Hallazgo clave para la cría y la vida del pulpo: no responde al estrés como los vertebrados

Un pulpo en el agua. CSIC
El cefalópodo no libera cortisol, lo que explicaría su alta mortalidad ante los episodios de fuertes lluvias que afectaron a las rías gallegas

La comunidad científica lleva décadas intentando criar pulpo en cautividad desde distintas partes del mundo para su explotación comercial, un hito que ya se logró en Galicia. El cefalópodo es un candidato prometedor para diversificar la acuicultura, especialmente en Europa, por lo que, a medida que crece el interés en su cultivo, surgen más preocupaciones sobre su bienestar.

Un estudio en el que participaron investigadores del CSIC en Vigo ha permitido descubrir algo clave para su manejo en acuicultura: el pulpo común no responde al estrés como los vertebrados

¿Qué lo hace diferente?

Esta especie no produce cortisol o corticosterona, hormonas que juegan un papel clave en la regulación de la respuesta al estrés en vertebrados. Este hallazgo sugiere que el 'rey' de la gastronomía gallega actúa de manera diferente a los peces o anfibios, pues no libera al agua cortisol o corticosterona.

"La confirmación de la ausencia de estos compuestos en la hemolinfa de estos animales respalda la hipótesis evolutiva de que los pulpos, como moluscos, carecen de una respuesta al estrés mediada por corticosteroides, lo que desafía los modelos vertebrados comúnmente utilizados como referencia", explica el investigador del CSIC Josep Rotllant. 

Contra el impacto del cambio climático

Los resultados del estudio también podrían arrojar luz sobre la mortalidad masiva de pulpos por las fuertes lluvias que azotaron las rías gallegas, donde el aporte de agua dulce provocó descensos bruscos de la salinidad.

Mientras en especies que sí producen cortisol esta hormona "cumple un papel fundamental en la regulación iónica, permitiendo una adaptación fisiológica a cambios osmóticos", su ausencia en el pulpo "limita su respuesta ante disminuciones rápidas de salinidad". En un contexto de cambio climático, este hallazgo puede ayudar a proteger las poblaciones de pulpo. 

La investigación la llevó a cabo el grupo de Biotecnología Acuática del Instituto de Investigaciones Marinas del CSIC (ubicado en Vigo) con la colaboración de entidades del Reino Unido y del Algarve y el Pescanova Biomarine Center, radicado en O Grove.