Opinión

De pachanga en pachanga

Apenas juego ya al fútbol. Y el flato, la palpitación en las sienes y la vista nublada tras perseguir un pase en largo en un partidillo de verano no me parecieron síntomas saludables. He llegado a una edad donde el deporte es sostén de la salud, pero también puede matarme. Sin embargo, esa lamentable humillación física sobre la cancha quedó en nada comparada con un gol que clavé con un inverosímil golpeo de exterior. Recuerdo ganar títulos amateurs, básicamente por compartir equipo con gente muy buena, pero mis grandes victorias pertenecen a las pachangas. Como la que resolví con una sutil vaselina en un tensísimo ‘quien meta gana’. Tal vez la vida vaya más de jugar pachangas que de disputar campeonatos.