Condenado en Vigo por entrar de noche a manosear a la hija de 14 años de su pareja
El hombre se acostó detrás de ella, le levantó la camisa del pijama y le metió la mano por debajo del sujetador. Ella, que entonces tenía 14 años y era hija de su pareja, le hizo ver que estaba despierta y que quería que parase. Él, de primeras, retiró la mano. Pero, segundos después, insistió en la agresión sexual. Ahora, pagará su delito con cuatro años de cárcel.
La sección quinta de la Audiencia Provincial de Pontevedra, con sede en Vigo, condenó a este acusado de agresión sexual tras considerar que el testimonio de la víctima posee "alcance suficiente para desvirtuar el principio de presunción de inocencia" del varón, ya que no ven en sus palabras una mera intención de perjudicarlo, pese a que él atribuía la denuncia a su reacción una discusión "muy fuerte" que había tenido con su madre después de que reprochara que la niña "no colaboraba en casa".
Asimismo, "supera los filtros de coherencia interna, corroboraciones periféricas y persistencia en la incriminación".
Temor a que no le creyeran
Los hechos ocurrieron en una noche cercana a las navidades de 2022, cuando el encausado entró en la habitación de la joven para manosearla. Solo cejó en su empeño cuando ella se puso boca abajo para impedir pudiera seguir tocándola, "lo que hizo que éste se levantara y se fuera de la habitación", según los hechos que la sentencia declara probados.
Lo cierto es que no era la primera vez que lo intentaba. Ya unos días atrás, la chica se despertó súbitamente al notar una caricia en el brazo. Entonces, vio que el novio de su madre era quien estaba tocándolo. En cuanto le gritó "¡qué haces!", el paró y se fue. Cuando lo hablaron con la madre, al día siguiente, esta dio por buena la excusa de que la había rozado buscando el cargador del móvil. Volvería a utilizarla después de la agresión sexual consumada.
"Ella prefirió creerlo a él, porque yo le dije que mi cajón estaba al lado derecho y él estaba al lado izquierdo y ella prefirió creerle a él y yo pensé que no me iba a creer", declaró la víctima en el juicio. De esta manera, para evitar nuevos episodios, le pidió a su madre pasar a dormir en la habitación de su hermana pequeña, alegando que tenía frío por las noches. Desde entonces, las niñas compartieron cama y la mayor logró quedar protegida de su agresor. Todo ello bastante tiempo antes de la discusión que, según el hombre, motivó la denuncia.
Finalmente, aunó el suficiente valor como para contarle lo ocurrido primero a su abuela y luego a la orientadora de su colegio, donde habían notado también una bajada en su rendimiento. Cuando su madre le preguntó que por qué no se lo había dicho a ella, "se puso a llorar y le dijo que no se lo había contado porque no la iba a creer".
Se le prohíbe acercarse a ella
Por todo ello, los magistrados condenan al procesado por un delito de agresión sexual en la persona de una menor de 16 años, con prevalimiento por convivencia.
Además de los cuatro años de prisión, también le han impuesto la prohibición de aproximarse y comunicarse con la víctima durante cinco años, así como la inhabilitación para el ejercicio de los derechos de la patria potestad, tutela, curatela, guarda o acogimiento durante cuatro años; y la inhabilitación para cualquier profesión, oficio o actividades que lleven aparejado contacto regular y directo con menores de edad durante seis años. Asimismo, deberá indemnizar a la afectada con 3.000 euros.
La Fiscalía había solicitado cinco años de cárcel.
La sentencia no es firme, pues contra ella cabe presentar recurso ante el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG).