Opinión

Entrar en el mapa

LAS REDES transeuropeas de transporte ferroviario están ya determinadas y no hay cambios hasta 2027. El mapa está definido. Hubo su momento. Ahí sí tiene razón el ministro de Fomento, al que el presidente de la Xunta le recordó este miércoles en Santiago los deberes que tiene pendientes con Lugo: terminación de la A-54 Lugo-Santiago, para la que anunció la adjudicación por 171 millones del tramo que corresponde a Melide-Arzúa, el último pendiente de ese trámite; enlace con la alta velocidad ferroviaria a Ourense o estación intermodal para la capital lucense, además de resolver el problema que heredó de la A-8 en Mondoñedo. Sobre la presencia-enlace de Galicia —Lugo,Monforte— con las redes ferroviarias europeas corresponde ahora tomar posición, preparar los deberes para que no se repitan la ausencia y el silencio. No es el momento de polémicas en este asunto salvo para una concepción que entiende la práctica política como circo para cosechar votos.

En el mapa actual Galicia y el noroeste quedaron fuera. La responsabilidad, que ya nada resuelve, es transversal. Ni diputados, ni eurodiputados, ni organizaciones de la sociedad civil como las patronales, Cámaras o lo que pueda ser eurorregión en Galicia y Portugal. Se impuso el interés y la capacidad de poder de Madrid y de Lisboa. Las protestas, reivindicaciones y exposición de razones fueron desde Valencia y Cataluña para el corredor mediterráneo. En España se impuso el cerril centralismo de Aznar y de quienes le sucedieron. El Mediterráneo y el Atlántico pasan por Madrid.

Absurdo. ¿Qué concepción tendrían del puerto exterior coruñés sin la salida por ferrocarril para Europa? ¿Había algún planteamiento serio para el puerto seco de Monforte más allá del nombre, sin incluir una salida ferroviaria a Europa? La capacidad de presión y de hacerse oír necesita suma de intereses. Bien está ese eje de Galicia con Asturias y Castilla León, además de inevitable e interesadamente con el norte portugués.

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