El complejo ambiental de Sogama cumple 25 años con su eje en la economía circular
La Sociedade Galega do Medio Ambiente (Sogama) llega a su cuarto de siglo con un plan estratégico para el horizonte 2025-2030 que pone el foco en la transformación digital, la descarbonización de los procesos y la recuperación de residuos textiles. Con el pontevedrés Javier Domínguez Lino al frente, el complejo con sede en Cerceda también tiene como ejes para los próximos cinco años la mayor eficiencia de sus instalaciones, la profesionalización del sector y una comunicación "más fluida y bidireccional" con los 295 concellos clientes, con los proveedores, contratistas y con los principales grupos de interés.
La sociedad mixta, participada en un 51% por la Xunta y en un 49% por Naturgy, incide en que su objetivo es ser "una herramienta clave para empoderar a Galicia" en el campo ambiental y que la comunidad avance "de forma decidida" hacia la economía circular. Un reto que pasa por conseguir generar menos residuos y por mejorar las ratios de reciclaje.
La inauguración del complejo –que ahora tiene por delante proyectos como la construcción de la primera planta pública de Galicia de clasificación de residuos textiles con una inversión de la Xunta de 25 millones– se remonta al 20 de enero del año 2000 con el fin de mejorar la gestión de los residuos urbanos producidos en la comunidad, siguiendo las directrices comunitarias. Tras analizar el proyecto, la Comisión Europea (CE) lo cofinanció a través de los Fondos de Cohesión con 72,21 millones de euros a fondo perdido.
Tres objetivos centrales
En el año 2000, el objetivo central era sellar y clausurar 300 vertederos municipales que no cumplían con las mínimas condiciones de seguridad y control y más de 3.000 puntos de vertido ilegal.
El primer plan estratégico pivotaba sobre tres principios: un complejo global, pensado para atender las necesidades de todo el territorio gallego; integral en el sentido de estar concebido para aplicar el principio europeo de las tres erres –reducción, reutilización y reciclaje–, complementándolo con la recuperación energética de la fracción no reciclable, y solidario, con un mismo canon para todos los concellos adheridos, con independencia de sus particularidades geográficas, orográficas y de población.
Valorización energética y reciclaje, complementarios
Sogama explica que la valorización energética de la fracción que no es reciclable era, hace 25 años, y sigue siendo hoy el tratamiento finalista "con menos impacto sobre el medio ambiente y la salud pública" y el que utilizan de forma mayoritaria los países europeos "más avanzados y comprometidos con el medio ambiente, que son los que más reciclan y menos vierten".
En Europa operan 500 plantas de valorización energética, de las cuales once están en España, en tanto que Andorra también dispone de una. Las comunidades que tienen estas instalaciones son "las que menos residuos llevan a vertedero", que es la opción más contaminante. Es el caso de Galicia.
Un informe independiente de alto nivel indica que la huella de carbono de la valorización energética es menor que la asociada a la eliminación en vertedero, generando un 175% menos de gases de efecto invernadero. Sogama indica que "otras ventajas son la reducción del volumen de residuos en un 96-98%", la generación de "muchos menos lixiviados" y un control ambiental "mucho más estricto y fiable".
A nivel industrial, estas plantas son "las más vigiladas en sus aspectos ambientales" y objeto de una normativa "mucho más restrictiva" que la aplicada a otro tipo de infraestructuras para garantizar un funcionamiento "totalmente respetuoso con el entorno y la salud pública".
Sostenibilidad ambiental y transparencia
La sociedad mixta señala que todas sus infraestructuras están dotadas de "importantes medidas de control y protección ambiental", tanto a nivel de emisiones como de depuración de aguas para ajustarse estrictamente a la normativa.
La actividad se acomete con tecnologías innovadoras para compatibilizar la operativa con la protección del entorno y de la salud pública.
En 2016, Sogama reforzó el transporte de residuos urbanos por tren, elevando del 25 al 55-57% su peso en 2025. El ferrocarril es un medio de transporte más respetuoso con el medio ambiente y con menor siniestralidad. Además, la sincronización horaria es mayor, al tiempo que se causan menos molestias a los ciudadanos.
En pro de la transparencia, el complejo mantiene sus puertas abiertas para que los ciudadanos puedan conocer de primera mano su actividad. Entre escolares, universitarios, asociaciones, colectivos sociales, empresarios y delegaciones de diversas comunidades autónomas e incluso de distintos países han pasado por las instalaciones más de 86.500 visitas. La intención es conseguir reorientar hábitos y comportamientos en beneficio del medio ambiente.
En términos de empleo, la compañía genera un millar de puestos entre directos e indirectos.
El camino que siguen los residuos
Concebido como un todo, el centro operativo de Cerceda está conformado por diferentes plantas que operan de forma coordinada con las demás para dar el mejor tratamiento posible a los residuos urbanos". Una vez consolidado el modelo Sogama, en la última década se han acometido actuaciones orientadas a prestar "un mejor servicio".
Las instalaciones cuentan con una planta de clasificación de envases ligeros que son los que van en la bolsa amarilla.
En cuanto a la planta de reciclaje, tratamiento y elaboración de combustible (PRTE) y la de recuperación de materiales (PCM), estas instalaciones fueron remodeladas en 2019. Hasta aquí llega la bolsa negra para el tratamiento de su contenido, que pasa por varias etapas. Hay tres líneas de pretratamiento con una capacidad unitaria de 60 toneladas por hora. En cada una hay otros tantos equipos abrebolsas de última generación y seis trómeles de triaje para clasificar fracciones de diferente granulometría con el objetivo de someterlas luego a una selección automática que se lleva a cabo en la planta de recuperación de materiales contenidos en la basura en masa. En este recinto separan hasta once tipos de material utilizando lectores ópticos, mesas densimétricas, corrientes de Foucault o campanas aspiradoras, entre otras tecnologías.
Con equipos de la industria 4.0, esta planta comenzó a operar en noviembre de 2018 con los últimos avances tecnológicos en el campo de la automatización, las comunicaciones y los sistemas de información. Con ella se elevó la capacidad de tratamiento en un 81%, pasando de 550.000 toneladas a un millón.
El complejo también está dotado de una instalación de cogeneración. Cuenta con seis motores generadores de electricidad alimentados por gas natural con capacidad para producir 22 megavatios, el calor residual de los gases de escape se aprovecha para la fase de secado de la fracción fina de los residuos no reciclables en los secaderos rotativos de la planta termoeléctrica.
Con los desechos no reciclables –esto es, las fracciones de rechazos, que pasaron por la planta de reciclaje, tratamiento y elaboración de combustible y por la de recuperación de materiales– se acondiciona un combustible derivado de residuos con el que se alimenta la planta termoeléctrica. Esta produce electricidad equivalente al consumo del 12% de los hogares gallegos. Tiene una potencia instalada de 50 megavatios por hora.
Los residuos despuntaron con la pandemia
En el 2020, durante la pandemia, los residuos sanitarios despuntaron de forma notable y las instalaciones que habitualmente los trataban vieron superada su capacidad.
Entonces, el Sergas pidió la colaboración de Sogama para llevar a cabo esta tarea al disponer de tecnología e infraestructura adecuada toda vez que, siguiendo las instrucciones del Gobierno central, la valorización energética era el tratamiento recomendado. Así fue como el complejo realizó una adaptación técnica de sus instalaciones para proceder a gestionar estos residuos sanitarios de forma independiente de los urbanos.
En total, procesó 285.280 kilos de desechos sanitarios de muy bajo riesgo de infección. Se valorizaron en la planta termoeléctrica a temperaturas superiores a los 850 grados, eliminando patógenos y otros agentes nocivos.
Un complejo que da servicio a 2,2 millones de gallegos
El número de concellos adheridos a Sogama pasó de 71 en el 2000 a 172 al año siguiente. En la actualidad, el 94% de los municipios gallegos, esto es, un total de 295, son clientes. Aglutinan a un total de 2,2 millones de habitantes.
La capacidad de tratamiento de desechos que tiene el complejo de Cerceda es de 1 millón de toneladas. Esto supone que, en caso de necesidad, está preparado para gestionar los residuos urbanos de toda la comunidad gallega.
Han llegado a Sogama en ferrocarril 5.990.759 toneladas de residuos. Con esto se evitó que circulasen por la carretera 299.759 camiones.
Desde su puesta en marcha, se trataron en el complejo 14 millones de toneladas de residuos, evitando su vertido. Para darnos una idea, esta cantidad llenaría alrededor de 70 estadios de fútbol como Riazor o Balaídos.