El campo reivindica poder jubilarse antes sin perder pensión: "É unha cuestión de xustiza"

Trabajadoras en una granja de leche. EUROPA PRESS
Coag, Uatae y SLG piden al Gobierno sumar el agro a las actividades donde ya es posible retirarse antes de los 65 o 67 años sin penalización. Alegan que es un trabajo exigente físicamente y con una alta siniestralidad

Al igual que pueden acceder a una jubilación anticipada sin penalización en sus pensiones los trabajadores del mar, profesionales del sector ferroviario, los mineros, el personal de vuelo o los bomberos de servicios públicos tras toda una vida dedicada a profesiones consideradas penosas y peligrosas, también los agricultores y ganaderos autónomos quieren tener esa opción en una actividad, la del campo, que si bien ha cambiado con el paso de los años, se ha considerado tradicionalmente una profesión esclava en muchos casos, exigente a nivel físico y no exenta de riesgos. 

¿De quién parte la demanda?

A finales de mayo, el Gobierno dio el pistoletazo de salida a un proceso para establecer en más sectores y actividades coeficientes reductores que permitan adelantar la edad de jubilación (hasta los 52 años como mucho) en ocupaciones "de naturaleza excepcionalmente penosa, peligrosa y que sufren elevados índices de morbilidad o mortalidad".

Se abrió entonces la posibilidad de que organizaciones empresariales, sindicales, de autónomos y, en algunos casos, las propias administraciones públicas, solicitaran el reconocimiento del retiro anticipado en nuevas actividades profesionales ante el Ministerio de Seguridad Social

Un paso que hace unos días dieron la organización agraria Coag, la asociación de autónomos Uatae y el Sindicato Labrego Galego para reclamar que los profesionales del campo puedan adelantar su jubilación "manteniendo el 100% de los derechos y prestaciones como si lo hicieran a la edad legal establecida".

En la actualidad, para poder dejar el mundo laboral con 65 años y la pensión completa hay que tener cotizados al menos 38 años y tres meses. Con carreras inferiores, toca esperar a los 66 años y 8 meses. Y serán 67 a partir de 2027 para quien no haya cotizado como mínimo 38 años y seis meses. Aunque existe ya la posibilidad de anticipar un máximo dos años ese retiro, conlleva perder hasta un 21% de la pensión. Esta es la realidad que aplica al agro. 

De accidentes a sobreesfuerzos

En el documento presentado ante el ministerio, las organizaciones fundamentan su petición alegando que agricultores y ganaderos trabajan con maquinaria agrícola pesada y que los accidentes como el vuelco de tractores o los aplastamientos están al orden del día; que se manejan animales de gran porte y que se realizan tareas que pasan factura en forma de lesiones musculoesqueléticas por sobreesfuerzo físico y malas posturas.

También que el trabajo al aire libre se realiza muchas veces en condiciones extremas y que el control de plagas o malas hierbas exige una exposición constante a productos tóxicos y, por ende, a enfermedades respiratorias.  

"El campo envejece jugándose la vida. La elevada siniestralidad, las enfermedades profesionales y las durísimas condiciones laborales hacen insostenible alargar la vida laboral hasta los 67 años", esgrimen. Uno de los datos que aportan es que el el agro registró el índice de mortalidad más elevado de España en 2023, con 8,23 muertes por cada 100.000 trabajadores. La ratio aumenta con la edad.

¿Cuál es la realidad en Galicia?

Galicia es líder en producción de leche en España; una potencia en carne de vacuno o porcino; un exponente de la viticultura con cinco denominaciones de origen; una potencia apícola en España, y ha crecido en superficie dedicada a huerta. Por lo tanto, el reconocimiento de la jubilación anticipada podría tener mucho alcance.

Los datos de la última Encuesta sobre la estructura de las explotaciones agrícolas del Instituto Nacional de Estadística (Ine) indican que en Galicia había unas 41.500 activas en 2023, sumando todo tipo de ganado, y que el 60% de sus titulares tenían 55 o más años. Son muchos, pues, los que podrían beneficiarse de un retiro anticipado ya o en cuestión de pocos años. 

La cuesta de los últimos años 

"Non é razoable que un gandeiro siga traballando con 66 ou 67 anos", opina Juan Freire, asesor de la Cooperativa Agraria Provincial de A Coruña. La profesión, pese a todo lo que ha avanzado en las últimas décadas, sigue siendo exigente y teniendo un importante componente de desgaste, especialmente en explotaciones de tamaño medio y pequeño.

Al esfuerzo físico habría que suman la saturación mental que puede acarrear el trabajo en un sector que no para ningún día, si bien en las ganaderías grandes y más profesionalizadas sus gestores ya suelen tener días de descanso.  

Juan, que visita a diario granjas, ve a ganaderos de 55 o 60 años agotados. Observa que ahora hay personas que cuando llegan a los 63 años emprenden la retirada aprovechando que es un momento de precios altos para la venta de animales, maquinaria y comida, así que con el dinero que obtienen generan un colchón para tirar mientras siguen cotizando un par de años hasta su retiro definitivo. 

Y es que los últimos años son los que más cuesta arriba se hacen. Antes muchos trabajadores del campo podían sentir la necesidad de extender lo máximo posible su estancia en el mundo laboral porque lo común en la agraria era cotizar lo mínimo posible y eso abocaba a percibir unas pensiones muy bajas, pero en la última década esto ha cambiado y, sobre todo en las explotaciones grandes, se pagan cuotas más altas para tener derecho a mejores prestaciones.

Un incentivo para el relevo

Tener derecho a una jubilación anticipada también podría contribuir a estimular el relevo generacional en un sector que lo necesita.

Para la secretaria general del SLG, Isabel Vilalba, ganadera y productora de faba en Lourenzá, es una "cuestión de xustiza" que se reconozca para el sector agraria la jubilación anticipada. 

Fases para reconocer el retiro anticipado

Una vez se ha presentado la solicitud formal de reconocimiento de la jubilación anticipada para el sector agrario, la pelota está ahora en el tejado del Gobierno.

En un decreto aprobado en mayo, estableció una fórmula para acreditar que se dan las circunstancias para la aplicación de coeficientes reductores en base a una serie de indicadores: la incidencia de la incapacidad temporal y permanente o los fallecimientos.

A partir de ahí, la Seguridad Social elaborará un informe de morbilidad y mortalidad que tendrá en cuenta otros factores como las contingencias comunes o profesionales, la edad o el sexo, y recabará información de diferentes organismos

Una comisión de evaluación que contará con empresarios y sindicatos emitirá un veredicto sobre si corresponde aplicar la jubilación anticipada y, si es así, podrá comenzar la tramitación.  

Manuel Ferreira, residente de la Casa do Mel de Goente: "É algo necesario e sería ben acollido; andas con esforzos cada día"

"Non é o mesmo os que teñen dez colmeas para entreterse que os que teñen 400, 500, 600 ou incluso 1.000", advierte.

Y es que para aquellos que ya tienen más de 400 "nesta época, na que se saca o mel, poñen o traxe pola mañá e non o sacan ata a noite". "Andas con pesos, facendo esforzos, todos os días. Hai problemas nas articulacións, como nas muñecas de sacar os 'cuadros' ou facer o envasado; moitos lumbagos por estar traballando inclinado sobre a colmea e tamén nas mans, de ter os guantes moito tempo: súan as mans e as articulacións resíntense", explica Ferreira.

Añade además que considera que la del apicultor es "unha profesión de risco", porque a todo lo anteriormente descrito se le unen las ubicaciones de las colmenas. "Hai que andar moito polo monte, por sitios incómodos", incide sobre un sector en el que cada vez hay más profesionales.

José Ángel Blanco, presidente de Clun: "É unha medida que se pode aplicar, vexo ben que exista a posibilidade"

El ganadero xermadés José Ángel Blanco, presidente de Clun, siempre se preguntó por qué trabajadores de grandes empresas eléctricas, de telefonía o bancarias, podían prejubilarse con todas las garantías o por qué, si se tenía suficientes años cotizados, se podían acoger a la modalidad del contrato relevo, mientras en el sector agropecuario u otros trabajos igualmente exigentes físicamente, nunca existió esa opción. Por eso, solo el hecho de que se plantee la posibilidad de que los ganaderos puedan beneficiarse de una jubilación anticipada con garantías si así lo desean, le parece un avance.

"Entendo que é unha medida que se pode aplicar, vexo ben que exista a posibilidade", asegura, sobre todo en casos en los que no hay relevo generacional. 

A sus 60 años, él no se plantea la jubilación, porque confía en tener quien lo suceda y le gusta su trabajo, pero aún así reconoce que descargar responsabilidades y trabajo siempre es positivo.

Juan Carlos Varela Viticultor de la SAT Virxen dos Remedios: "Na Ribeira Sacra o traballo é moi duro, sería xusto retirarse antes"

Juan Carlos Varela es viticultor en Ribeira Sacra, forma parte de la SAT Virxen dos Remedios, asentada en Diomondi (O Saviñao) y que comercializa los vinos Viña Vella. No duda que una jubilación anticipada para los viticultores en Ribeira Sacra está más que justificada. "Pero non sei eu o caso que nos van facer", dice con ironía. 

Varela explica que "non todas as zonas vinícolas son iguais. En Ribeira Sacra traballamos todo a man, en terreos de moitísima pendente. Hai que cargar moito ao lombo e traballar nun terreo moi complicado". Añade que hay otras zonas en la que se puede usar más maquinaria y los procesos son mucho más industriales, "pero aquí a viticultura é un traballo moi duro".

Con todo, cree que no habría una oleada de jubilaciones. "Estamos nun sitio de minifundio onde unha parte moi importante dos viticultores teñen outra actividade e a viña é un complemento", dice. "A xente que ten viñas é moita xente maior, que xa non está en activo pero segue coidando a súa terra", por eso cree que la medida no tendría un impacto muy grande en la zona. "Non creo que haxa moita xente que poida acollerse", detalla.