José Luis Bello, hematólogo: "Los CAR-T son el no va más para curar enfermedades"

José Luis Bello, miembro de la Real Academia de Medicina de Galicia y 'padre' del primer trasplante de médula realizado en Galicia. RAMG
Con 50 años de trayectoria, José Luis Bello López es el primer hematólogo en ingresar en la Real Academia de Medicina de Galicia. Tras ayudar a montar esta área en el Meixoeiro, dirigió el servicio en el Chus entre 1990 y 2021, donde hizo historia al hacer el primer trasplante de médula de Galicia en 1993. Hoy ve en las terapias CAR-T el futuro y no solo para combatir cánceres hematológicos.

Si hace unos años los pacientes con patologías hematológicas malignas estaban sentenciados, ahora, el 60% se cura. El dato lo aporta el doctor en Medicina y Cirugía, hematólogo y nuevo académico José Luis Bello López (Santiago, 1951), que desde 2018 ayuda a desarrollar tanto en Galicia como a nivel estatal el proyecto para implantar la innovadora terapia CAR-T, esto es, la inmunoterapia celular que ha revolucionado el tratamiento de los linfomas, el mieloma múltiple y algunas leucemias y que hoy se abre a nuevos campos en los "1.580 ensayos en marcha en el mundo". "El 70% de los ensayos son en oncohematología, pero el 25% ya son en oncología y tumores sólidos y un 3% se está haciendo en enfermedades autoinmunes", explica el experto. Bello constata que "con los CAR-T tenemos a tiro patologías como el lupus o la esclerosis múltiple" y augura que se extenderán para atacar "a virus y hongos e incluso para la eliminación de la fibrosis cardíaca" y de las células senescentes asociadas al envejecimiento, que son las responsables de que "funcionen mal los órganos y que crean inflamación continua".

¿Cómo recuerda el día en el que, junto a sus compañeros, marcó un hito al acometer el primer trasplante de médula de Galicia?
Recuerdo ese trasplante como algo que cambió nuestras vidas y las de los pacientes. Pensamos que no tenía ninguna lógica que tuviesen que ir a Barcelona, Santander o Madrid. Si allí podían hacerlo, nosotros también seríamos capaces. Teníamos que ir a los centros que estaban más adelantados y aprender. No tenía ninguna lógica trasladar a un paciente de aquí y a su familia a Madrid y que cada vez que hubiese complicaciones tuvieran que volver. Fue un salto importante en el campo de la hematología. También recuerdo muchos nervios, porque todos los ojos estaban puestos en lo que iba a pasar. Y salió muy bien. Era una paciente con linfoma, objeto de un trasplante autólogo [con céluclas madre de la paciente], que se curó. Dos años después, empezamos con los alogénicos de donantes familiares o de desconocidos de otros países y supuso otro salto y otros nervios. Salimos adelante y hoy podemos estar muy orgullosos de los hospitales gallegos.

¿Se imaginaba usted que la oncohematología avanzaría hasta el punto en el que nos encontramos?
En aquel momento, era prácticamente ciencia ficción. En las últimas décadas el avance ha sido extraordinario. Cambiaron las quimioterapias clásicas, aparecieron los anticuerpos monoclonales y luego llegaron estas terapias. De un lado, las que se dirigen a las alteraciones moleculares de estas enfermedades, que curaron leucemias que antes eran difíciles de curar y, por último, llegaron los CAR-T. Esto es ya el nova más, porque suponen enseñar a las células inmunitarias del organismo a defenderlo no solo contra infecciones, sino contra las células tumorales. Es lo más fisiológico, pues no hay que buscar ningún fármaco fuera, sino transformar los lifocitos del paciente en un arma terapéutica. Es lo más refinado que se puede utilizar para curar una enfermedad.

En 2024 se realizaron en Galicia 213 trasplantes de médula. ¿Esta terapia ha dejado de ser la mejor vía de tratamiento para el cáncer hematológico con la llegada de los CAR-T?
Depende del tipo de enfermedad. La leucemia mieloide se trata con quimioterapia y, si no funciona o es un caso de alto riesgo, se trasplanta al paciente. Generalmente, los trasplantes alogénicos van muy bien. Entre las neoplasias linfoides, ante la leucemia linfoblástica aguda, que es la más frecuente en niños, se empieza con qumioterapia y, si hay recaída, se utilizan los CAR-T. En los linfomas de subtipo B, cuando el tratamiento habitual fracasa en dos líneas terapéuticas, se utiliza también el CAR-T. Pero ya se ha demostrado que cuando es un linfoma resistente está indicado poner ya el CAR-T. Hoy se usa como última arma terapéutica, pero creo que se adelantará.

El elevado coste incidirá en el hecho de que se reserve para pacientes con recaídas...
El coste es muy alto. Solamente una infusión de linfocitos reprogramados para que puedan atacar las células malignas cuesta entre 320.000 y 350.000 euros. Sumando la hospitalización y si hay alguna reacción tóxica, se sube fácilmente a los 400.000. Por eso han empezado a aparecer los CART académicos, que se hacen en los hospitales públicos, como el Clinic de Barcelona, con el que colaboramos en algunos ensayos. Cuando hay grupos potentes de investigación, son capaces de diseñar genes que hagan que un linfocito T se transforme en un linfocito CAR-T.

"El coste de los CAR-T comerciales ronda los 350.000 euros frente a los 90.000 de los CAR-T académicos. Debemos fabricarlos aquí"

Galicia cuenta con el Centro de Fabricación de Terapias Avanzadas.
Pero aún no las fabrica.

Efectivamente. ¿Pero estamos más cerca de poder desarrollarlas?
Estamos cerca de fabricar terapias académicas que otros han diseñado. Ahora, con los CAR-T comerciales, sacamos las células en el hospital, se separan los linfocitos T, pero tienen que ir a una fábrica en Europa. El proceso —que exige pedir los permisos y que el ministerio o la consellería acepten poner el CAR-T al paciente, para luego fabricarlo y traerlo— dura entre 30 y 60 días, como mínimo. Los CAR-T académicos se fabrican en el sitio en unos diez días. Además, el precio ronda los 90.000 euros. Lo que pasa es que los CAR-T académicos están naciendo muy lentamente. De otra parte, se trata de que la industria farmacéutica colabore y fabrique estas terapias. En Galicia, la Xunta acordó que cuando se compra un CAR-T comercial de 320.000 o 350.000 euros se paga en función de los resultados. Pero más barato siempre va a ser potenciar la investigación y que en Galicia haya investigadores capaces de desarrollar CAR-T nuevos. Será un orgullo y un ahorro financiero.

¿Cuál sería el horizonte temporal?
Los primeros pasos se han dado. Se firmó un acuerdo con el Clinic de Barcelona para empezar a fabricar aquí sus CART académicos. El segundo paso sería tener investigación propia. Aparte, los hospitales están utilizando fármacos en ensayo. Ahora están empezando a aparecer CAR-T contra tumores de pulmón, de estómago, contra el glioblastoma... Hay más de 200 ensayos en tumores sólidos . Las posibilidades son infinitas. Apostemos por la investigación.

“No necesitamos más facultades de Medicina. Dividir nunca es bueno"

Acabamos de vivir una huelga en Atención Primaria y este mes afrontamos otra de médicos por el Estatuto Marco. ¿Cómo ve la situación de la profesión?
El coste de mantener una sanidad pública es muy alto, es verdad. Pero hay dos cosas en las que vale la pena invertir: la sanidad y la educación, dos pilares para conseguir una sociedad mejor y más igualitaria. Si un país no tiene una sanidad pública potente, lo pagaremos todos, pero especialmente la gente con menos recursos. La asistencia primaria está muy poquito cuidada, cuando tenía que estar mimada. Los médicos de familia son los que tienen el primer contacto con el paciente, los que lo aconsejan y cuidan, evitando que llegue gente que no tiene que ir al hospital. Porque, si se previenen enfermedades, luego no hace falta curarlas. Hay que pagarles adecuadamente y hay que cuidar nuestros hospitales, potenciando el número de especialistas y todos estos tratamientos. Hay que reconocer que la sanidad pública en Galicia está funcionando muy bien. Si usted necesita cualquier tratamiento, aunque sea caro se lo financia. No recuerdo haber tenido ningún problema en poner un medicamento y que me dijesen que no. Pero tiene defectos que tiene cualquier sistema sanitario.

¿Cuáles son esos defectos?
Que los fármacos son cada vez más caros. Calculo que más de 100 pacientes al año necesitarán tratamiento con CAR-T y en poquito tiempo podríamos llegar a 150. Además, creo que se aumentarán las indicaciones y se van a poner en fases más iniciales. Si los costes no se van ajustando, serán muy altos. Recientemente, la consellería anunció 100 millones para el tratamiento con CAR-T de los mielomas que son muy agresivos. La apuesta es importante y tiene que ser así, porque no hay otro remedio.

¿Necesitamos más facultades de Medicina en Galicia?
Sinceramente, creo que no. Se necesita colaboración con todos los hospitales, que vaya habiendo profesores en todos y que colaboren en la docencia. Dividir nunca es bueno. Si se financia bien una facultad, que se puede llamar perfectamente Facultad de Medicina de Galicia, será potente. Si la financiación se divide —porque no se va a duplicar— para crear dos o tres, disminuirán en prestigio y calidad.