Los conductores enganchados a la tecnología multiplican la siniestralidad por distracción

La Xunta le declara la guerra a este nuevo perfil al volante a través del Plan de Seguridade Viaria de Galicia 2016-2020

Un gesto tan sencillo como desviar la vista hacia el móvil cuando vamos al volante puede salir demasiado caro. EP
photo_camera Un gesto tan sencillo como desviar la vista hacia el móvil cuando vamos al volante puede salir demasiado caro. EP

Si la sociedad avanza en este siglo a un ritmo vertiginoso, dentro de ella las tecnologías lo hacen directamente a velocidad de crucero. Así, al mismo tiempo que la industria automovilística llena los coches de sistemas digitales, asistentes y gadgets, los ciudadanos hacen lo mismo con sus smartphones, tablets o relojes de última generación. El resultado es un cóctel explosivo que alumbra un nuevo perfil al volante: el conductor hiperconectado o hipertecnológico. Sin embargo su irrupción, lejos de aprovechar toda esa innovación para reforzar la seguridad, está causando el efecto contrario: la siniestralidad se dispara de forma alarmante. 

La razón hay que buscarla en el concepto de la distracción. Tantos aparatos en funcionamiento exigen un seguimiento por parte del conductor, que como no puede tener la vista en dos sitios a la vez, pierde atención sobre la carretera. Según los datos de la Dirección General de Tráfico, hoy las distracciones al volante causan ya más accidentes que la tradicional lacra del exceso de velocidad

Incluso se podrían poner cifras: en el año 2018 se registraron en España 1.180 fallecidos en accidentes de tráfico y más de una tercera parte de esas muertes se produjeron en accidentes causados por distracciones al volante, una realidad a la que Galicia no es ajena ni mucho menos. 

Este nuevo escenario amenaza así con echar por tierra todos los logros conseguidos desde los años 80, cuando las autoridades empezaron a tomar realmente en serio la siniestralidad vial. Medidas como la implantación del carné por puntos, agresivas campañas de concienciación, la mejora de la red viaria y de los propios turismos llevaron a una reducción de las víctimas impensable. Hoy, esa tendencia descendente se está invirtiendo y detrás están las nuevas tecnologías, especialmente una: el teléfono móvil. 

MEDIDAS CORRECTORAS. Evidentemente, Galicia no es ajena a esa nueva tendencia. Por ese motivo, la Xunta ha decidido concentrar buena parte de sus esfuerzos en la materia en combatir esas distracciones al volante, lo que constituirá uno de los ejes de la sensibilización ciudadana en el marco del Plan de Seguridade Viaria de Galicia 2016-2020, que se encuentra en plena ejecución por parte de la Consellería de Infraestruturas e Mobilidade. 

Los expertos diferencian hoy entre tres categorías de distracciones al volante: las visuales, que se producen cuando el conductor desvía la vista de la carretera para centrarla en otro objeto; las manuales, provocadas por una alteración de la posición correcta de las manos sobre el volante; y las cognitivas, relacionadas con el desvío de la atención hacia otro foco distinto al de la conducción. 

En esta última encajaría el uso del móvil, que va camino de convertirse en el gran cáncer de la conducción del siglo XXI. Porque aunque la mayoría de turismos nuevos ya incorpora dispositivos manos libres para mantener conversaciones telefónicas, estos evitan la multa, pero no la distracción, ya que hay que desviar la vista para colgar o descolgar. 

La falta de atención a la conducción es ya el principal factor de riesgo en la carretera, antes que el exceso de velocidad

Un dato que ilustra mejor que cualquier argumentación el riesgo que supone el móvil en el coche: más de tres minutos hablando con el manos libres provoca que el conductor deje de percibir el 40% de las señales de tráfico, reduzca su velocidad de crucero y disminuya su velocidad de reacción ante cualquier imprevisto. 

Y eso para hablar, ya que la situación se agrava todavía más con el uso de las aplicaciones de mensajería instantánea —tipo Whatsapp— mientras se conduce. 

Otro ejemplo ilustrativo: circulando a 100 kilómetros por hora se recorren casi 30 metros en un segundo, por lo que cada instante en que la vista se aparta de la carretera aumenta en proporción aritmética el riesgo de accidente. Enviar un mensaje de texto requiere un mínimo de 20 segundos, tiempo en el que se recorren casi 600 metros en los que el conductor no mira al frente. 

OTROS FACTORES. Pese a todo, Xunta y DGT son conscientes de que no todas las distracciones tienen detrás el móvil ni la tecnología. Discutir con el copiloto, mirar a los niños sentados en los asientos traseros, buscar objetos en el bolso, manipular el GPS o el aparato de música, fumar, comer y beber son actividades de riesgo si se hacen mientras se conduce, por mucho que buena parte de ellas sean legales. Lo relevante aquí es que, al final, sus efectos resultan igual de letales.

LA IMPORTANCIA DEL CHALECO. El incremento de las víctimas mortales en atropellos también trae de cabeza a las autoridades. Así, inciden en la necesidad de salir de un coche accidentado o caminar por un arcén siempre con el chaleco reflectante. Xunta y DGT realizan campañas periódicas de concienciación y reparto de estas prendas.
 

¿Qué hay detrás de las muertes? 
Estas son las causas que hay detrás de los accidentes mortales registrados en las carreteras gallegas en 2018: 

35,2% Distracciones
16,2% Exceso de velocidad
15,6% Otro factor
11% Otra infracción
6,5% Irrupción del peatón
5,2% No respetar el paso
3,2% No respetar intervalo
2,6% Giro incorrecto
2,6% Estado del vehículo
1,3% Conducción negligente
0,7% Adelantamiento
0,7% Enfermedad
0,7% Inexperiencia
0,6% Estado de la vía
0,6% Obstáculo en la vía

104
Son los fallecidos en las carreteras gallegas el año pasado.

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