La noche negra del bipartito

El 1 de marzo de 2009, tal día como hoy de hace 15 años, el PPdeG recuperaba la Xunta que había perdido Fraga cuatro años antes a manos de PSdeG y BNG. Las urnas alumbraban un nuevo liderazgo, el de Feijóo, que en un tándem político con Alfonso Rueda abrió una de las etapas más brillantes del Partido Popular en Galicia y a la que no se le ve fin
Feijóo, en 2009. AEP
photo_camera Feijóo, en 2009. AEP

Hace 15 años, el 1 de marzo de 2009, Alberto Núñez Feijóo hacía historia al reconquistar contra todo pronóstico la Xunta que en 2005 había caído en manos le bipartito PSdeG-BNG. El político de Os Peares, conselleiro de Fraga desde 2004 tras curtirse en Madrid, era entonces un líder de la oposición emergente y un jefe de filas del PP gallego todavía a prueba. Hasta esa noche.

Cuando se recontaron los votos de las urnas, Núñez Feijóo se convertía en presidente de la Xunta con 38 diputados, los justos y necesarios para gobernar. Ni uno más ni uno menos. Tenía entonces 47 años y empezaba una carrera fulgurante que lo llevaría a reeditar esa gesta electoral tres veces más: en 2012, 2026 y 2020, siempre por mayoría absoluta.

Feijóo abrió así una etapa brillante en el PPdeG marcada por su tándem político con Alfonso Rueda, el número dos y entonces fontanero del partido que en 2009 fue clave en el triunfo electoral. Ambos estuvieron juntos en el partido y la Xunta hasta completar en 2022 el relevo con la salida de Feijóo a Madrid. Su círculo se completó el pasado 18 de febrero.

Enfrente, la noche electoral del 1 de marzo de 2009 constató el fracaso del experimento político del bipartito en una Galicia poco familiarizada aún con las coaliciones. "Desencantou", admitió el presidente Touriño tras perder. Una derrota que fue dinamita pura para los dos socios de gobierno y para el conjunto de la izquierda gallega.

La pérdida de poder llevó al BNG a una reflexión interna que acabó saltando por los aires en Amio en 2012. Luego, con la irrupción de Age y las mareas, el nacionalismo gallego deambuló por su particular travesía del desierto, al borde de la desaparición como marca, hasta que Ana Pontón salió al rescate en 2016. Hoy está en máximos históricos, pero como en 2009, en la oposición.

Peor diagnóstico tuvo el PSdeG. Los socialistas no volaron por los aires por ninguna detonación concreta, sino que la derrota de 2009 los sumió en una espiral autodestructiva de la que todavía no lograron salir 15 años después. Lo suyo, a diferencia del BNG, fue desangrarse a cámara lenta a nivel electoral y organizativo. Y todo empezó cuando le cortaron la cabeza a Touriño la propia noche elctoral, acusándolo de no haber liderado la Xunta sobre el BNG.

Así que en la noche electoral del 1 de marzo de 2009 se encuentran en realidad algunas, o muchas, de las claves que explican el actual escenario político gallego, con un PPdeG que nunca dejó de ser hegemónico y una izquierda incapaz de cambiar la dinámica surgida hace hoy 15 años.

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