Sequía y guerra elevan los costes en el agro, que paga casi el triple por la paja

La tonelada cotizó esta semana a 135 euros en la lonja de León frente a los 48 de hace un año. El pienso vuelve a subir
Vacas. EP
photo_camera Vacas. EP

La sequía que asola gran parte de España y la decisión de Rusia de suspender el acuerdo por el cual Ucrania podía seguir utilizando el corredor comercial del Mar Negro para exportar sus cereales vuelven a tensionar las cuentas de muchas explotaciones ganaderas. Todo ello en un escenario en el que, además, las industrias lácteas están aplicando bajadas de precios en la renovación de los contratos y las explotaciones de carne con IXP Ternera Gallega y sello de suprema no han percibido el incremento de precios que suele darse en verano al haberse retraído la demanda con la inflación.

En la lonja de León, unos de los referentes a nivel estatal, la paja de cebada de primera categoría marcó esta semana los 135 euros por tonelada, prácticamente el triple de los 48 de hace un año y lejos de los 27 euros del verano de 2021. La situación se repite en el mercado agropecuario de Salamanca, donde el día 7 el paquete grande de paja alcanzó los 142 euros por tonelada, cuando a estas alturas del año pasado cotizaba a 59. Y eso sin contar los gastos que hay que sumar por la manipulación, el picado, el empaquetado y, lógicamente, el transporte hasta la granja, lo que dispara la factura por encima de los 200 euros. La sequía ha lastrado la cosecha de cereal en la comunidad vecina disparando los precios, una tendencia que también se ve espoleada por el gran acopio que realizan algunas ganaderías por el temor a que el producto, empleado para la alimentación de los animales y para las camas, siga encareciéndose.

Y todo indica que los precios del pienso seguirán siendo también un quebradero de cabeza tras el bloqueo de Rusia a la salida de los granos ucranianos por mar. Según las estimaciones del Ministerio de Agricultura, la tonelada de concentrado complementario para vacas de leche rondó los 350 euros del 17 al 23 de julio, lo que supone un alza del 3% en una semana y del 20% en comparación con 2021, pues en 2022 el impacto de la guerra en el suministro de cereales como la soja, la cebada, el maíz y el trigo impulsó la referencia por encima de los 400 euros. En cuanto al preparado de ración completa, cotiza a 321 euros, ligeramente por encima del nivel del año pasado, y un 33% más caro que en 2021.

En 2022, España importó más de 4,7 millones de toneladas de cereales de Ucrania, de las cuales 3,1 millones fueron maíz, el 28% de todo el que se compró en el extranjero para cubrir las necesidades del país. Del considerado granero del mundo también llegó el 36% de la cebada importada, el 25% del centeno y el 20% del trigo, según las estadísticas de comercio exterior. cultivos.

En esta compleja situación, muchas explotaciones han tratado de producir en mayor medida su propio forraje bien en parcelas propias o de otros propietarios. Según los datos del Ministerio de Agricultura, el año pasado en la comunidad había 226.786 hectáreas dedicadas a cultivos forrajeros, un 1,2% más que en 2020. De ese total, un 67% de la superficie correspondía a praderas polifitas que se aprovechan para la siega o el pastoreo. Otras 71.735 hectáreas estaban dedicadas a la siembra de maíz para el ensilado. En paralelo, 477.443 hectáreas se correspondían con prados y pastizales, una superficie que creció un 1,8% en los últimos dos años.

En un campo lastrado en muchas zonas por el minifundismo y la despoblación, las hectáreas a trigo no llegan a 13.400, 5.700 menos que en 2002, un declive mucho más acusado en el caso del maíz, que pasó de ocupar 29.366 hectáreas a 12.986 en 20 años.

Isabelle Gómez: "Non debemos depender tanto de insumos de fóra. Hai terras"

Licenciada en Administración y Gestión de Empresas por la USC, Isabelle Gómez se crio y trabajó en Bruselas, donde sus padres tenían negocios de hostelería. Tanto ella como su hermano Tito, licenciado en Filología Francesa, se "namoraron" de la vida en el campo en el concello de sus abuelos, Friol. De esa pasión germinó el proyecto de Traloagro, una explotación de ganado vacuno y de pollos en ecológico, unas carnes que comercializan en su propia ecotenda.

Desde finales de 2022, Isabelle compagina su labor como empresaria con la presidencia de la Sociedade Galega de Pastos e Forraxes, un colectivo que agrupa a ganaderos, técnicos e investigadores convencidos de que promover la ganadería extensiva es el futuro hacia el que debe transitar la agricultura para ser sostenible ambiental, social y económicamente. El chip está cambiando, pues poco a poco se van trabajando más tierras. El alza de los costes de la alimentación tras la pandemia y la guerra es un revulsivo.

"Estes son uns anos para que nos concienciemos da necesidade de contar cunha variedade de cultivos e non ser tan dependentes da compra de insumos fóra", defiende Isabelle, que expone que este es un modelo ya han asumido explotaciones que, como la suya, se dedican a la producción en ecológico, sin utilizar piensos concentrados. En Traloagro producen "toda a forraxe" que consumen las vacas, de manera que solo en ocasiones les toca comprar algo de heno para las aves que crían.

Con la tonelada de paja "en 230 euros en xullo", no es de extrañar que vayan aumentando las fincas para pastorear en verde y para aprovisionarse de heno, así como la siembra, por ejemplo, de maíz para ensilado. "En xeral, en Galicia temos moita dispoñibilidade de terras. En tódolos pobos hai leiras que se chaman cordal, onde se sementaban o pan e outros cereais. Todo iso perdeuse. Debemos replantearnos o modelo non podemos ter explotacións tan dependentes de abastecerse de insumos de fóra", incide la presidenta.

Trasladar a los productores la importancia de tener variedad de pastos y su impacto tanto económico como en la calidad de la alimentación de los animales es uno de los objetivos de la Sociedade Galega de Pastos e Forraxes, que fomenta un rural más profesionalizado a través de jornadas divulgativas y de la interconexión con las universidades y entidades como el Centro de Investigaciones Agrarias de Mabegondo y la Finca Experimental Marco da Curra.