Incendios de 2022 en Galicia: la reconstrucción sigue y muchos vecinos se sienten olvidados
Las zonas más castigadas por la ola de incendios que este verano asoló Galicia se enfrentan ahora a una reconstrucción que ya encararon antes los afectados por los fuegos en anteriores veranos negros.
La aldea de Vilar, en Folgoso do Courel, fue uno de los núcleos más castigados por las llamas que azotaron este municipio lucense en el verano de 2022. Su alcaldesa, Dolores Castro Ochoa, aún recuerda la magnitud del desastre, tras sufrir "el incendio más grande y agresivo de Galicia" en aquel año. Unas 12.800 hectáreas quedaron reducidas a cenizas y, tres años después, la reconstrucción avanza con lentitud. Paco, vecino afectado, cuenta que "todo está a medias, en proceso". "Desde julio de 2022 sigo sin casa y es algo desesperante y frustrante", relata.
Las llamas fueron tan devastadoras que arrasaron una veintena de construcciones, entre ellas viviendas principales y secundarias, además de garajes, galpones y cabañas. Algunas no se reconstruirán porque los propietarios consideran que no vale la pena el esfuerzo económico que supone. "Hay una o dos casas casi terminadas, pero la mayoría están a medio hacer o en ruinas, con riesgo para la vía pública", señala Paco. Tanto él como otros vecinos de la aldea se sienten olvidados.
En A Veiga de Cascallá, en el concello ourensano de Rubiá, Ofelia Fernández sufrió pérdidas similares. Su vivienda se incendió y aún recuerda como ella misma cogió la manguera para intentar controlar las llamas. "Nadie se presentó; solo llegó un camión de bomberos a las dos y media de la madrugada", rememora. "No fue solo mi casa; ardieron varias viviendas unidas. Muchos vecinos ayudamos como pudimos", relata. Al igual que Paco, dice sentirse olvidada por las autoridades.
Ofelia y otros vecinos pasaron horas intentando contener el fuego. Cuenta que la retirada de los restos tardó días y que la ayuda fue insuficiente. "Se siente uno muy solo, desamparado. Es como si nos hubieran olvidado", asegura. Además, sostiene que los trámites para acceder a las ayudas le resultaron largos y complicados, retrasando la reconstrucción.
Difícil recuperación
Como en el caso de Vilar, en A Veiga de Cascallá algunas construcciones dañadas por las llamas fueron recuperadas por sus dueños, pero no todas. Muchas de las usadas como segunda vivienda quedaron destruidas y sus propietarios prefirieron comprar otras.
La reconstrucción en estos lugares no es sencilla. Vilar, por ejemplo, es una aldea apartada donde construir cuesta el doble que en otras zonas de la provincia de Lugo y las constructoras muestran poco interés. "Para mí, los constructores de O Courel no tienen palabra", critica Paco, para el que los requisitos patrimoniales que fija la Consellería de Cultura y la burocracia complican aún más los trámites.
"Ahora mi casa está en obras y confío en poder vivir allí antes de fin de año, pero la espera ha sido muy larga", comenta este caurelano.
Las ayudas de la Xunta se otorgaron de manera rápida tras los incendios, con diferente intensidad en función de los daños. Paco recibió inicialmente lo máximo, 62.000 euros, que luego se redujo a 40.000, una cantidad que considera insuficiente. "Con 40.000 euros no llega para reconstruir una vivienda y menos como ellos quieren. Es imposible", dice.
Además, explica que justificar la inversión dentro del plazo establecido es complejo y cree que las administraciones "ponen muchos impedimentos y trabas".
Golpe al museo etnográfico de Xan de Vilar
El museo etnográfico de Juan Sánchez Rodríguez, más conocido como Xan de Vilar, quedó completamente calcinado en los incendios de 2022 en O Courel. No estaba registrado como tal y no recibió ayudas. los vecinos hicieron una colecta y el Concello guarda algunos objetos, pero el bajo, ya reconstruido, sigue vacío y su dueño, sin ánimo.
Fue en 1999 cuando este vecino de la aldea de Vilar puso en marcha una iniciativa para reunir piezas representativas de las actividades tradicionales de O Courel, además de objetos cedidos por otros vecinos.
Daños en la naturaleza
El fuego no solo arrasó viviendas. El monte comunal y el soto de Vilar también resultaron devastados. La Consellería de Medio Rural con la ayuda del grupo de desarrollo rural Ribeira Sacra-Courel iniciaron tareas de regeneración, aunque el proceso fue lento. "La Consellería de Medio Ambiente todavía tiene que retirar árboles destruidos, y quedan proyectos pendientes como limpieza de pistas y reposición de depósitos de agua", explica la alcaldesa Dolores Castro. "En el ámbito forestal hay más facilidades, pero regenerar la vegetación y que se note en el monte no se logra de un día para otro", reconoce la regidora de Folgoso do Courel.
Asimismo, señala que "la Xunta de Galicia tendrá que pagar para que saquen la madera ardida del monte porque las empresas no estaban interesadas por la dificultad del terreno y la orografía".
Al igual que en Vilar, en A Veiga de Cascallá el fuego no solo se llevó casas. También arrasó parte del monte y los recursos de los que dependen muchos vecinos. "Ver cómo todo eso se quemaba delante de nosotros fue devastador porque hablamos de perder el monte, la comida, el futuro de nuestros hijos y la identidad misma de la aldea", lamenta Ofelia Fernández.
En el Concello de Rubiá los castaños no son solo árboles. "Son nuestra tradición, alimento y parte de la historia que heredamos de nuestros abuelos", concluye.