al 8,25% en el caso de los créditos a devolver en entre uno y cinco años y del 6,97 al 8,47% en la financiación a más de cinco años.

En total, en el ecuador de 2023, los españoles adeudaban más de 189.141 millones a las entidades en préstamos personales, al consumo o rápidos, una cifra sin parangón en la serie, que arranca en 2012. Por cabeza, toca a 3.912 euros.

Dentro de este epígrafe entran los 11.806 millones pendientes de devolver que fueron contratados a través de tarjetas de crédito o revolving, un saldo vivo que ha crecido un 3,4% en un año pese a que los intereses de esta financiación superaban el 18% en junio y a que se trata de una fórmula que ha generado desvelos a más de uno. Y es que, como explica el Banco de España, se trata de un tipo de tarjeta con un límite de crédito en el que ese saldo pendiente de devolución se renueva cada mes de tal manera que disminuye con el pago de cuotas y aumenta si, por ejemplo, se hace un reintegro en un cajero se paga una compra con el dispositivo. No se puede perder de vista que con ello se generan más intereses, comisiones y otros gastos, que se financian conjuntamente.

Para evitar disgustos, el supervisor recomienda solicitar información periódica al banco, como por ejemplo un cuándo terminaríamos de pagar lo que debemos si no tiramos más de la tarjeta revolving ni modificamos la cuota o cuánto ahorraríamos en intereses si aumentáramos el importe de lo que devolvemos cada mes.

Lo cierto es que la morosidad asociada a los créditos al consumo ha aumentado en el inicio de 2023. En el primer trimestre, el Banco de España clasificaba con la etiqueta de dudoso cobro 4.062 millones, lo que refleja un incremento de 89 millones con respecto al último trimestre de 2022 y provoca un aumento de la tasa de mora asociada a este producto del 4,2 al 4,35%.

Y mientras crece la demanda de crédito al consumo, la deuda hipotecaria se ha reducido en 7.200 millones en el último año, hasta los 481.496 millones contratados para la compra de vivienda.

En un país en el que hay en circulación 41,46 millones de tarjetas de crédito, un 11% más que en 2019, antes de que irrumpiese el covid, el refranero nos da una clave que no por básica deja de ser valiosa, pues lo cierto es que "no hay que extender la pierna más de lo que da de sí la sábana".

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