Justo Sierra, presidente de Urovesa: "En situaciones críticas, nuestros vehículos salvan vidas"

Justo Sierra, presidente de Urovesa. EP
Hace 28 años que Justo Sierra entró en prácticas en la empresa familiar que hoy dirige y que afronta un potente plan de expansión en una coyuntura en la que la UE se prepara para reforzar la inversión en seguridad y defensa. Con el vehículo Vamtac como producto estrella tanto en la esfera militar como para usos civiles como la recogida de residuos o la extinción de incendios, por cada empleo que genera Urovesa "se crean entre 4 y 5 en la industria auxiliar"

Con una plantilla que oscila entre los 250 y los 300 efectivos en sus centros de Valga y Santiago, Urovesa es un referente mundial en diseño, fabricación y posventa de vehículos especiales para uso militar y civil. Tras tomar en 2016 el testigo de su padre, el fallecido José Sierra, el presidente, Justo Sierra (Viveiro, 1971), tiene entre manos un plan para duplicar la producción en Valga hasta los 5.000 vehículos al año en un escenario en el que la geopolítica empuja a Europa a reforzar el presupuesto destinado a defensa.

Preparan un importante crecimiento en Valga, ¿cómo ha evolucionado la cartera de pedidos?
En los últimos ejercicios ha ido creciendo de una forma constante y bastante equilibrada. Es el resultado del trabajo hecho en el mercado nacional y fuera de nuestras fronteras. El nacional, muy consolidado, ha ido creciendo y nos aporta estabilidad todos los años, mientras que la exportación viene marcando la diferencia entre un ejercicio bueno y uno excelente. Lo lógico es que, si atendemos a esta evolución, y considerando los retos actuales y futuros, necesitamos capacidad de crecimiento.

"La inversión de la UE en defensa ha sido inferior a lo necesario para garantizar la seguridad"

¿Prevén una mayor demanda con la UE apostando por elevar el gasto en defensa ante la guerra en Ucrania y las políticas del presidente Trump?
Nuestra percepción es que habrá un escenario de inversión en capacidades de defensa en todos los estados de la UE. En mi opinión, en las últimas décadas la inversión en defensa y seguridad estuvo por debajo del umbral recomendable y necesario para garantizar nuestra seguridad, en parte porque habíamos depositado en la Otan esas capacidades. La situación ahora es diferente. Los planes de inversión obedecen a una necesidad de recuperar la capacidad de disuasión que Europa debería tener para garantizar la seguridad y tranquilidad en un escenario mundial políticamente mucho más inestable.

¿El plan anunciado por el Gobierno central por valor de 10.741 millones para modernizar las Fuerzas Armadas y elevar al 2% del PIB el gasto en defensa es una oportunidad?
Lo es para todas las empresas del sector. Es una palanca financiera sin precedentes para que dé un salto en capacidades tecnológicas e industriales, genere empleo de alta cualificación y contribuya a recuperar autonomía estratégica. En el caso de Urovesa, al ser nuestro producto un vehículo con un componente de diseño y fabricación nacional muy alto, y que integra equipos de todo tipo, como sistemas de comunicaciones, mando y control o exploración, será una buena oportunidad para desarrollar con otras empresas nuevas soluciones tecnológicas.

Hace 33 años que exportan. ¿Cuáles son sus principales mercados y qué peso tiene la demanda nacional?
Al trabajar orientados a licitaciones y bajo proyectos específicos, el balance entre los mercados nacional y exterior varía mucho. Podemos hablar, por ejemplo, de años en los que la demanda exterior supuso un 75% de la actividad, y otros en los que no superó el 30%. Lo sano y razonable es que dos tercios de nuestra actividad provenga de los mercados exteriores. Los mercados a los que nos orientamos en los últimos años son el área de Asia Pacífico, Medio Oriente y, de forma progresiva, Europa.

"En Urovesa hemos optado por formar a nuestros operarios con la creación de nuestra escuela. Logran un título oficial"

¿Prevén lanzar nuevos vehículos civiles o militares al crecer en Valga?
Las nuevas instalaciones se proyectan fundamentalmente para impulsar las capacidades de producción y posventa de la gama que ya tenemos. Pero, también tendrán capacidad para crecer y acoger nuevas líneas de producto, porque trabajamos para reforzar las capacidades de carga y protección de nuestro Vamtac y para dar respuesta así a las amenazas y retos de operaciones actuales y futuras. Y servirán para que, gracias a las tecnologías duales que incorporamos, tengamos más capacidad de producción de nuestra gama civil de camiones todoterreno partiendo de los productos militares. Al fin y al cabo, en muchas ocasiones los escenarios militares se parecen a un entorno de trabajo tras una catástrofe natural.

El vehículo de alta movilidad táctico , el Vamtac, es su producto estrella en la esfera militar. ¿Qué soluciones ofrecen al mercado civil?
El Vamtac también tiene su demanda, pues lo ofrecemos en versión civil. Por ejemplo, en el sector de camiones contraincendios y de emergencias, la posibilidad de evolucionar por terrenos muy abruptos, a muy alta velocidad, con gran capacidad de carga y con un alto grado de seguridad para los ocupantes ofrece características únicas. En situaciones críticas, nuestros vehículos salvan vidas. También estamos fabricando camiones urbanos, muy estrechos y con alta capacidad de carga, para trabajar en calles estrechas para recogida de residuos, limpieza o contraincendios. Tenemos casi cien unidades trabajando en varios ayuntamientos de España.

¿Cuesta cubrir vacantes?
Hemos optado por formar a nuestro personal, especialmente a los operarios de fábrica con la creación de nuestra propia escuela, Intrac, y gracias a varios convenios con la Consellería de Emprego. Formamos operarios muy especializados que, tras un proceso intensivo, están listos para incorporarse al equipo con un título oficial. ¿Cómo evalúa el plan de la Xunta para reorientar el sector aeroespacial gallego con 180 millones de inversión a diez años? Es un acierto apostar por la seguridad y defensa como actividad estratégica. Es un sector altamente tecnológico, que genera empleo estable y muy cualificado, que contribuye a reforzar las capacidades industriales, y con potencial en Galicia por el gran número de empresas que pueden orientar sus capacidades hacia esta actividad.

"Nunca pensé en continuar la empresa familiar; pero al entrar en prácticas vi que podía ayudar"

En 2016, usted y sus hermanas sucedieron a su difunto padre. ¿Qué balance hace?
Diría que muy positivo, con un extraordinario camino recorrido. Hemos visto crecer el proyecto y podemos estar orgullosos. Lo hicimos de una forma natural, siendo conscientes de dónde veníamos y de adónde queríamos llegar, con un equipo humano extraordinario, con un talento excepcional y, sobre todo, con un propósito, un legado y unos valores que marcan la diferencia. Las empresas familiares que no se profesionalizan, y que no cultivan los valores, tienen menos posibilidades de sobrevivir.

Se licenció en Económicas por la USC y cursó un máster en Dirección y Gestión de Comercio Exterior y un Executive MBA por el Ieside. ¿Sus inicios laborales fueron en Urovesa?
Así fue, aunque la verdad es que nunca pensé en continuar la empresa familiar, porque no entendía ni apreciaba lo que suponía el proyecto, el trabajo y el legado de nuestro padre. Tuve otras opciones al acabar la carrera, pero en 1997 entré a hacer unos meses de prácticas. Vi que era un momento en el que podía ayudar a desarrollar y consolidar el proyecto, sobre todo en internacionalización. Fueron años difíciles pero apasionantes, con pocos medios y mucha ilusión. Luego las cosas empezaron a funcionar bien, y fui sintiéndome más identificado con el proyecto.

¿Habrá una tercera generación al frente de la empresa familiar?
No sabría decirlo a estas alturas, porque las generaciones futuras son todavía muy jóvenes. Lo que sí está claro es que, de haberla, la primera condición es que tendrá que gustarle lo que haga. A partir de ahí, necesitaría estar muy capacitada, aportar un gran espíritu de sacrificio y ser consciente del legado y los valores que nos vieron crecer.