Siempre Benito
A REVOLUCIÓN de la música latina lleva fraguándose más de 40 años, desde que aquel grupo de artistas exportaban desde Miami exitosos bailables y baladas melodramáticas. Con la llegada del siglo XXI, la lengua inglés parecía dominar salvo por contadas excepciones, como Shakira, que aún así debía traducir sus discos para venderlos. Por ello, cuando el reguetón inició su línea ascendente de consumo y prestigio muchos se adherieron a este estilo.
Hoy en día, los cantantes vinculados al reguetón pueden contarse por decenas, naciendo cada día varios nuevos. Este ritmo musical es uno de los más identitarios de las últimas décadas, ya que se vincula también con conceptos como la viralidad, el ascenso social, la reivindicación de las raíces y la globalización de Latinoamérica. Sin embargo, el reguetón fue la ventana de la que se fugaron otros muchos estilos.
De todos ellos, el trap latino y la música urbana en español fueron los grandes beneficiados. Después de los clásicos, hay un nombre que domina en todo ello: Bad Bunny. En enero de 2025 lanzó su noveno álbum, DeBÍ TiRAR MáS FOToS, llamado a ser uno de los más relevantes y exitosos del año. “Benito, hijo de Benito, le decían Tito. El mayor de seis, trabajando desde chamaquito. Guiando camione' como el pai y el abuelo. Aunque su sueño siempre fue ser ingeniero. Un día Tonito lo invitó pa' hacer una mudanza. Pa' buscarse alguito, par de peso' pa' algo alcanza. Gracia' a Dios que ese día no estaba busy. Porque en la mudanza fue donde conoció a Lysi. La menor de tre' que se criaron con Doña Juanita. Porque su papá y mamá partieron estando chiquita'. Prometió graduarse ante' de casarse y lo cumplió. Diciembre del 92 con Tito se casó. Ante' de irse pa' Almirante donde se conocieron. Vivieron en Morovis en donde hicieron al nene”, explica el propio Bad Bunny sobre su historia en LA MuDANZA.
La realidad vital del cantante debe estudiarse incluso al margen de su nombre artístico. Detrás de Bad Bunny, a quien también llaman Conejo Malo los más fanáticos, se esconde Benito Antonio Martínez Ocasio, el hijo mayor de los tres que tuvo un matrimonio de clase baja en la Vega Baja, un área con menos de 100.000 habitantes. Su madre trabajaba como maestra y su padre como camionero, por lo que en ocasiones se vio obligado a ayudar en casa aportando dinero y dejando de lado estudios o aficiones.
Benito entendió que quería ser cantante a los 5 años. En su hogar el reguetón estaba prohibido porque disgustaba a sus padres. En su lugar, la madre llenaba la casa con pop melódico al estilo de Juan Gabriel y el padre prefería la salsa o el merengue. Renegaba del deporte, lo que supuso padecer sobrepeso infantil durante años y sufrir acoso escolar por ello. Pasaba las tardes entre sus dos aficiones: la lucha libre y la música. Hasta los 13 años formó parte del coro de la iglesia, en la que debutó como solista interpretando a Juanes. De ahí procede su formación vocal.
A pesar de ser el payaso de la clase, Bad Bunny destacaba por ser un niño inusualmente inteligente, divertido y sin pelos en la lengua. La adolescencia la completó escuchando bachata, rock alternativo y una etapa obsesiva con los Bee Gees. Al recibir como regalo un disco de Vico C unas Navidades, sintió el impulso de componer sus propias letras y tomarse en serio la idea de hacer música. Entonces empezó a grabar bajo el nombre de El Apto, pero igual que su nombre no lo representaba, tampoco ese trabajo lo hacía.
Con mucho esfuerzo, sus padres lograron reunir el dinero para que Benito estudiase Comunicación Audiovisual en la Universidad de Puerto Rico. Él contribuyó trabajando el resto del tiempo como cajero de supermercado. En 2016, gracias a la insistencia de un amigo de la infancia, el joven subió una canción que acababa de terminar a la plataforma Soundcloud. De la noche a la mañana, el tema Diles se convirtió en un éxito en toda la isla y otros países de habla hispana. Su canción sobre cómo daba placer a las mujeres le había conseguido el primer contrato discográfico.
Su madre lo disfrazó de conejo cuando era un niño
Así surgió la carrera de Bad Bunny, que adoptó su nombre por una fotografía de un festival escolar en que su madre lo disfrazó de conejo y, como el traje no le gustaba, en la imagen aparece enfadado. Al no provenir de San Juan, metrópolis que es la cuna de la mayoría de artistas de reguetón, Benito se sentía un outsider y un experimentador de pura raza. Su familia pasaba por apuros económicos así que decidió ir con todo en el negocio musical.
Antes de terminar ese mismo año, Bad Bunny dio la vuelta al mundo con la canción Soy peor, el primer gran éxito de su carrera y que lo colocó en el punto de mira. Acababa de llegar una nueva voz que, a diferencia de muchos otros, sí sonaba distinto. Como resulta frecuente en la música latina, comenzaron las infinitas colaboraciones con otros artistas, como Arcángel, Ozuna, De La Ghetto, Farruko o Karol G.
Con apenas 22 años y un rostro aniñado, su talento para las rimas y las percusiones contagiosas revolucionó poco a poco el estilo que se arrastraba hasta el momento. Al año siguiente, demostró sus intenciones con los himnos Te boté y Amorfoda, a los que acompañaron innumerables colaboraciones como El baño con Enrique Iglesias o Sensualidad con Prince Royce. Su incansable ritmo de trabajo provocó que en un solo año apareciese en 15 canciones posicionadas en las listas de éxitos musicales. En 2017, durante una gira de 20 días, Benito ofreció más de un concierto diario.
El ascenso de Bad Bunny coincide temporalmente con la administración Trump en Estados Unidos y dos de los huracanes más catastróficos en Puerto Rico, que provocaron devastación humanitaria en toda la isla. En 2018, con I Like It, coronó su primer número 1 en la lista Billboard y una mención en los premios Grammy.
"Siempre me negaban el apoyo"
En la víspera de Navidad del mismo año, Bad Bunny lanzó su álbum debut, X 100pre, tras abandonar su primera discográfica. “Ellos nunca quisieron que yo sacase un álbum, nunca me permitieron, nunca me dieron el apoyo, siempre me lo negaban”, explicó al respecto. La crítica alabó su estreno en formato largo y se cimentaba una carrera distintiva. El enfoque creativo, estético y conceptual lo elevaba sobre el resto de artistas del reguetón.
Los medios alabaron la capacidad del puertorriqueño para llevar el pop hacia su propio estilo, ensanchando el significado de esta palabra. Comenzó a darse entonces el primer caso evidente de crossover, es decir, el primer artista en lanzar una invitación para que quienes no hablan español entiendan sus canciones, a pesar de no entender sus letras. Esta conversión, hasta el momento, se daba casi exclusivamente solo al inglés.
En 2019, juntó sus fuerzas con J Balvin para lanzar Oasis, un álbum colaborativo en el que sus talentos se combinaban, pero del que los críticos sacaron una conclusión. «Bad Bunny encuentra oro en el pasado, mientras que J Balvin está atrapado en el futuro», explicaron en The New York Times. Sin embargo, en el momento en que podría haberse dado por integrado a nivel global, regresó a Puerto Rico para unirse a las protestas políticas contra el gobernador Ricardo Roselló, acusado de corrupción y que presumía de vivir impune.
Benito interrumpió su gira en diversas ocasiones para formar parte de las protestas organizadas por el grupo de resistencia Ricky Renuncia, del cual era miembro activo. Luego de entrar sin violencia en la mansión del político junto al rapero Residente para dialogar con él y pedir su dimisión, sin éxito. Semanas después apareció sobre una multitud de manifestantes en la parte de atrás de un camión de plataforma oculto tras una mascarilla negra y unas gafas de espejo, con Ricky Martin y Residente, e izando una bandera puertorriqueña. “El sistema lleva enseñándonos a seguir callados. Tenemos que salir a las calles”, sentenció.
Compromiso político intenso
Su compromiso político puso de relevancia entonces otro aspecto inusual en un artista de su estilo. La ideología de Bad Bunny rompía con parte de lo establecido, incluyendo el machismo y el odio hacia colectivos oprimidos. Después de participar en la Super Bowl junto a Jennifer Lopez y Shakira en 2020, lanzó su nuevo disco, YHLQMDLG (Yo Hago Lo Que Me Da La Gana).
Benito logró realizar así el disco en español más vendido de todos los tiempos y número 2 en la lista Billboard. Reforzó su compromiso con canciones como Yo perreo sola, poniendo el foco sobre la identidad femenina y llegando a travestirse él mismo, gesto en apoyo al colectivo LGTB+. Lejos de quedarse ahí, en el mismo año estrenó dos álbumes más: Las que no iban a salir y El último tour del mundo, cuya gira es la más exitosa de un artista de habla hispana. De este modo, Bad Bunny se convirtió en el artista más escuchado del año en Spotify, el primer latino en conseguirlo. Reconocido como la estrella del pop más grande del momento por crítica y público, los premios Grammy también decidieron nominarlo en diversas categorías, aunque no en las principales.
Apenas año y medio después de todo, Benito regresa con un disco que lo aleja de todo lo anterior. Su sonido más adulto, sin renunciar a lo bailable, parece un antes y un después dentro de su discografía. Un verano sin ti supone un paso al frente absoluto y el primero de sus trabajos absolutos, es decir, en los que reúne un gran número de sonidos de raíz y contemporáneos. Logró ser el primer álbum en español nominado al Grammy como Mejor Disco del Año, aunque perdió. Ese mismo año repitió por tercera vez consecutiva como el artista más oído en Spotify en todo el mundo.
Entonces anunció un parón para cuidarse, para recomponer una salud mental que sentía destruida y para recuperarse emocionalmente de todo lo ocurrido en los últimos años. Ahora se sabe por su propia voz que Benito se perdió, que se encontraba en un lugar sin nadie y sin conocer la dirección correcta. Lo habían desconectado de él mismo. Regresó a Puerto Rico y se volvió anónimo dentro de sus posibilidades.
Mezcla todas sus raíces
A finales de 2023, lanzó al mercado Nadie sabe lo que va a pasar mañana y rompió todas las cifras existentes hasta el momento en cuanto a debuts digitales. En un solo día se convirtió en el álbum más escuchado del año. Supuso otro paso al frente en la dirección que había abierto anteriormente. Volvía al oro de las raíces. «Esta es la música que nos formó: los tambores del Congo en Puerto Rico, los tambores de Nigeria en Cuba. Bomba y rumba, el baile como resistencia. Plena boricua, el primer alimento para el verdadero freestyle. El son cubano y su gloria esencial. Barriles, batá, güiro, maraca, guitarra, piano, el cuatro puertorriqueño y el tres cubano… la música que nos hizo nunca terminará», comentó durante un corto estrenado en el festival Coachella, donde actuaba como cabeza de cartel, el primer artista latino en hacerlo.
Poco más de un año después y cuando parecía que los récords y los hitos no podían repetirse, Bad Bunny regresó con DeBÍ TiRAR MáS FOToS y rompió la racha de éxito de Taylor Swift, que parecía intocable en esta nueva era. Su disco fue el más reproducido en un día de toda la historia. Aquel cantante acusado de solo hablar de sexo ("El sexo es una de las cosas más bellas y profundas del mundo”, se defendía) y que se convirtió en materia de estudio de posgrado en la Universidad de San Diego, se había transformado en otro tipo de artista por sí mismo.
Bad Bunny ha logrado hablar del paso del tiempo desde muchas perspectivas, las más recientes incluyen la causa política y la lucha contra la invasión colonial a través del dinero, como en Lo que paso en Hawaii. También canta a sus madres y padres musicales, a las raíces, al ser y pertenecer a Puerto Rico. Combate el mercado siendo parte de él, juega con su gente de siempre, se une al talento de sus músicos y mantiene el vínculo con su público trascendiendo el amor y la nostalgia. Advierte sin perder el espíritu festivo.
El artista pelea contra quienes quieren robarle el barrio, la playa y la casa de su abuelo en la isla en que nació, su Puerto Rico. Allí quiere vivir para siempre y busca un hogar soñado, aunque asegura que los Martínez Ocasio siguen con una vida no demasiado distinta. En su último disco pide ser enterrado con la bandera azul clarito, la independiente a Estados Unidos, y que nunca olviden su rostro, pero sobre todo: “Y que recuerden que siempre fui yo, siempre fui Benito”.