Néboda Farms alumbra la agricultura del futuro desde un contenedor en Vigo

Con un equipo de biólogos y el expertise de la UVigo, dos ingenieros de la automoción surten a restaurantes con Estrella Michelin de albahaca y lechuga. Ahora, preparan el salto a los lineales del supermercado. Aspiran a producir 100 kilos de lechuga al año en un metro cuadrado
El equipo de profesionales de Néboda Farms.EP
photo_camera El equipo de profesionales de Néboda Farms.EP

Néboda Farms es el resultado de la amalgama entre el espíritu emprendedor de dos ingenieros y el convencimiento de que la agricultura del futuro pasa por su desarrollo en entornos controlados en los que se reduzca el consumo de agua, se prescinda de pesticidas y se apueste por el cultivo de proximidad y por maximizar el número de cosechas anuales, potenciando, además, las propiedades nutritivas y el sabor de los productos.

Su cuartel general se encuentra en una nave de Vigo. Es allí donde Iván García Besada, de madre viguesa y padre madrileño, y el pontevedrés Roberto Estévez Quintela dan forma a su proyecto de agricultura vertical en interior, mediante la técnica de la hidroponía. Al contrario que en los cultivos tradicionales en tierra, nada queda al albur de las inclemencias meteorológicas y de las plagas que con frecuencia arruinan el fruto del arduo trabajo del agricultor.

Del interior de su contenedor, o "laboratorio", como lo describe el consejero delegado y cofundador, Iván García, salen "principalmente albahaca y lechugas de hoja pequeña", aunque también han probado con éxito la rúcula, el tomillo, la hierbabuena, la mostaza e incluso "algunas flores". Hoy por hoy, ya comercializan su producción a través de un distribuidor que trabaja "con los principales restaurantes" del área metropolitana de Vigo y Pontevedra, llegando a cocinas con Estrella Michelin.

"Validamos que tenemos un producto de calidad superior y, ahora, nuestro objetivo es pasar del laboratorio a una escala preindustrial. Todo ello, desarrollando nuestra propia tecnología de automatización", explica García. El paso previo a saltar a una planta de producción a gran escala es la "minifábrica" desde la que, a partir del último trimestre de este año, probarán que son capaces de "llegar al consumidor de forma masiva" colocando su albahaca y lechugas de hoja ‘baby’ en los lineales de los supermercados.

Interior del 'laboratorio' de Néboda Farms en Vigo.EP
Interior del 'laboratorio' de Néboda Farms en Vigo.EP

García y su socio son ingenieros de la automoción que desarrollaban líneas de automatización para la producción en cadena. "Ahora hacemos una hibridación tecnológica. Transferimos conocimiento de la industria 4.0 del automóvil a la agricultura para hacer una fábrica inteligente y sostenible".

¿Cómo surgió la idea? Fue en 2012 durante una visita que García realizó al Museo de Ciencia de Ámsterdam. Allí, conoció las bases de la hidroponía, que consiste en cultivar plantas en una solución de agua con nutrientes, prescindiendo de la tierra como soporte. Comenzó a estudiar, se enteró de que en las cubiertas de las fábricas de Canadá se realizaban cultivos y se le "encendió la bombilla".

García y su socio son ingenieros de la automoción que desarrollaban líneas de automatización para la producción en cadena

El siguiente paso fue enrolar a su compañero Roberto Estévez, que hoy es el director de operaciones, para irse a Nueva York a conocer de primera mano los cultivos hidropónicos gourmet que se comercializan en las tiendas. "Nos dimos cuenta de que esta técnica marca la diferencia desde el punto de vista de la sostenibilidad y que el sabor convence mucho por su frescura. En 2019, creamos la sociedad, compramos el laboratorio y arrancamos", relata. Desde entonces, al equipo se han incorporado a Samuel López, responsable de I+D; María Otero, técnica de I+D, y el catedrático de la UVigo Pedro Pablo Gallego, el director científico. Y van a incorporar a una doctora en Agroingeniería y experta en análisis de datos y producción artificial holandesa.

Néboda negocia con firmas holandesas para captar CO2 y suministrarlo a sus cultivos

El consumo energético es el principal "hándicap" para la agricultura vertical en interiores, aunque el CEO de Néboda Farms, Iván García, tiene claro que la solución pasa por la inversión en instalaciones para el autoconsumo. "Es muy fácil tener una mínima dependencia de la red", señala el experto, que apunta que con unas placas solares se puede cubrir la iluminación de las plantas durante el día. "Así, se aprovecha directamente la energía generada sin tener que instalar baterías".

Otro de los desafíos del cultivo hidropónico es la obtención del sello de agricultura ecológica. Hoy por hoy, la UE solo permite otorgarlo a las plantaciones en tierra. "Podría ser interesante, pues facilitaría la interpretación por parte del consumidor. Pero la tecnología va por delante de la legislación. En Estados Unidos lo están regulando. Aquí será cuestión de tiempo", constata García, que defiende que "el producto cultivado en hidroponía es más ecológico que el ecológico". Esgrime que consume hasta un 90% menos de agua que los sistemas de regadío convencional al recircularla y no utiliza "ningún tipo de pesticida", cuando la Comisión Europea sí autoriza emplear alguna sustancia para combatir plagas en la producción ecológica.

Ante un modelo que allana el cultivo en zonas urbanas y en áreas donde el suelo agrícola escasea y que están en riesgo de deforestación, Néboda también destaca que su sistema busca "consumir más CO2 del que genera". Para ello, ha contactado con varias startups holandesas que desarrollan maquinaria capaz de capturar dióxido de carbono que luego se inyecta a las plantas para "aumentar su ratio de crecimiento". "En el futuro, podríamos posicionarnos al lado de plantas de biomasa y aprovechar en nuestros cultivos el CO2 que emiten a la atmósfera una vez refinado", avanza García.
 

Objetivo: Producir 100 kilos de lechuga en un metro cuadrado
Con su agricultura vertical en interiores con hidroponía, Néboda Farms es capaz de recoger 12 cosechas al año de lechuga, frente a las cuatro de un cultivo tradicional en tierra al aire libre. Y el equipo trabaja para "llegar a 17". El CEO explica que objetivo es producir "100 kilos de lechuga por metro cuadrado", aunque hay potencial para más. "Si ese metro cuadrado lo apilamos en diez niveles, podríamos producir una tonelada al año", indica el ingeniero.

Los 365 días del año son "el mejor día"
"No dependemos de la estacionalidad, de modo que la calidad siempre es la misma y nuestros cultivos siempre están disponibles", expone Iván García. Al controlar la humedad, la temperatura y al no utilizar pesticidas —el contenedor actúa como una barrera física contra las plagas—, Néboda logra que "los 365 días del año sean el mejor día" para sus cultivos, que crecen en un entorno digitalizado y sensorizado.