La cruel vida de los gallos de pelea: espolón afilado, cresta cortada y plumas arrancadas

Uno de los gallos de raza combatiente español incautados. EP
La Guardia Civil investiga a 4 individuos de Coristanco tras haber desmantelado una red de combates clandestinos en una finca en Carballo

El espolón afilado con limas, las crestas amputadas, las plumas arrancadas y el cuerpo confinado en jaulas diminutas o cajas de cartón. Así era la vida de los gallos de pelea hallados por la Guardia Civil en un galpón de Carballo, en el marco de la operación Lecoq, que ha desembocado en la investigación de cuatro vecinos de Coristanco por un presunto delito de maltrato animal.

La Unidad de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Comandancia de A Coruña, junto al puesto principal de Carballo y la patrulla de Milladoiro, actuó tras recibir una alerta sobre la posible celebración de peleas de gallos ilegales. El operativo condujo a una inspección en una finca donde se escuchaban cacareos insistentes y fuertes de los animales.

Un total de 19 aves encontradas

Dentro del galpón, los agentes hallaron a 19 aves de raza combatiente español, 17 machos y 2 hembras, encerradas de forma individual. Algunas estaban en galleras, otras en transportines o incluso en una caja de cartón. Todas presentaban signos de haber sido preparadas para el combate: amputación de cresta y barbilla, rasurado de patas, retirada de plumas del vientre y lomo, y espolones afilados y envueltos en esparadrapo para evitar autolesiones.

Los animales, según relata la Guardia Civil, sufrían modificaciones anatómicas "no justificadas por patologías previas", provocándoles heridas graves y exponiéndolos a posibles infecciones. Todo con el único fin de prepararlos para la posterior pelea.

Un ring y material para entrenar a los animales

Además, se localizó un ring de lona circular, utensilios para el entrenamiento de los gallos –como muñecos de cuero con forma de ave sujetos con palos–, espolones postizos, protectores, limas, tijeras, pegamento, laca, navajas, jeringuillas y hasta tres relojes de arena, supuestamente usados para cronometrar la duración de los diferentes combates.

El entorno próximo al ring estaba muy pisado y con restos de bebidas y una jeringuilla con aguja ya usada. El hallazgo refuerza la sospecha de que el lugar se utilizaba regularmente para peleas clandestinas, donde se habrían apostado hasta 40.000 euros.

Los cuatro investigados podrían enfrentarse también a un delito de amenazas con arma de fuego. Todos los animales incautados fueron trasladados a un centro de recuperación de fauna silvestre dependiente de la Xunta.