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De Roncesvalles a Compostela (VII)

Cruceiro de Sto. Toribio. Al fondo Astorga. J.L.
photo_camera Cruceiro de Sto. Toribio. Al fondo Astorga. J.L.

13. De Sahagún a Reliegos 31,00 km

  Junio 2021. Viernes 4

    Desayuno con la algarabía de jóvenes peregrinos en un ambiente festivo, y tras despedirme de los PP Maristas que dirigen el albergue me pongo en marcha a las 8:00 y salgo de Sahagún a través del Puente Canto sobre el imprevisible río Cea, de origen romano pero totalmente reconstruido en el siglo XVIII por un camino que durante unos cinco km discurre otra vez paralelo a la N-120. Después de sortear varias veces esta carretera y caminar por ella un buen trecho, el resto de la etapa transita por una pista asfaltada y llana con jóvenes plátanos alineados en su margen izquierdo para darle sombra. Sigo en Tierra de Campos y los cultivos de cereal son infinitos. Asoman nubes de evolución que alternan sol y sombra y favorecen el caminar. Antes de llegar a Bercianos del Camino (km 10,7) me encuentro con la imponente cruz de mármol en memoria del peregrino alemán Manfred Kress Friedrich fallecido el 9 de junio de 1998 a causa de un infarto. Desde Roncesvalles el Camino va dejando a su paso los hitos de los que se han ido antes de concluir la ruta, señales que se iniciaron con la muerte de la belga Alice Craemer atropellada por un camión a la salida de Navarrete en julio de 1986.
En la actualidad la Ruta Jacobea está poblada de numerosos testimonios más o menos discretos, que perpetúan la memoria de los que no han podido llegar a Santiago, convertidos en pequeños humilladeros (milladoiros en galego) y hacer las veces de burdos altares para recibir el sentimiento solidario de los peregrinos mediante el depósito de piedrecitas, imágenes y demás objetos simbólicos y personales, transformándolos -como ya lo señaló el periodista Antón Pombo- en un cementerio lineal. Dejo atrás Bercianos y continúo por el rectilíneo camino sin fin cruzado por canales de riego y pequeños arroyos y salpicado de lagunillas hasta llegar a El Burgo Ranero (km 19,1) desde donde se divisan los Picos de Europa. En la Tienda de Pili compro agua y unos frutos secos y allí me tropiezo con Vicente, joven valenciano, mecánico de automóviles que recorre el Camino con una carretilla de estructura metálica y ruedas neumáticas con dos empuñaduras para empujarla. Construida por él, porta su gran mochila, saco, esterilla y tienda de campaña, porque  a no ser que el albergue sea de donativo pernocta siempre de acampada libre. Debatimos sobre las consecuencias que le puede ocasionar montar la tienda en lugares no autorizados y su razón concluyente es que hasta el momento no ha tenido  problemas ni nadie le ha molestado, posiblemente por su condición de peregrino, que anuncia con toda clase de simbología jacobea adherida a su macuto. Caminamos juntos  los 13 km restantes hasta llegar a Reliegos a las 17:30 oculto tras un repecho. Renombrado pueblo por haber caído un meteorito en 1947, posee abundantes palomares y donde aparecen las primeras bodegas del Camino excavadas en la tierra, parte fundamental en la vida cotidiana de los paisanos, en las que además de hacer y guardar el vino y conservar alimentos   son lugares de reunión para platicar, comer y beber. Yo me alojo en el albergue Las Hadas atendido por dos jóvenes y agradables mujeres y una traviesa y encantadora niña. Invito a Vicente a cenar un menú peregrino en uno de los bares del pueblo y   después se va a montar su tienda en el área de descanso para peregrinos a la salida del pueblo.

 14. De Reliegos a León 26,2 km

Junio 2021. Sábado 5

    A las 6:30 emprendo camino con el crepúsculo matutino a mi espalda y paso al lado de la tienda de campaña de Vicente que todavía duerme. Llego a Mansilla de las Mulas a las 7:50 y desayuno muy bien y barato en el bar del Albergue El Jardín del Camino.  Cruzo la Puerta del Castillo que forma parte de la muralla de cal y cantos rodados que aún persiste. Atravieso Mansilla hasta el puente sobre el Esla y continúo por un camino de zahorra paralelo a la N-601, entre canales, acequias y campos de remolacha y maíz. Alcanzo Villamoros (km 10,65) y alternando la peligrosa carretera con el camino natural desemboco en Puente Villarente sobre el río Porma que los peregrinos cruzamos sobre un sendero de madera paralelo al de piedra que tiene sus orígenes en el siglo XII. A partir de aquí el tramo se agrava con repechos continuos. Descanso en un área cubierta resguardado del sol antes de llegar a Arcahueja. Aquí el itinerario transita por una desordenada zona industrial desoladora, sucia y polvorienta que me dirige por  desvíos provisionales entre un caos de viales y obras hasta el Alto del Portillo donde atravieso la autopista por una pasarela peatonal que sustituye al antiguo Camino desaparecido. Más obras, más desvíos y más polvo bajo un sol abrasador y un ambiente sofocante de máquinas y movimiento de tierras tan solo protegido por la mascarilla de un bochorno irrespirable. Estoy ya en Puente Castro, barrio de León a la otra orilla del río Torio que vadeo a través de otra pasarela peatonal paralela al puente construido por Carlos III una vez derruido el anterior a 2,5 km del centro de León donde me dirijo por la aburrida avenida del Alcalde Miguel Castaño hasta llegar al casco antiguo a las 12:30. Lo primero que hago es sacarme unas fotografías con el fondo de la Catedral. Conozco bien León y hubo una época en que acudía todos los años en Semana Santa a matar judíos (beber limonada mezclada con clarete) y salir el Jueves Santo en la procesión laica del entierro de Genarín, la fiesta pagana más conocida de la Semana Santa leonesa que se conmemora en honor de Genaro Blanco Blanco (Genarín), personaje notorio, pellejero, borracho y visitante asiduo de burdeles y tabernas, que en marzo de 1929 fue atropellado por el primer camión de la basura mientras orinaba al pie de un cubo de la muralla. Esta irreverente celebración transcurre por el Barrio Húmedo de León, comienza a las doce de la noche alargándose hasta la madrugada, seguida por una comitiva de cofrades, borrachos y fieles que festejan el orujo y recitan los versos irónicos y lascivos escritos por sus seguidores dejando una ofrenda al Santo en lo alto del cubo de la muralla donde falleció. Perfectamente narrado por Julio Llamazares en su libro El entierro de Genarín.

Después de retratado ante la catedral por unos compañeros de viaje entro en El Flechazo, que acaba de abrir; mítico bar del Húmedo donde tomo dos Prieto Picudo con su correspondiente y clásica tapa de patatas fritas panaderas recién hechas con un toque de ajo y espolvoreadas de pimentón de matanza. Deliciosas!

A las 14:00 me hospedo en el Albergue San Francisco de Asís, en las inmediaciones del Húmedo que además de alojar peregrinos es residencia de estudiantes. Después de asearme  como el menú que ofrece el albergue y me voy a descansar.

A partir de las 18:00 salgo y compro unas sandalias cómodas para pasear y dejo las chanclas para una utilidad más concreta. Hace un día estupendo y recorro el casco histórico y monumental concurrido y animado, que tanto evocan mis recuerdos; reposto una Estrella en una terraza y  hago tiempo hasta llegar al Paseo de Salamanca en la ribera del río Bernesga, el otro río de León, y a las 20:45 ceno en el restaurante Salamanca, Templo del Lechazo, atendido por Jesús y su hijo, quienes me ofrecen como entrante unos pimientos asados con ventresca de bonito, después la riñonada del lechazo asada en su punto, y como invitado un Yllera del 2015; de postre, la inigualable tarta de queso de la casa y a continuación un café cortado maravillosamente hecho. La parte posterior del restaurante tiene una terraza que da al parque de Abelló en donde me tomo un gintonic en compañía de Jesús con el que mantengo una charla distendida sobre el producto estrella. Su conocimiento empírico fundamenta sus palabras al hablar del lechazo asado como una de las fórmulas exquisitas de estas tierras. El cordero lechal debe ser de raza churra alimentado única y exclusivamente con la leche materna. Su receta es un arte culinario tan simple como tradicional: buen producto, (antes de su preparación no debe oler a NADA) agua y sal. Sin florituras. Disertamos sobre la nueva gastronomía. No toma partido. Está en su mundo. Mis comentarios sobre las nuevas tendencias y vanguardias, la fusión y la tecnología, la estética y la innovación le suenan a escuela de formación profesional o como antes se decía, de maestría industrial. La deconstrucción, gelificación, esferificación, nitrógeno líquido, cocción al vacío le inclinan a pensar si para cocinar hay que obtener antes el título de Licenciado en Química o Biología. Y no le falta razón.

Son las 23:30. Nos damos un abrazo y me voy dando un paseo en una noche cálida y estrellada por la ribera del Bernesga. Lo cruzo por el Puente de Los Leones hasta la plaza de Guzmán el Bueno y un poco más allá entro en el albergue.

Continuará…

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