"Ya hemos hecho de todo, eres mucho más mayor que nosotras, solo tenemos 13 años"

La Audiencia de A Coruña condena a 20 años y 9 meses de prisión a un hombre que vive en Barranquilla por extorsionar a tres niñas gallegas para vídeos sexuales 
Un hombre delante de una pantalla de ordenador. PIXABAY
Un hombre delante de una pantalla de ordenador. PIXABAY

"Solo te diré que si no va a cumplir, cuando despierte mañana (...) las tres encontrarán una sorpresa". Al acusado no le detuvo saber que las tres chicas ni llegaban a la quincena ni que ellas tuvieran que cumplir con sus deseos entre lágrimas. "Ya hemos hecho de todo, eres mucho más mayor que nosotras, solo tenemos 13 años", le rogaron para que cesase en el acoso con el que logró que le enviaran varios vídeos y fotos sexuales, desnudas o en ropa interior. 

Finalmente, lograron poner el asunto en manos de la justicia y, ahora, la Audiencia de A Coruña condenó a este hombre, que vive en la ciudad colombiana de Barranquilla, a 20 años y 9 meses de cárcel. 

Era julio de 2021 cuando las tres niñas, nacidas en 2009, entraron en Omegle, un chat en el que se contacta por vídeo con otros usuarios al azar. La mala fortuna les hizo caer en manos de este hombre, quince años mayor. Ya en ese primer contacto, el procesado "comezou a masturbarse diante delas, pediulles que se espisen diante da cámara e, polo menos unha delas, exhibiulle con sentido sexual parte do seu corpo", explica el fallo. 

Fue el comienzo de su pesadilla. El hombre aprovechó el asunto para anunciarles "que as denunciaría porque lle gravaran a el masturbándose" y que, caso de no doblegarse a su voluntad, le contaría todo a sus padres y les pasaría sus imágenes a sus contactos de Instagram. Y como muestra, habló con una amiga de las tres y le remitió el enlace del perfil en una red social de la madrina de una de ellas. 

Una extorsión mediante la cual siguió obteniendo material sexual suyo, indiferente ante el sufrimiento que mostraban. "No me encuentro bien, me agobié y estoy llorando", le escribía una en cierta ocasión. "Se les va a pudrir todo. Bueno, está bien, igual luego llorarás más", le contestó. 

Amenazas que se vuelven pruebas

Pero todas estas amenazas terminaron volviéndose en su contra en forma de pruebas.

La condena se fundamenta tanto en las declaraciones de las tres chicas en juicio como en una abundante documentación en forma de archivos aún sin destruir en la carpeta de reciclaje del móvil de una de las víctimas o de las conversaciones registradas en Instagram. 

La estrategia de la defensa no buscó negar lo ocurrido, sino tratar de convencer al tribunal de que no estaba acreditado que el encausado fuera quien cometió un delito de exhibicionismo y dos de corrupción de menores. Sin embargo, la sentencia zanja que "todos os datos" apuntan a que "o titular da conta –que o acusado recoñece ser el– foi quen a usou eses días para cometer os feitos delituosos".

Tirando de red en red con la Interpol

La investigación fue tirando desde el perfil de Instagram del acusado para irlo asociando con otras cuentas en Pinterest, Facebook y Telegram, esta ligada a un número de teléfono. "Eses datos foron os que se remitiron, a través de Interpol, á policía colombiana e o resultado foi a identificación do acusado e, posteriormente, a súa detención", indica la sentencia.

Durante el juicio, la Fiscalía retiró la petición de indemnización para las víctimas después de que los padres de dos de las niñas renunciaran a ejercer acciones civiles.