Diez años de Feijóo y de la caída del bipartito

El político que tumbó hace diez años a la Xunta de PSOE y BNG es curiosamente quien más agita su recuerdo 

Touriño, Feijóo y Quintana el 1 de marzo de 2009. ARCHIVO
photo_camera Touriño, Feijóo y Quintana el 1 de marzo de 2009. ARCHIVO

De la derrota del bipartito PSdeG-BNG en las elecciones de 2009 a manos del PPdeG se ha dicho prácticamente todo. Pero a pesar de eso hoy, cuando se cumplen diez años de aquel sorprendente —por inesperado— giro electoral, hay quien sigue dándole vueltas a la sucesión de hechos que condujo a Alberto Núñez Feijóo a su primera mayoría absoluta. Y el único diagnóstico alrededor del que existe cierta coincidencia de las dos partes apunta a que el resultado electoral del 1 de marzo de 2009 respondió a una mezcla, a partes iguales, de fracaso del bipartito y acierto del PP.

La Xunta comandada por Emilio Pérez Touriño y Anxo Quintana pagó la novatada. Entre sus errores destaca, primero, el haber primado la gestión sobre la política; haber funcionado como dos ejecutivos indpendientes, uno del PSdeG y otro del BNG; y, sobre todo, haber reproducido demasiado el modelo de Fraga cuando la sociedad esperaba una ruptura más radical. Para colmo, ya en plena campaña electoral, pinchó al personalizarla en Touriño como idea fuerza; subestimó el potencial del PPdeG y no supo o no quiso entrar al trapo de la durísima campaña de la oposición contra los lujos del bipartito, aquella de los famosos Audi y los despachos.

Para colmo, enfrente, un emergente Núñez Feijóo había conseguido lo que nadie esperaba de él: reagrupar a un PPdeG que recogió tocado, en la oposición y que ya no tenía al frente el referente de sus últimos años: Manuel Fraga.

De aquel equipo formado por 14 conselleiros la mayor parte se apartó antes o después de la política y solo siguen dos: Varela y Caride

Todos estos factores metidos en la coctelera y agitados fueron los que provocaron aquel giro hace diez años, un momento político que se podría calificar de histórico en Galicia por lo que supuso después: la consolidación de la hegemonía del Partido Popular y la total descomposición de la izquierda, cuyas consecuencias más palpables fueron años más tarde la desintegración interna del Bloque o la erosión del PSdeG a manos de Pachi Vázquez.

El shock político entre socialistas y nacionalistas por aquel escaño perdido en A Coruña que lo cambió todo fue tal que todavía hoy unos y otros son incapaces de reivindicar aquellos cuatro años al frente de la Xunta con orgullo. Es más, si el bipartito siempre tuvo que convivir con el sambenito de ser un gobierno sumido en la contradicción —por aquellos asuntos que generaban fricción entre PSOE y BNG—, una década después nada ha cambiado: el artífice de acabar con aquella alianza por entonces experimental, Núñez Feijóo, es la que más se empeña en mantener vivo su recuerdo. Durante estos años ha empleado tantas veces el bipartito como ariete contra la oposición que en Galicia acabó cuajando la idea de que fue un periodo nefasto.

El vuelco electoral de 2009 se fraguó a partes iguales por las novatadas del Gobierno y la sorprendente unidad del PP 

Para colmo, ninguno de los protagonistas de aquellos cuatro años ha gastado mucha energía en desmontar ese relato. La mayoría se dieron a la fuga, unos antes y otros después, y desaparecieron de la escena política, donde solo sobreviven dos de los 14 conselleiros: el lucense Ricardo Varela, que es senador, y la viguesa María José Caride, concejala en su ciudad.

A la espera de acontecimientos, el PPdeG celebra este viernes un gran acto en Compostela para recordar aquella noche mágica de hace diez años. Visto lo visto, seguirá siendo el único partido que agite y mantenga vivo de vez en cuando el recuerdo del bipartito, un Gobierno que se enfrenta ahí a su mayor contradicción: la de morir para siempre el día que se marche Feijóo, el hombre que lo tumbó.