Pich: "Este año habrá un chute de energía en la economía con los fondos de la UE"

Santiago fue el escenario este jueves y viernes del II Encuentro Internacional de Economistas Contables. La necesidad de aumentar la calidad de la información financiera y en materia de sosteniblidad para acceder a los fondos Next Generation centró un foro en el que también hubo espacio para tratar los desafíos que plantea la gestión del dinero que llegará de Europa. El presidente del Consejo General de Economistas de España, Valentí Pich, aborda algunos temas candentes.
Valenti Pich
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Contando los 26.000 millones presupuestados para 2022, los 13.200 que no se ejecutaron en 2021 y los 11.000 transferidos a las autonomías pero que todavía no han llegado al tejido productivo, este año los fondos europeos deberían suponer una inyección en la economía de 50.000 millones de euros. ¿Lo ve factible?

Posiblemente el Reino de España se autoexigió demasiado. Nos planteamos la aplicación de los primeros 70.000 millones en tres años, mientras la mayoría de países fueron a plazos más largos. Supongo que ante la magnitud del desastre de la pandemia y las consecuencias económicas se pensó que era muy necesario correr. Pero es la primera vez que la UE cambia de estrategia y sale a pedir dinero y ha mutualizado esta deuda, lo que significa que nos endeudamos todos para prestar. Por ello, había que determinar en qué condiciones se iban a dar estos fondos, qué criterios se iban a pedir, cómo distribuirlos y controlarlos. Y la gestión de todo esto ha tardado, imprimiendo un retraso de un año. También influye que somos un Estado descentralizado y se tomó la decisión de que un 50% va a las autonomías, lo que introduce más trámites. Pero el responsable último es el Estado, aunque el dinero lo emplee una autonomía o ayuntamiento. Algo positivo fue que se modificó la ley de contratación pública y de subvenciones para agilizar la contratación. Con todo, es razonable pensar que vamos a tener un chute de energía importante en la economía en forma de dinero este año. 

En un foro celebrado recientemente en Santiago, un empresario llamaba al Gobierno a tomar como ejemplo a Portugal, donde los fondos Next Generation ya comenzaron a llegar a las empresas, mientras aquí todavía no han visto un euro...

Aunque no conozco en detalle el caso de Portugal, esto de los fondos es más delicado de lo que pensamos. Acepto las opiniones como que se diga que deberíamos haber planteado un organismo independiente que gestionara todo esto o que no tendríamos que haberlo planteado en tres años, o que existe falta de comunicación y explicación. Pero, por cada euro que llegue a cualquier país habrá que saber dónde lo ponemos y cumplir las condiciones para luego no tener problemas. Cualquier empresa interesada tiene que saber que para conseguir una subvención hay que ir a un concurso público, explicar lo que se quiere hacer y que todo ello conlleva un proceso. No es ningún regalo, pues la UE nos deja dinero y también espera que movilicemos dinero privado. Cada uno debe tener las líneas de su negocio claras y lograr una subvención que le ayude a poner el turbo a proyectos que ya tenía. Este no es un modelo asistencial como el de las ayudas del covid, que eran para resistir.

No es ningún regalo; la UE nos deja dinero y también espera que movilicemos recursos privados

La Xunta insiste en reclamar una mayor cogobernanza. ¿Sería necesario ahondar más en ello?

Son unos fondos para que los países le pongamos el turbo para que nuestra actividad económica no perjudique al medio ambiente y la sostenibilidad sea un elemento de competitividad y para acelerar la digitalización. Los grandes planes estratégicos, los Perte, superan la esfera regional o local. Otra cuestión es que digamos: nosotros tenemos descentalizadas unas cosas, cuanto más rápido sepamos lo que hay que hacer, más rápido podremos actuar. De lo que se trata es de que la economía sea competitiva en su conjunto y lo local es un factor, pero no el único.

Este mes, el comité de expertos seleccionados por el Ministerio de Hacienda debería presentar su propuesta de reforma fiscal. ¿Qué esperan?

Quien manda es el Gobierno y este comité, en el que hay una mezcla de expertos del mundo económico y del jurídico, lo que va a hacer es un documento bastante extenso con reflexiones. Por composición, no esperemos recetas. El Ministerio de Hacienda cogió a una serie de expertos –y se puede discutir si deberían ser estos u otros--- que han estado trabajando y harán un documento en el que marcarán lo que pasa en el mundo, esto es, las diferentes tendencias. Y concurre otro factor, pues estamos al final de una legislatura y veo complicado que haya cambios gordos.

¿El Gobierno debería transitar por la armonización de los impuestos cedidos a las comunidades?

Si somos un Estado federal, autonómico o descentralizado existe una tensión entre el Estado central y los gobiernos federados, descentralizados, compuestos o autonómicos. Esto es así. El problema es cómo hacemos las reglas de juego. Lo que no puede ser es que seamos autonomistas cuando nos interesa y cuando no... Tiene que haber una competencia entre las autonomías. Si eres muy de izquierdas y crees que para ganar votos subes mucho los impuestos, después no te quejes si la gente no va a tu zona. Y al revés, si bajas los impuestos y luego resulta que tienes menos recaudación y no se produce una mayor actividad, tendrás que dar menos servicios.

Estamos al final de una legislatura. Veo complicado que se hagan cambios gordos en materia fiscal

¿Sería desacertado fijar tipos mínimos, por ejemplo, en el impuesto de sucesiones?

La primera cuestión es ver si tiene o no sentido el impuesto de patrimonio. Una vez que lo hayamos decidido, veremos el impuesto de sucesiones. En mi opinión personal, el impuesto de patrimonio, tal y como lo tenemos concebido, es bastante discutible. En cuanto al de sucesiones, hay un cierto consenso de la socialdemocracia y del mundo liberal-conservador, pues hay muchos países en los que existe este tributo, pero posiblemente con tipos mucho más bajos y con una horquilla para que cada uno haga lo que quiera dentro de ella. Lo que no puedes es decir: "voy a subir los impuestos a los ricos" para ganar las elecciones y luego, cuando se van, quejarte. Tampoco puede ser que yo baje los impuestos y luego, si tengo menos recaudación, quiera tener los mismos servicios. Veo muy complicado hacer cambios radicales a corto plazo.

¿Qué otros desafíos centran el debate en el foro organizado en Compostela por Economistas Contables y el Consello Galego de Economistas?

En el mundo anglosajón existe la expresión ‘accountability’, que es rendir cuentas. Hoy en día, estamos utilizando de una forma un poco espuria ciertos conceptos como el de sostenibilidad o el de igualdad. Resulta que cualquier empresa o administración tiene que reportar lo que hace sobre estos campos con la máxima seriedad y claridad y numéricamente, que es el papel de los contables. Si un ayuntamiento es sostenible, habrá que explicar qué hace exactamente. Vayamos con cuidado con el uso y abuso de estos términos, porque podemos provocar un cansancio y rechazo.  Hay que decir la verdad a la ciudadanía y, en las web de las administraciones y empresas, hay que reportar de forma numérica lo que se hace. Los contables son los que tienen que dar fe de esto.

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