La Xunta receta menos impuestos y más ayudas sociales para los hogares gallegos

Ataca la sangría demográfica con la conciliación y abre con la vivienda usada un nuevo paquete de rebajas fiscales

Alberto Núñez Feijóo, durante la primera sesión del debate, este martes. PEPE FERRÍN (AGN)
photo_camera Alberto Núñez Feijóo, durante la primera sesión del debate, este martes. PEPE FERRÍN (AGN)

LAS FAMILIAS gallegas encararán el cambio de década con más alegría en sus bolsillos al disponer de nuevas ayudas públicas y menos presión fiscal, receta clásica que la Xunta lleva aplicando ya varios ejercicios con buenos resultados: 1.100 millones de ahorro en las economías domésticas desde 2009. Con ella, pretende minimizar el impacto "demoledor" que tendrán en los hogares el dieselazo y otros impuestos impulsados por el Ejecutivo de Pedro Sánchez, convertido este martes junto a Cataluña en el archienemigo de los intereses de la comunidad y en ejemplo de inestabilidad, debilidad e improvisación política.

Frente a ellos, Alberto Núñez Feijóo dibujó este martes en el debate del estado de la autonomía una Galicia "estable". Y la mejor prueba es la aprobación, este miércoles en el Consello, del techo de gasto de 2019, paso previo a que la Xunta disponga de presupuestos "no prazo legal". Y será precisamente en esos Orzamentos en los que se sustancien las nuevas rebajas fiscales de las que disfrutarán los gallegos.

De arranque, Feijóo solo deslizó una: menos impuestos para comprar vivienda usada para residencia habitual, hasta el punto de que jóvenes, familias numerosas y discapacitados serán los que menos paguen en este concepto en toda España. También garantizó que "se manterán todos os beneficios fiscais que estean en vigor".

La recuperación económica también permitirá consolidar los derechos de los empleados públicos e incluso adquirir nuevos privilegios a través de la carrera profesional. Y las mejoras en materia laboral no se quedarán en el funcionariado, ya que Feijóo pretende reabrir el diálogo social con los sindicatos, una idea que reforzará con diversas propuestas para atraer empresas e inversiones e impulsar la formación. El objetivo no ha cambiado: cerrar la legislatura con al menos 80.000 empleados más.

POLÍTICA SOCIAL. La economía fue lo más reseñable de un debate de política general en el que, esta vez sí, Feijóo huyó del modelo clásico de los grandes anuncios estelares para cambiarlo por una batería de medio centenar de propuestas menos pomposas pero más realistas. Y buena parte de ellas tiene que ver con la política social y, particularmente, con la demografía y la conciliación, la única asignatura que quedó pendiente de su hoja de ruta 2015-2020, en palabras de Feijóo. Precisamente, el líder popular ya avanzó que presentará un nuevo plan estratégico 2021-2027, en el que la sangría poblacional ocupará un papel central.

De momento, a corto plazo, Galicia dispondrá en 2019 de la primera ley de impulso demográfico de Europa y seguirá apostando por el retorno de emigrantes. Pero la vía por la que pretende repoblar Galicia la Xunta será la de la conciliación, animando a las empresas a aplicar horarios más flexibles. El plan de conciliación de la Xunta también llegará al ámbito municipal y no solo se mantendrán todas las ayudas para el cuidado de hijos sino que algunas, como el Bono Coidado, se ampliarán, para que no solo incluyan guarderías sino también las ludotecas.

El giro social de la Xunta que puso fin a años de austeridad tendrá continuidad también con las líneas de ayudas a los más necesitados o a la dependencia: más Risga y más subvenciones para el cuidado de mayores, que indirectamente también tiene repercusión en la conciliación familiar.

Las políticas sociales se completan con una línea continuista en educación y sanidad: en el primer caso ahondando en la FP y la digitalización y en el segundo, con la atención a los mayores a través de una novedoSa estrategia para enfermos crónicos.

XACOBEO. Era un secreto a voces que el Xacobeo ocuparía un lugar destacado en el discurso de Feijóo. El presidente pidió "entender" la cita como una "oportunidade histórica" para Galicia, como lo fue la Expo para Sevilla o los Juegos Olímpicos para Barcelona, por lo que reclamó diseñarlo "entre todos": los políticos a través de un grupo de trabajo específico y la sociedad a través de la plataforma O teu Xacobeo.

Más allá de estos asuntos, Feijóo deslizó cierta continuidad en materia de transporte, igualdad, rural e infraestructuras, estas últimas —ceñidas al Ave— quizás las grandes olvidadas del debate de 2019 en detrimento del medio ambiente, un área que acaba de cambiar de conselleira y que dejó anuncios relevantes. Así, Feijóo insistió en el crecimiento ordenado de Galicia a través de varias leyes y avanzó una nueva política hídrica y de residuos que permitirá a los ciudadanos ahorrar en los recibos de la basura y el agua.

POLÍTICA. Pero el debate también dejó tiempo para la política pura y dura. En este sentido, Alberto Núñez Feijóo hizo un llamamiento a la necesidad de convocar la Conferencia de Presidentes para abordar la financiación autonómica. "Non se pode pór a escusa de Cataluña para non abrir" un debate que ve "imprescindible".

También cerró la puerta a una reforma constitucional si tiene como único fin "contentar" al independentismo catalán, aunque no para otros fines como una posible reforma del Senado. Y una y otra vez fue tajante con el agravio y el ataque que supondría privilegiar a unas comunidades frente a otras. Porque si se ataca al Estado Galicia forma parte de él "e os dereitos dos galegos están sendo igualmente agredidos". "É hora de dicir que non poden pagar xustos por pecadores", zanjó un Feijóo especialmente beligerante con el caso catalán.

A nivel doméstico, el del PPdeG usó sus dos turnos de réplica para desmontar las acusaciones de la oposición, especialmente duras al abordar los recortes en sanidad o la política contra el fuego. Pero frente a la visión apocalíptica de En Marea, PSdeG y BNG, Feijóo defendió su gestión, habló de una Galicia "mellor" que la que heredó en 2009 y que todavía irá a más en 2020. Y tendió la mano al diálogo y al "consenso", con un guiño especial hacia los socialistas y con sus peores reproches hacia un Luís Villares con el que acabó especialmente cabreado.

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