Galicia es tierra de cebollas: estos son los concellos productores

Un estudio del Centro Investigacións Agrarias de Mabegondo (Ciam) identifica 15 variedades locales de esta hortaliza

Un estudio del Centro de Investigacións Agrarias de Mabegondo (CIAM) revela que en Galicia existen 15 variedades locales de cebollas que se cosechan en las cuatro provincias. 

Alfredo Taboada Arias, Antonio Rivera Martínez y Manuel Riveiro Leira son los tres investigadores que desgranan las claves de este cultivo en una completa guía. Los trabajos del CIAM en este campo arrancaron en los 90, cuando se dio comienzo a la búsqueda y recogida de las diferentes variedades de esta planta por la geografía gallega. 

Seis de las tipologías se plantan en la provincia de A Coruña, en los concellos costeros de Cee, concretamente en la parroquia de Ameixenda; en Baldaio, en Carballo; en Malpica, que produce la cebolla chata de Barizo; en Outes, y en Betanzos.

En Pontevedra, destacan las variedades de A Guarda, Ponteareas, Vilagarcía y de la parroquia de Bordóns en Sanxenxo. Esta última es una de las que más llama la atención por, casi duplicar, el peso medio del bulbo de las otras variedades.

Otras tres tipologías de esta especie crecen en Lugo. Concretamente, en Mondoñedo, Ribadeo y en la parroquia de San Xulián, en A Pobra de Brollón.

En tierras ourensanas, los investigadores catalogaron como propia una variedad en Oímbra y otra en el concello de Cea. No obstante, el estudio deja abierta la posibilidad de que se den más tipos de este vegetal en el agro gallego.

El cultivo de la cebolla comenzó a desarrollarse en Galicia a partir del siglo XVI y, desde los inicios, no se pensó solo en el autoconsumo sino también en su exportación, y es que las hortalizas gallegas llegaban a Europa e incluso hasta América. Esta realidad explica, según los estudiosos, que las mayores plantaciones aparezcan en zonas de costa y alrededor de grandes núcleos de población.

Una especie que precisa 14 horas de luz para crecer

Las áreas en las que tradicionalmente se plantan más cebollas son las comarcas de Betanzos, Bergantiños, Ferrol y Muros-Noia, además de la lucense de A Mariña, las pontevedresas de O Baixo Miño y Caldas. Los terrenos dedicados a este cultivo fueron mermando desde principios del siglo XX y en los últimos años ocupan una superficie de, aproximadamente, 1.200 hectáreas.

La época ideal para cultivar este vegetal es la de los meses de marzo y abril, agosto y septiembre, ya que las variedades locales gallegas necesitan unas 14 horas de luz para crecer. La mayoría aparecen con un color amarillo amarronado, forma achatada y un sabor suave o ligeramente picante.

El experimento de la conservación

El grado de conservación fue otro de los parámetros analizados. Los investigadores almacenaron 100 cebollas de cada tipo en cajas de madera durante 24 semanas. Cada cuatro semanas, retiraron aquellos vegetales podridos o con mal aspecto y, las cebollas que superaron este proceso, fueron las que dictaminaron el porcentaje de conservación de cada variedad.

Las betanceiras serían las que tienen una mayor capacidad de conservación de las quince tipologías objeto de estudio, con un nivel del 59%, seguidas de las de Ribadeo con un 55,5%. En el tercer puesto aparece Vilagarcía, con una ratio de mantenimiento del 54,1% y en el cuarto puesto estarían las hortalizas de A Pobra de Brollón, con un 51%

Otro de los parámetros analizados fueron el rendimiento. En este caso, destacan los frutos que se recogen en Cee y en Cea, con una producción de 44 toneladas por hectárea en ambos casos, y en el municipio ourensano de Oímbra, con 43, y en Outes, con 40.