La atención auditiva nace en la corteza cuando el cerebro elige qué oír en medio del ruido

Cuando estamos en un lugar ruidoso, como un restaurante lleno de conversaciones, muchas veces ocurre algo sorprendente. Si alguien mencionase tu nombre desde otra mesa, de pronto, lo escucharías con claridad. ¿Cómo es posible que tu cerebro sepa enfocarse en esa voz entre decenas de estímulos sonoros? Un estudio reciente propone que esa capacidad no depende del oído ni del tronco cerebral, sino de mecanismos más avanzados en la corteza cerebral

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Desde hace décadas, los científicos se han preguntado dónde comienza la atención auditiva, ¿en el oído, algún nivel intermedio del sistema auditivo o el cerebro? Sobre el papel, las primeras estructuras del oído captan todo tipo de sonidos, mezclados y simultáneos, sin discriminar lo que es importante de lo que no. La verdadera cuestión es que el sistema auditivo debe detectar, clasificar y priorizar esas señales para que podamos entender lo que queremos escuchar.

Algunas teorías sugerían que ya en niveles subcorticales, como el nervio auditivo o el tronco cerebral, podría existir algún tipo de “filtro temprano” que atenuara los sonidos no relevantes antes de que llegaran al cerebro consciente. Pero los resultados de dichas investigaciones eran contradictorios.

Un experimento decisivo con voces simultáneas

Para resolver el debate, investigadores de las universidades de Michigan y Rochester diseñaron un experimento riguroso. Los participantes escucharon dos narraciones simultáneas, con una voz masculina y otra femenina, ya sea de forma idéntica a los dos oídos (escucha “diotic”) o con cada narración en un oído distinto (“dichotic”). En cada sesión se les pedía prestar atención a una de las voces, y luego responder preguntas para confirmar que seguían esa narración.

Mientras tanto, los científicos midieron la actividad en tres niveles del sistema auditivo:

  • el nervio auditivo (potencial compuesto del nervio auditivo, CAP),
  • el tronco cerebral (respuesta auditiva del tronco, ABR),
  • y la corteza cerebral (mediante técnicas de electroencefalografía).

Los resultados fueron contundentes,y es que las señales en el nervio auditivo y en el tronco cerebral no mostraron diferencias entre la voz atendida y la voz ignorada. En cambio, en la corteza sí se observaba una amplificación selectiva de la voz a la que se prestaba atención.

Atender no es solo “escuchar mejor” sino reorganizar la percepción

Estas observaciones tienen implicaciones profundas. Primero, confirman que la atención auditiva es un proceso cognitivo de alto nivel, ya que no es el oído el que decide qué oír, sino el cerebro el que decide qué procesar más intensamente. Las estructuras más primitivas del sistema auditivo simplemente transmiten los estímulos de manera neutral, sin distinguir relevancia.

Este mecanismo explica, por ejemplo, cómo somos capaces de mantener el foco incluso en entornos cargados de estímulos. Del mismo modo que puedes seguir concentrado en tu estrategia mientras disfrutas del sonido de fondo en unos juegos de casino online, el cerebro ajusta qué señales amplifica y cuáles deja pasar desapercibidas, priorizando lo relevante según el contexto.

Segundo, el “efecto de fiesta de cóctel”, esa capacidad de seguir una voz en medio de muchas otras, no es una hazaña del oído, sino un producto de redes cerebrales que interactúan; la memoria, el lenguaje, la atención, el control ejecutivo, etc. Lo que hace el cerebro es “subir el volumen” de la voz seleccionada y, al mismo tiempo, suprimir las otras para evitar saturación sensorial.

Implicaciones tecnológicas

Este hallazgo no es solo teórico, pues apunta hacia nuevos caminos en el diseño de dispositivos auditivos inteligentes. Audífonos y sistemas de reconocimiento de voz que aspiren a imitar la percepción humana deberían replicar ese proceso cortical, no concentrarse únicamente en mejoras del micrófono o del procesamiento básico del sonido.

Esa misma lógica se refleja también en actividades cotidianas. Cuando juegas a slots, el cerebro no se ve abrumado por los efectos visuales y sonoros, sino que selecciona aquellos estímulos que ayudan a tomar decisiones rápidas, como el giro clave de un carrete o la activación de un bonus. Esto demuestra hasta qué punto la atención es una herramienta flexible y entrenable.

Sin embargo, los autores del estudio reconocen que no han cerrado la cuestión por completo. No descartan la existencia de mecanismos subcorticales aún invisibles con las herramientas actuales. Quizás existan neuronas o vías tan especializadas que escapan a la medida. El desafío siguiente será perfeccionar las técnicas de registro para afinar la resolución espacial y temporal de los experimentos.