El milagro exprés de Rueda

En estos dos años al frente de la Xunta, disipó las dudas internas y demostró a la oposición que se equivocó al infravalorarlo
Investidura de Rueda en mayo de 2022. ARCHIVO
photo_camera Investidura de Rueda en mayo de 2022. ARCHIVO

Tal día como hoy, hace dos años, Alfonso Rueda daba sus primeros pasos como presidente de Galicia. No habían pasado ni 24 horas de su investidura en el Parlamento, en una sesión en la que la mayoría absoluta del PPdeG disipó cualquier factor sorpresa, pero no la incertidumbre que rodeaba el nuevo escenario político. La del propio PPdeG, inquieto de puertas para adentro sin la red de seguridad que había representado Feijóo durante años; y la de la oposición, forzada a cambiar buena parte de su estrategia política y electoral.

La salida repentina de Feijóo a Madrid para liderar el PP nacional convirtió a Rueda en el sexto mandatario de la Galicia autonómica por la vía rápida, en un relevo exprés sin gran ruido interno, casi quirúrgico, como acostumbra a hacer el PPdeG cuando la necesidad obliga. El nuevo presidente se puso a trabajar con una línea más bien continuista, apenas barnizada con un toque personal que con el tiempo acabaría siendo bautizado como estilo Rueda.

La política gallega entró entonces en una fase de cierta tregua, por momentos casi anestesiada a la espera de que el calendario acercase las elecciones. Fueron meses de tanteo que le vinieron muy bien al nuevo presidente de la Xunta para consolidarse, con medidas sociales efectistas y una amplísima agenda que le permitió darse a  conocer más entre los gallegos. 

Enfrente, la oposición lo subestimó. No a la maquinaria electoral del PPdeG, pero en cierta medida sí a su candidato, al que llegaron a despreciar políticamente como presidente suplente. Sin embargo, Rueda demostró que más de una década en la sala de máquinas del partido y en el Consello da Xunta, si se aprovechan bien, permiten tejer una importante red política de la que echar mano cuando se necesita.

En su caso, calibró su potencial en las municipales de hace un año con buen resultado. Entonces, engrasó la maquinaria electoral, ajustó algunas piezas y se lanzó a por la Xunta el 18-F. El mal momento del PSOE y su sucursal gallega, la desintegración del rupturismo y el buen ojo político para aprovechar a su favor la polarización PP-BNG hicieron el resto.

Hoy, dos años después, un 13 de mayo, mientras Portugal celebra entusiasmado la aparición de la Virgen a tres pastores en Fátima, en la política gallega se acabó el tiempo del tanteo y la incertidumbre. Y aunque algunos todavía dudan, ya no lo hacen de la figura de Rueda, sino del éxito electoral del PPdeG. Porque es casi más milagroso que lo de la Virgen en Fátima.