En un 2022 en el que la reactivación de la economía global tras el covid y la crisis energética derivada de la guerra de Ucrania espolearon los precios de tal manera que la vida se encareció un 8,4% de media, los sueldos se incrementaron aunque en menor proporción, lo que derivó en una pérdida de poder adquisitivo. Según el análisis realizado por el Instituto Nacional de Estadística (Ine) de los datos de la encuesta de población activa (Epa), la retribución media bruta batió por primera vez los 2.000 euros al situarse en 2.056,47 en Galicia tras incrementarse un 3,1% respecto a 2021. Aunque la mejora fue más intensa que la registrada en el conjunto del Estado, donde este indicador creció un 2%, lo cierto es que el promedio gallego sigue por debajo (-3,4%) de la referencia española, de 2.128,37 euros.
El año pasado, la comunidad fue la octava con el sueldo más contenido. De media, un gallego cobró un 11,4% más que un extremeño —los peor posicionados—, aunque la brecha con respecto a los mejor remunerados, los vascos, se ensanchó en la última década. Hoy un gallego percibe un 19,2% menos que un asalariado afincado en Euskadi. Unos 5.872 euros menos al año.
En su detallado análisis, el Ine clasifica a los trabajadores en función de la cuantía de su sueldo en diez grupos. Este ejercicio revela que el 31,6% de los asalariados ingresaron el año pasado menos de 1.440,1 euros brutos en 12 pagas al formar parte de los tres primeros deciles. Descontadas las retenciones del IRPF y las cotizaciones, quedarían unos 1.200 netos. En total, 284.300 trabajadores no llegan a esa referencia.
Unos 234.400 asalariados gallegos cobran de 2.373,7 euros para arriba. Son el 26,1%del total
En la parte alta de la clasificación, un 26,1%, esto es, unos 234.400 profesionales, cobran de 2.373,7 euros para arriba. Así las cosas, cuatro de cada diez empleados (42,4%) se sitúan en una horquilla intermedia, con ingresos entre 1.440,1 y 2.373,7 euros.
A nivel estatal, la radiografía del Ine permite comprobar que la brecha de género persiste: ellas percibieron un 15,7% menos que ellos en 2022: 1.941,7 euros al mes, frente a los 2.303,5 de los varones. Seis de cada diez asalariados que se encuentran en el tramo retributivo bajo —no llegan a 1.440,1 euros— son féminas.
