María Cadaval: "Hará falta un plan de reformas estructurales y reconvertir sectores"

Ante una crisis de consecuencias sin precedentes, la doctora europea en Economía Aplicada de la Universidade de Santiago y directora de la Cátedra Iberoamericana, María Cadaval Sampedro (Ribeira, 1977), constata que solo se alcanzará a ver la luz "cuando la medicina avance en el tratamiento del virus"
María Cadaval. EP
photo_camera María Cadaval. EP

Miembro del Foro Económico de Galicia, esta especialista en federalismo fiscal, hacienda pública y descentralización refrenda que el incremento del gasto de las administraciones acarreará ajustes. Cadaval, que participa en grupos de investigación a nivel nacional e internacional e imparte docencia en la USC, incide en que esta recesión poco tiene que ver con la de hace doce años. 

¿Las secuelas que dejará el coronavirus serán más profundas que las de la crisis financiera que estalló en 2008?
Es usual caer en la tentación de comparar la crisis del 2008 y la actual, pero su origen y consecuencias son totalmente diferentes. Aquella fue una crisis financiera, esta es de oferta —obligada por la ruptura de las cadenas de valor primero y el confinamiento después— a la que sigue una crisis de demanda. La duración y sus consecuencias más profundas seguirán mientras no sea compatible la seguridad sanitaria con la actividad económica. En cuanto la medicina avance en el tratamiento del virus, poco a poco se regresará a la actividad y el crecimiento se recuperará, aunque de manera mucho más lenta que la caída, con la certeza de que estamos ante un cambio de paradigma y muchas cosas ya no serán iguales. 

¿Cuánto tardará la economía gallega en recuperarse? ¿Y si en otoño se impone otro confinamiento?
De acuerdo con el Foro Económico de Galicia, la contracción del PIB puede rondar el 12% en el escenario más previsible, aquel en el que tras el confinamiento la vuelta a la actividad será escalada, con lo que no se prevé una recuperación de las tasas intertrimestrales positivas hasta el último trimestre. Si hubiese otro confinamiento en otoño, las consecuencias serían más graves, con la caída de la quinta parte del PIB y una recuperación mucho más lenta e insegura. 

Los Erte fueron un instrumento necesario y efectivo, pero deben ser una medida coyuntural

¿La prórroga de los Erte por fuerza mayor evitará los despidos o hacen falta medidas más ambiciosas?
Los Erte fueron un instrumento necesario y efectivo para evitar los Ere, dar oxígeno y amortiguar el golpe tras la caída de la economía durante el cese de actividad, sin ellos la destrucción de empleo hubiera sido mayor. Pero deben ser una medida coyuntural, que tiene que ir cediendo protagonismo a medida que la actividad se recupere, para lo que es imprescindible un plan de reactivación que incluya reformas estructurales de envergadura y reconversiones

¿Cómo evalúa la renta mínima vital que ultima el Gobierno? ¿Fomentará la economía sumergida?
Conviene aclarar que la renta mínima vital no es la renta básica universal —o ingreso ciudadano— que defendieron algunos partidos en campaña electoral, aunque a veces se utilicen como sinónimo. Lo que anunció el ministro Escrivá es una variante nacional de las rentas mínimas vitales que ya tienen las autonomías. Si sigue la filosofía de lo que diseñó cuando estaba al frente de la Airef, el modelo estaría concebido como una renta estatal, compatible con un empleo, permitiéndole actuar como un complemento del salario —hasta un determinado umbral— para no desincentivar la búsqueda activa de empleo. Las autonomías podrían complementar ese mínimo con sus recursos de la manera que decidan. Es decir, no ha de entenderse como una renta a mayores, sino que implicaría una reestructuración de lo que ya hay para ordenar, clarificar y hacer eficiente el sistema. Si se hace así no debería fomentar la economía sumergida ni solaparse con otras ayudas. Es imprescindible la colaboración entre administraciones y lealtad institucional recíproca. 

¿La caída de los ingresos fiscales y el coste de las medidas traerán recortes o subidas de impuestos?
Ambas cosas. Las cuentas públicas no estaban saneadas antes de esta pandemia y España adolece de un problema de déficit estructural que condicionó la evolución de la deuda y que ahora la sitúa en una posición vulnerable. Ese endeudamiento no es solo fruto del coronavirus, sino heredero de la falta de ajustes estructurales en la etapa de crecimiento, lo que aboca a las cuentas públicas a una incapacidad reactiva ante esta recesión. El gasto público carece de la eficiencia mecesaria y el sistema fiscal tiene más agujeros que un queso de Gruyère, pendiente de una reforma profunda que racionalice la tributación y la haga más equitativa.

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