El Montero de Vilalba luce la Q de calidad

ENTRE LOS muchos premios recibidos, el restaurante Montero de Vilalba estrenó este año la Q de calidad. Este galardón le fue entregado en la Feria Internacional de Turismo (Fitur) de Madrid. El negocio que regenta Manuel Montero Cabanas merece este espaldarazo por su trayectoria y sus impecables instalaciones. A la amplia variedad de salones de diferente capacidad se une la exquisitez, el cuidado y la calidad con la que elaboran sus platos. El establecimiento no solo goza de un reconocido prestigio como lugar de celebración de bodas y eventos, sino que cuenta con un acreditado restaurante, con una inigualable oferta de pescados y mariscos frescos y una amplia carta de carnes, además de un abundante y sabroso menú del día.

UNA SAGA

Manuel Montero pertenece a una segunda generación de restauradores. Sus raíces familiares están en el restaurante Montero de Mondoñedo. Con 14 años ya acompañaba a su padre a comprar pescado del día a las lonjas mariñanas. Con tres décadas de experiencia, conoce perfectamente los productos pesqueros. No es de extrañar que su lubina rellena de marisco o al horno sea realmente sensacional, aunque en la carta no faltan tampoco el mero, el rodaballo, el rape o la merluza del pincho. Eso sin contar la variada oferta de mariscos.

Las carnes superan también las expectativas más exigentes, desde el solomillo de ternera al secreto de cerdo ibérico, sin olvidar el capón al estilo Montero, todo un referente en la preparación de esta gallinácea elevada a símbolo de la gastronomía chairega. Manuel Montero pasa el capón por la sartén con un poco de harina. Después introduce el ave en una cazuela de barro, con el condimento de pimiento rojo, verde, cebolla, setas y castañas. El capón y sus aderezos se pasan por la sartén donde estuvo rebozándose, antes de introducirlo en la cazuela, con un chorro de coñac y otro de vino tinto. Allí se cuece a fuego lento durante un par de horas. Este plato puede acompañarse después de arroz o patata cocida o braseada.

POSTRES

A la hora de los postres, el restaurante Montero exalta otro producto local con denominación de origen, el queso de San Simón. La tarta de queso al estilo siciliano se hace con este lácteo, ahumado con madera de abedul.

El roscón de Vilalba, la versión vilalbesa de la tarta de almendra, es otro de los postres de referencia entre los muchos de elaboración propia que preparan en este establecimiento.

Junto a su intensa actividad diaria, con comensales que optan por el menú del día en la cafetería y otros que pasan al comedor para disfrutar de la carta, si por algo destaca el Montero es por sus extensas instalaciones. El conjunto de los restaurantes, distribuidos por las distintas plantas, suman más de 900 plazas. Son seis comedores con capacidades que oscilan entre las 40 y las 200 personas.