Dónde te jubilas importa (y mucho): la brecha de las pensiones entre el País Vasco y Galicia roza los 800 euros
En el contexto actual de 2025, donde el debate sobre la revalorización de las prestaciones económicas para la jubilación de cara a 2026 ocupa un lugar central en la agenda pública, los datos más recientes revelan una realidad socioeconómica compleja. Se observa una significativa y progresiva brecha entre los ingresos percibidos por los ciudadanos tras su vida laboral en las áreas con mayor desarrollo industrial y aquellas con menor actividad económica. Esta disparidad, que se acentúa con el tiempo, subraya la necesidad de un análisis profundo sobre las causas y consecuencias de estas diferencias.
Con una población que envejece a un ritmo constante y una dependencia cada vez mayor de estas prestaciones, la divergencia entre territorios se ha consolidado como uno de los principales ejes de desigualdad económica en España.
Los datos de la Seguridad Social de noviembre de 2025 son contundentes al mostrar que, por ejemplo, entre la provincia de Vizcaya y la de Ourense, la diferencia en la prestación media de jubilación alcanza ya casi 800 euros. Esta cifra no solo es un indicador de la desigualdad, sino que también refleja las distintas realidades laborales y económicas que han configurado el panorama actual del país.
Los datos de la Seguridad Social de noviembre de 2025 confirman una clara división en el panorama de las prestaciones por jubilación en España. Las provincias que históricamente han registrado sueldos más elevados y poseen un tejido industrial más robusto son las que, de manera consistente, concentran las prestaciones más cuantiosas.
Por el contrario, las zonas caracterizadas por salarios más modestos y una población más envejecida se encuentran en una situación de desventaja. Específicamente, la Seguridad Social sitúa la prestación media de jubilación en Vizcaya en 1.872 euros mensuales, mientras que en Ourense esta cifra se reduce a 1.085 euros. Esta diferencia de 787 euros al mes entre la provincia que mejor remunera a sus jubilados y la que lo hace en menor medida, se traduce en una brecha anual superior a los 11.000 euros si consideramos las 14 pagas habituales.
La evolución de la brecha: una tendencia al alza
La disparidad en las prestaciones no es un fenómeno estático, sino que muestra una clara tendencia al alza. Al comparar los datos de noviembre de 2025 con los registrados en el mismo mes de 2020, se observa un incremento preocupante. Hace cinco años, la distancia entre las prestaciones de jubilación más altas y las más bajas por provincia se situaba en torno a los 615 euros mensuales.
Esto significa que, en un lapso de apenas un lustro, esta brecha se ha incrementado en algo más de 170 euros al mes, según las series históricas del Instituto Nacional de la Seguridad Social. Esta aceleración en la desigualdad subraya la urgencia de abordar las causas estructurales que la propician.
Los datos de noviembre de 2025 reafirman la posición de ciertas comunidades autónomas en la cúspide del ranking de prestaciones de jubilación. El País Vasco, con su fuerte tradición industrial y salarios elevados, se mantiene en la parte alta, acompañado por regiones como Navarra, Madrid, Asturias, Aragón, Cantabria, Cataluña y la ciudad autónoma de Ceuta. Todas ellas se sitúan consistentemente por encima de la media nacional. En el extremo opuesto, comunidades como Galicia y Extremadura permanecen en la cola de las prestaciones, muy por debajo del promedio del país, lo que evidencia una polarización geográfica en el sistema de ingresos post-laborales.
¿Cómo influye el modelo productivo regional en las prestaciones futuras?
Esta marcada brecha en las prestaciones es, en esencia, un reflejo directo de la situación salarial y el modelo productivo de cada comunidad autónoma. La Encuesta Anual de Estructura Salarial del INE para 2023, por ejemplo, ya indicaba diferencias sustanciales. El salario medio anual en el País Vasco fue de 33.504,92 euros, mientras que en Extremadura se situó en 23.684,22 euros. Estas cifras son cruciales para entender la configuración actual de las prestaciones, ya que existe una correlación directa entre los ingresos laborales y las cotizaciones a la Seguridad Social.
Las diferencias territoriales no son producto de la casualidad, sino el resultado de décadas de desarrollo económico y de los tipos de empleo y salarios predominantes en cada región. El propio sistema de reparto de la Seguridad Social está diseñado para premiar las carreras laborales extensas y con cotizaciones elevadas. De este modo, las provincias con una mayor concentración industrial y salarios más altos transforman esa ventaja estructural en prestaciones de jubilación más generosas. Es una ecuación lógica: a mayores cotizaciones durante la vida activa, mayores serán los ingresos percibidos durante el retiro, lo que perpetúa las diferencias regionales.
Por tanto, las comunidades que históricamente han contado con un tejido industrial más desarrollado y han ofrecido salarios más competitivos son las que, en la actualidad, disfrutan de las prestaciones más elevadas. Esta relación intrínseca entre salarios, cotizaciones y prestaciones explica por qué las mismas regiones ocupan posiciones similares en los rankings de salarios y de prestaciones. La estructura económica de cada territorio, forjada a lo largo de décadas, determina de forma decisiva el bienestar económico de sus ciudadanos una vez finalizada su etapa laboral activa.