José Carballo, de Arume: "Animo a invertir en la producción de madera porque se revalorizará"

Ahora que Galicia empieza a trazar una hoja de ruta para impulsar la industria forestal-madera, el presidente de la Fundación Arume tiene claro cuál debe ser el objetivo: ser como Baviera. Con apenas un tercio más de superficie forestal, en la región alemana el sector factura doce veces más que aquí
José Carballo, presidente de la Fundación Arume.EP
photo_camera José Carballo, presidente de la Fundación Arume.EP
Fruto de la unión de todos los eslabones de la cadena forestal, la Fundación Arume nació en 2019 para impulsar la recuperación del pino en Galicia y buscar mayor valor añadido para las coníferas. 

¿Hay una apuesta creciente por el pino entre los dueños de montes?
Espero que sí [ríe], porque dos tercios de la industria de la madera en Galicia se alimentan de las distintas clases de pino que tenemos. Y dos tercios del empleo que genera la cadena de valor derivan de la venta, transformación y comercialización de pino. También aproximadamente dos tercios de la aportación al PIB de la cadena de valor de la madera en la comunidad procede de las coníferas. 

Imagino de influyen mucho los precios y rentabilidad de esa madera.
La apuesta claro que tiene mucho que ver con la rentabilidad de producir madera de coníferas. Históricamente los gallegos teníamos en el bosque de pinos una especie de despensa. Hoy todos producimos aquella madera que más rentabilidad nos da. La de pino vivió una depresión a raíz de la gran crisis que se inició en 2008, pero se ha recuperado fabulosamente en los últimos años. Uno de los motivos es que adquirió un valor de mercado muy bueno. Hoy en Galicia el precio medio de la madera de rolla está en torno a 80 euros la tonelada puesta en fábrica. Es una muy buena rentabilidad y eso está estimulando la inversión en la plantación de pino. Además, desde Arume hemos marcado varios ejes de trabajo en el sector para mejorar la calidad de la planta. 

¿Con qué objetivos?
Uno de ellos es conseguir turnos de corta más reducidos. Es decir, que la madera crezca más en menos tiempo. Estamos intentando bajar con una genética mejor orientada a rotaciones o turnos de 22-25 años frente a los 30-35 que había hasta ahora. En segundo lugar, buscamos generar una madera de coníferas más adaptada a la industria que tenemos y, por lo tanto, con un porcentaje de aprovechamiento superior. Y también tratamos de obtener una madera más resiliente a las nuevas plagas que el cambio climático trae más allá de las convencionales. Esto se consigue con investigación y con tecnología que no existía en Galicia para mejorar la genética y reproducción vegetativa.


Buscamos que el pino crezca más en menos tiempo y obtener una madera más resiliente a las nuevas plagas
 

Los propietarios de los terrenos también pueden contribuir a través de la gestión forestal a que la madera tenga mayor calidad.
No vale solo con plantar, tenemos que analizar el tipo de tierra que es, ver qué especies le pueden ir bien, abonar, hacer claras, podas... hay que pasar, o ya se está pasando, a una silvicultura moderna y orientada a la productividad.
Otro de los ejes de acción de Arume pasa por conseguir que la madera tenga más valor. ¿Cómo?
Potenciándola por ejemplo en segmentos como la construcción, la decoración interior, las fachadas... todo a base de tecnologías que hasta ahora Galicia no tenía, como la viga laminada, el CLT o la madera termotratada. Buscamos valor para que la industria pueda pagar mejores precios a los propietarios y que estos se vuelquen en la plantación de pinos y reducir la huella de carbono en Galicia.

Hay mucho potencial para la madera en el sector de la construcción pero Galicia va más lento que otras comunidades y regiones europeas.
Va muchísimo más lento que otras regiones europeas, donde la cuota de construcción en altura con madera estructural en lugar de con cemento o acero alcanza niveles del 20 o 30%. En España nos llevan diez años de ventaja Cataluña, Navarra o el País Vasco. Y también Portugal va por delante. Galicia está despegando a través de las políticas públicas y de nuevas tecnologías, pero vamos con mucho retraso. La madera aporta ventajas que la industria de la construcción no tiene. Necesita materiales constructivos que emitan menos CO2 y eso se lo pueda dar la madera. Por otro lado, esta industria ha evolucionado muy poco en los últimos 100 años. La madera permite la industrialización de la construcción. Es decir, hacer casas de una manera industrializada y no exageradamente manual.


La construcción necesita materiales que emitan menos CO2 y mayor industrialización; la madera le ayudará
 

¿Hay desconocimiento y recelo?
Centroeuropa o los países nórdicos van mucho por delante porque aquí perdimos la cultura de la madera. Se necesita un cambio cultural que implique a los consumidores y promotores pero también a los arquitectos, pues no todos saben diseñar en madera estructural. La construcción con este material necesita cálculos muy exactos y mucho detalle. 

A partir de 2024, un porcentaje mínimo de los edificios públicos impulsados por la Xunta deberán tener su estructura de madera. Arume pide ir un paso más allá y replicar la medida en la vivienda pública.
Sí, planteamos que el 20% de las viviendas de protección oficial se edifiquen con estructura de madera.

¿Tener terreno forestal para plantar puede ser como tener un ‘tesoro’?
Yo animo a invertir en producir madera porque es un bien escaso en el presente, con déficit en Europa, y lo será más en el futuro. Creo que se va a revalorizar.

¿Qué retos tiene por delante la industria de la transformación?
La industria tradicional debe dedicar la madera a productos que el consumidor valore más y por los que pague más. Cualquier comunidad española mataría por tener una industria como la gallega, pero no nos podemos relajar. Aquí la facturación de la cadena de valor forestal-madera está en el orden de los 2.600 millones de euros al año y en Baviera, probablemente el mejor ejemplo europeo, con una superficie forestal similar a la gallega aunque algo mayor, mueve 30.000 millones. El plan estratégico que trazará Galicia para la industria forestal-madera debería marcar como objetivo ser como Baviera dentro de unos años.


 

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