Álvaro de la Vega: "O Camiño marca fisicamente porque cansa e fai sufrir"

El escultor de Paradela exhibe obra sobre peregrinas en La Catedral 1
Álvaro de la Vega, entre sus nuevas obras. VICTORIA RODRÍGUEZ
photo_camera Álvaro de la Vega, entre sus nuevas obras. VICTORIA RODRÍGUEZ

Hace treinta años Álvaro de la Vega era pintor. "Despegueime das paredes no ano 92", comentaba ayer en la sal, a La Catedral I de Lugo, donde inauguró la exposición Mulleres no Camiño, con una quincena de tallas y otros tantos dibujos de mujeres que caminan hacian Santiago.

Mientras habla dibuja dos peregrinos en el Camino a lápiz y bolígrafo. Como están de espaldas no se sabe si son mujeres u hombres. El escultor de Paradela sube y baja unas gafas negras de pasta porque no acaba de decir se puede trazar mejor los detalles de las mochilas  con ayuda de las lentes o sin ella. "Eu debuxo moito, todo o tempo", remarca. Le interesa más el movimiento, el esfuerzo, y las tallas de madera le permiten trasmitirlo mejor. "Eu non son crente, poño xente que se move. A espiritualidade ten que poñela o espectador que crea". La faceta jacobea que le atrae no es tanto la religiosa, "como a do movemento" porque "o Camiño marca fisicamente porque cansa e fai sufrir".

Ese vigor que exige caminar cientos de kilómetros lo refleja en que cada peregrina lleva a sus costas una mochila, unas piernas de repuesto, unas alas, una silla, un martillo y clavos de batea. Sobre estas puntas indica que las usa porque están limadas y oxidadas por la sal marina y el viento. Las propias maderas que trabaja con sus manos anchas proceden de bateas y están hechas con eucalipto. De la Vega deja los colores naturales —azules que se acercan al negro— en las tallas y les añade otras tonalidades suaves en amarillo o rosa para forzar el contraste entre la tosquedad de la madera y la ligereza del color.

Cuando sale a la puerta de la galería y tiende la cara al sol suave de la tarde abre la cremallera de la chaqueta gris que deja ver una camisa de color Semana Santa. Recuerda los cófrades que hizo para Viveiro. "Gústanme os encargos, obríganme a pensar doutro xeito". Las peregrinas también nacen de una petición que le hicieron en Santiago.

Al fondo de La Catedral muestra su capricho: un zoótropo que gira con dos ruedas de bicicleta. En el interior giran 24 dibujos de mujeres con bastón caminando.

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