El Brexit generacional

TENGO 30 años pero me tomaría antes un vino con alguien de 50 que de 20. La conversación, por trivial que sea, prefiero regarla de fútbol, música o política que ahogarme entre youtubers, influencers y stories de Instagram. Antes de que me llamen carroza, me quito el monóculo para tomar perspectiva: sí, las distintas generaciones siempre se miraron de espaldas, pero acababan dándose la mano porque, al fin y al cabo, vivían en el mismo mundo. Ahora, los habitantes del cosmos digital crushean en Tinder y bailan en TikTok en vez de hacerlo en verbenas, como nuestros abuelos, o en las discotecas que pisaron nuestros padres y luego nosotros. Sé que nadie de 20 verá estas líneas, porque ya no se leen periódicos. Y si alguno lo hizo... lo compadezco.