Los expertos lo confirman: las mujeres jóvenes están abandonando el rural gallego

Una mujer joven atendiendo a una vaca. EP
Los datos muestran una "sobreemigración femenina" que "agrava" el envejecimiento y la masculinización del campo en Galicia

El éxodo rural de Galicia se expresa, en el siglo XXI, en clave interna. En este primer cuarto de la centuria, tres cuartas partes de los que dejaron las aldeas lo hicieron para mudarse a otros puntos de la comunidad gallega. Esta emigración interna aumentó casi un 30% en este periodo, vinculada, fundamentalmente, a gente de entre 29 y 34 años. Más aún, a las mujeres de esta edad, ya que la población femenina joven es la que protagoniza "en maior medida" este movimiento hacia "zonas máis urbanizadas", de igual manera que las chicas de entre 20 y 24 años son el tramo demográfico que "incrementa máis as súas saídas cara a outras comunidades". Una "sobreemigración femenina", pues, que tiene como resultado el "agravamento" de la masculinización del campo gallego

Son las conclusiones del dossier Mobilidade e migracións en Galicia del Observatorio Galego de Dinamización Demográfica, que recoge que, desde el comienzo de siglo, se aprecia en la comunidad una "tendencia crecente á concentración" de la población en los concellos "máis urbanizados". Sobre todo a costa de las áreas rurales, que perdieron vecinos "de forma continua" al pasar de 866.683 a 705.226 habitantes entre los años 2000 y 2023, en un proceso que se acelera desde 2011 para bajar algo el ritmo a partir de la pandemia.

¿Cuál es la razón? El análisis lo tiene claro: "A poboación rural decrece principalmente por esgotamento natural" en una estructura demográfica envejecida. Y en ese sentido advierte: la emigración juvenil tiene efectos directos e indirectos "no agravamento do declive" de estas zonas menos pobladas que la convierten "nun dos problemas máis urxentes para a sostibilidade futura de moitas áreas rurais". No solo de Galicia, sino de Europa en general.

Provincias distintas, destinos diferentes

En cifras, el estudio recoge que, del 2000 al 2021 se marcharon de los concellos rurales gallegos 514.865 personas, en una tendencia creciente que se revela en que las 23.409 salidas del 2021 fueron un 28% que las del 2000. En la misma línea, aquellas que tuvieron como destino otro lugar de Galicia aumentaron un 29,4%, al pasar de 13.741 a 17.784, una cifra que significa que ese último año hicieron las maletas 25 de cada 1.000 vecinos, nueve más que a principios de siglo. 

¿Y dónde se instalaron? En A Coruña y Pontevedra, sobre todo en las denominadas "zonas intermedias", que son, sobre todo, concellos del área metropolitana de las cinco ciudades de esas provincias o los municipios de la ría de Arousa en general.

En Lugo y Ourense, como apenas tienen zonas intermedias –Viveiro, Foz, Ribadeo, Sarria, Chantada, Monforte, O Barco, Verín, Xinzo, O Carballiño y Barbadás–, la mudanza es, en general, a la capital de provincia.

Las chicas jóvenes se marchan más

Clave en el envejecimiento del rural, cuatro de cada diez emigrados de estas zonas menos pobladas de la comunidad tenía entre 16 y 34 años.

Es en la distribución por sexos del emigrante interno donde se aprecia esa tendencia a la masculinización del rural, porque, mientras que entre los chicos de 16 y 19 años se marchan 28 de cada mil, en las chicas son 35. En el siguiente quinquenio, son 35 y 45, respectivamente. La mayor diferencia se da en el grupo de 25 a 29 años, en el que se van 47 hombres y 70 mujeres de cada mil. En la primera mitad de la treintena, también son más las mujeres (64) que los hombres (55). 

Son tasas además que, en el tramo femenino de entre 25 y 35 años, se dispararon más de 20 puntos desde el 2000.

¿La presión de los roles tradicionales?

El observatorio indica que las causas son comunes en toda Europa occidental.

La principal es que, por lo general, tras la educación obligatoria, los estudios solo pueden continuarse fuera. Pero también pesa el contexto socioeconómico desfavorable para lograr un empleo acorde a esa formación superior más allá del sector agropecuario, se ha observado que parte de ellos "recuperaron as correntes migratorias dos seus parentes, aproveitándose das vantaxes que lles brindaba a experiencia migratoria familiar", e incluso hay que contar con el simple interés por tener "un estilo de vida urbano". 

Y en el caso de esta "sobreemigración feminina", aboga por estudiar si puede extrapolarse a Galicia un fenómeno observado en otros lugares de España: "Á necesidade de fuxir de ámbitos sociais onde predominan os roles tradicionais", esto es, mudarse del pueblo a la ciudad como "pretexto para escapar do control social que moitas mozas perciben por parte das súas comunidades locais".