Galicia celebró la noite meiga

Más de 170.000 personas espantan a las meigas en una noche mágica

Hogueras en A Coruña. CABALAR
photo_camera Hogueras en A Coruña. CABALAR

Más de 170.000 personas han espantado hoy a las "meigas" en una noche mágica de San Juan, que en A Coruña ha combinado el fuego con la diversión y la fiesta.

Un día inolvidable empezó con un sol radiante y los más madrugadores ya en los arenales, con sus parcelas reservadas para una noche que empezó muy pronto.

Por San Juan, la sardina moja el pan; reza un dicho tan antiguo como real en esta ocasión, en la que las sardinas llegaron a tantas bocas como pudieron y se vieron no solo en las barbacoas improvisadas en las playas, sino en cada acera de la ciudad, transformada en un restaurante improvisado.

Con calor y sin tregua, coruñeses y visitantes empezaron a bajar a las playas la madera a última hora de la tarde y consiguieron que a medianoche, tras la quema de la falla, Riazor y el Orzán se tiñesen de naranja, con unas llamas purificadoras que caldearon un ambiente que continuó hasta que se hizo de día.

Fueron más de 170.000 las personas que se unieron a la fiesta en todos los puntos de A Coruña, según los datos facilitados por el Ayuntamiento, una de las mayores asistencias de la historia, entre las que hubo unas 120.000 personas en las playas.

Con el cambio del día, tras los fuegos artificiales, ardió la falla, encendida por las jugadoras del Amarelle de fútbol, que en esta ocasión estaba coronada por María Pita, heroína de la ciudad, y un lazo morado que recuerda el 8 de marzo, el Día de la Mujer.

El alcalde, Xulio Ferreiro, por debajo de la heroína estuvo rodeado por un pensionista que pescaba con un anzuelo del 0,25 %, de la subida de las pensiones, y por el exentrenador del Deportivo Clarence Seedorf, que intentaba rescatar a un jugador del club de fútbol de la ciudad, a punto de caer por un balcón.

Ardió, como siempre, con una llamarada de varios metros en plena playa de Riazor, que contagió al resto del arenal en cuestión de minutos.

La celebración, sin embargo, además de su fiesta en las playas, también tiene su vertiente en los barrios, que se transforman para recibir el verano en la noche más mágica del año.

La ciudad, con su fiesta de interés turístico internacional, opta desde que se masificaron las playas, en especial con jóvenes, por inundar de música todos los rincones, que viven un día único que se convierte en inolvidable, en especial, en Monte Alto y la calle que lleva el nombre de la celebración: San Juan.

En todos los rincones empezó la fiesta por la mañana, con la recogida de las hierbas de San Juan, que esta noche duermen en el agua de los hogares y por la mañana lavarán miles de caras para sellar un compromiso que se renueva una vez al año.

Las hogueras, o "cacharelas" en Galicia, inundaron la ciudad y cuando estaban a punto de extinguirse, con apenas unas llamas, fueron saltadas en varias ocasiones, pues la tradición dice que esto purifica el alma y lleva a cada uno de los que cumple a tener un año perfecto.

Las "meigas" estarán lejos 365 días y, entonces, el fuego volverá para espantarlas. Los coruñeses tienen un compromiso y estarán ahí, dentro de un año, para cumplirlo. Su magia está en juego y con ella, no juegan.