Detesto la arrogancia moral. Me encanta leer, pero odio cuando ese placer se utiliza para llamar tonto a otro. Puedes ser perfectamente imbécil devorando mil libros al mes, y viceversa. Lo mismo sucede con las ínfulas de superioridad intelectual y social hacia el fútbol. Fuera de mi familia y amigos, Leo Messi es, probablemente, la persona que más momentos felices me ha dado en la vida. Claro que hay cosas y profesiones mucho más importantes y que el sueldo de un futbolista de élite es soez, pero esa capacidad del pequeño rosarino también tiene que significar algo, carajo. Merecer un reconocimiento moral legítimo. Así que sí, creo que tengo derecho a una pensión [emocional] de viudedad por su marcha.
