Selmark, la firma que lidera la moda íntima femenina desde Vigo: "La gente no sabe lo que hay detrás"

El director general de Selmark, Rafael Pérez (Vigo, 1967). CEDIDA
La firma líder de España en diseño y fabricación de ropa interior femenina es gallega, de Vigo, y lleva nada menos que 50 años en el negocio. Su director general, Rafael Pérez, explica en esta entrevista que los cambios en los patrones de consumo no se lo han puesto fácil, pero Selmark ha apostado por abrirse a nuevos segmentos como las prendas de baño y deporte y por expandirse fuera. Ya vende en más de 40 países
 

En una Galicia sin tradición corsetera, Amador Pérez puso los cimientos de Selmark allá por el año 1975 sin imaginarse que se convertiría en un referente en la industria de la moda íntima femenina, ahora bajo la batuta de su hijo Rafael.

Las cifras hablan por sí solas: esta empresa familiar tiene más de 6.000 puntos de venta por todo el mundo y camina hacia los 25 millones de euros anuales de facturación, dando empleo directo a más de 300 personas. La calidad y el patronaje siguen siendo sus bazas frente a la fabricación en masa. Su director general explica que diseñar y confeccionar un modelo de la firma lleva meses.

Selmark ocupa menos titulares que otras grandes firmas del textil gallego pero lleva ya medio siglo creciendo y reinventándose. ¿Cómo ha sido este camino?
El camino ha sido el del país, tortuoso. Una empresa a lo largo de 50 años vive muchos altibajos. La economía son ciclos y cualquier empresa participa de ellos. El país ha cambiado muchísimo, el tratamiento de la moda también, los hábitos de consumo, el dinero que tiene la gente en el bolsillo, la legislación, tiendas que cierran, la irrupción de cadenas y de productos hechos fuera... Es un camino de constante adaptación. También está el cambio generacional, yo soy la segunda generación y eso implica renovar las plantillas. 

¿Es difícil dedicarse al diseño y confección de ropa íntima hoy en día? ¿Cómo está ahora el mercado? 
El mercado ha cambiado. Cuando la empresa nació, el 80% de la venta se hacía en tiendas tradicionales, un 10% en El Corte Inglés y otro 10% en la calle, en mercadillos. Actualmente, la tienda tradicional tiene una cuota de mercado del 16%. Eso da una idea de la situación ha tenido que afrontar una empresa como la nuestra. Han surgido otras fórmulas de venta como internet que ten dan un oportunidad de llegar directamente al consumidor y también están los grandes almacenes, pero ha cambiado radicalmente la manera en la que llegamos a la calle.

Los cambios en los patrones de consumo hacen que la gente prefiera comprarse el último iPhone o entradas para un concierto que una prenda de calidad e imagino que la ropa interior lo sufre más. 
La gente hoy en día destina una buena parte de su dinero a pagar vivienda, impuestos, educación, y lo que le queda, que es muy poquito, lo tiene que destinar a comer, vestir y a cuidarse. Los hábitos de consumo y las prioridades de la gente han cambiado de una manera brutal. Ahí entramos en lo que se considera importante y lo que no. Y la ropa interior, que es un producto que no se ve, no goza, en general, del favor de la gente. Para el 80% de la población es un elemento funcional. Le dedica una parte pequeña del presupuesto.

La ropa interior no se ve y para la mayor parte de la población es un elemento funcional al que dedica poco presupuesto

¿Cómo ha lidiado con ello Selmark?
La empresa ha ido añadiendo otros productos a la oferta. Aparte de la ropa interior, tenemos la de baño, de deporte y homewear, que no solo sirve para estar en casa, va más allá de los pijamas. Añadimos productos para tener más posibilidades de llegar al consumidor.

Hay una marca de un grupo gallego que dejó la ropa interior, Oysho.
Eso dice mucho de cómo es la evolución de este mercado, muy compleja. Tiene un tope. No es un mercado que crezca y los players que están sacan toda la artillería para sobrevivir. Hay firmas que han visto que las oportunidades de crecer van por otros derroteros porque en la ropa interior, con Intimissimi, Etam, Woman'secret y muchas otras firmas, es difícil crecer.

¿Selmark se plantearía dejar ese mundo en el que lleva tantos años?
No, no vamos ahora a dejar lo que estamos haciendo por buscar otros caminos. Esta es nuestra razón de ser, nuestra esencia y tradición, donde nuestro producto es percibido como especial. Ese es nuestro anclaje y luego vamos añadiendo elementos porque la empresa necesita diversificar y adaptarse. 

¿Cómo evoluciona el peso que tiene la ropa de baño, deporte o casa en relación a la parte de lencería?
La lencería es un producto que no medra, la venta está estancada o quizás bajando. Al tener menos dinero en el bolsillo, la gente prioriza otras cosas. Por lo tanto, las oportunidades de crecer en España son muy limitadas. Afortunadamente, fuera no es así porque la mentalidad es otra y nosotros estamos en más de 40 países. El 40% de lo que facturamos está fuera de España. Tenemos clientes en Europa del Este que nos dicen que la gente allí prefiere no comer a ir mal por dentro. Quizás sea una exageración, pero las prioridades sí son diferentes. En cuanto a la ropa de baño, el hecho de que los veranos sean cada vez más calurosos y largos ofrece una oportunidad interesante de crecer. Además, al ser ropa que se ve y que está relacionada con disfrutar la vida a través del mar, se le dedica un poco más de presupuesto. Y la de deporte y homewear forman parte del bienestar y, si la sociedad se cuida cada vez más, prestará más atención a este tipo de productos.

¿Qué diferencia sus prendas?
La ropa que hacemos tiene una calidad especial, superior a la media. Todas las prendas se prueban antes en personas de distintas tallas hasta que se ponen a punto y, al probarlas en personas de morfología europea, no asiática, van a sentar mejor. No recurrimos a productos o materiales de bajo precio.

La ropa que hacemos tiene una calidad especial, superior a la media. La confección es muy difícil; es sastrería

¿Cómo es el proceso de diseño y dónde se lleva a cabo?
Se hace en Vigo, donde tenemos un equipo de diseño. Es un proceso lento. Poner a punto una colección de baño lleva meses y con la ropa interior el proceso de fabricación es incluso más lento. Es más técnica, se lleva puesta unas doce horas al día y debe tener unas condiciones de sujeción y comodidad. Además, es un material mucho más delicado que el tejido de baño y lo hay que trabajar de una manera mucho más artesana. La confección es tremendamente difícil. Es sastrería. Por eso llevamos 50 años, porque no es un tema en el que cualquiera pueda entrar. Eso es lo que nos da cierta protección. La gente no sabe lo que hay detrás. O lo ves por ti mismo o es difícil hacerte una idea del trabajo que supone. Se requieren muchos años de experiencia y formar personas para desarrollar este tipo de productos lleva mucho tiempo. Por eso no hay una gran escuela, ni marcas nacionales haciendo hoy en día ropa interior.

Sabiendo lo que sabe, ¿se embarcaría en el sector de no ser por ese gran legado que dejó su padre?
Lo raro es que él se dedicase a esto, pero una vez que se ha hecho camino la tradición es muy fuerte. Hay un saber hacer que en España no debe haber casi ninguna otra empresa que lo tenga. La mayor parte de nuestra competencia viene de Francia. Y una parte evidentemente de China, pero es otra historia. Si quieres un producto que siente perfecto, en Europa se cuentan con los dedos de una mano las firmas que lo hacen bien.

¿Hay relevo para una tercera generación al frente de Selmark?
Ahí andamos, con el relevo de la tercera generación, poniéndole las cosas un poquito más sencillas después de pasar por unos años complicados con todo lo que ha vivido el país. Entiendo que seguirá siendo poco fácil. El mercado cambia, las prioridades de consumo también lo hacen, y el proceso de adaptación no para.