"En O Courel aún se ven abuelitas con las características que tenía Elba hace 9.300 años"

La Real Academia Galega das Ciencias reconoce con una de sus cinco medallas a Aurora Grandal, pionera en el estudio del Cuaternario en Galicia y, al frente del Laboratorio de Paleontoloxía Molecular de la Universidade da Coruña, en la incorporación de nuevas técnicas a la reconstrucción de este remoto pasado desde el que se pueden trazar conexiones con el presente. 
Aurora Grandal D’Anglade (Ferrol, 1964). EP
photo_camera Aurora Grandal D’Anglade (Ferrol, 1964). EP

¿Qué significa para usted esta medalla Antonio Casares Rodríguez de la RAGC? 
Me hace mucha ilusión, porque somos un área pequeña que creo que era muy desconocida. Este reconocimiento le da visibilidad y anima a seguir trabajando.

Firmó hace 25 años una pionera tesis doctoral sobre la fauna del Cuaternario de las sierras lucenses, ha investigado sobre temas ecológicos y de dieta, ha sido de nuevo innovadora en montar laboratorio para estudiar isótopos, también se ha adentrado en la Edad Media... ¿En la ciencia hay que mantenerse siempre en movimiento? 
Por supuesto. El principal reto siempre es afrontar nuevos estudios. Las técnicas y conocimientos que vamos adquiriendo se aplican a otras investigaciones, buscando cosas nuevas, ampliando. Hay que abordarlo todo, no encasillarse, porque si no la ciencia se vuelve más aburrida y no se innova. 

Reconstrucciones integrales con técnicas de análisis molecular, paleobotánicas, forenses... Parece que este trabajo exige cada vez una mayor multidisciplinariedad. 
Aquí hemos partido de cero, por lo que los primeros estudios tuvieron que ser más clásicos: con excavaciones, identificando y midiendo restos... Aportaron conocimiento que antes no existía, pero si se quiere hacer algo de mayor interés, hay que innovar y trabajar con otros colaboradores para añadir más perspectivas. Hace 25 años la paleontología estaba en pañales en Galicia e iniciándose además contra todo pronóstico, porque nadie en la comunidad científica contaba con que aquí hubiera restos paleontológicos, y ahora estamos a la cabeza en la aplicación de unas técnicas que no hay en otros sitios. Así que, aunque somos pocos, el trabajo que hacemos tiene mucho valor. En toco caso, lo ideal sería ampliar el equipo. 

¿Cree que no se le da suficiente valor a la paleontología? 
Necesita que se la conozca, porque en Galicia se conoce poco. Cuando hay un equipo grande, en cualquier línea de trabajo, se obtienen muchos logros y los descubrimientos se dan más a conocer. Necesitamos más apoyo y este premio puede ser definitivo para ello. 

En las investigaciones hay que abordarlo todo, no encasillarse, porque si no la ciencia se vuelve más aburrida y no se innova"

¿Qué nos enseña sobre nosotros este pasado tan remoto? 
Nos enseña que hubo una gran variedad de fauna de la Edad del Hielo que tenía su refugio en Galicia y que, por las peculiaridades de la zona, tenía un modo de vida un poco diferente a otros lugares. Por ejemplo, descubrimos yacimientos de oso cavernario y averiguamos que este animal, para hibernar, volvía a las cuevas donde había nacido; un comportamiento que luego se fue observando en otros lugares de Europa. Es decir, que podemos ver cómo los animales se comportaban en épocas con climas distintos, lo que permite reconstruir qué puede ocurrir en futuros cambios climáticos. 

En esta línea, se puede trazar una relación del ser humano con la naturaleza. Sus investigaciones han documentado el cuidado de especies como el perro o el zorro o, precisamente, la coincidencia entre la expansión humana y la extinción del oso de las cavernas. 
Es que todo está relacionado. A partir del estudio de una especie se va estudiando el resto, así como la interrelación entre ellas. En el caso de las poblaciones humanas, se puede ver su comportamiento, su alimentación, sus animales domésticos y la relación diaria con ellos... Es una reconstrucción más global, que se hace poco a poco, añadiendo conocimiento. 

El caso de Elba, la mujer de hace 9.300 años cuyos restos fueron hallados en una cueva de O Courel, también apunta a la transición hacia un aprovechamiento ganadero y agrícola del entorno. 
Hay arqueólogos que no están de acuerdo con eso. Es un hallazgo excepcional, muy particular, que nos indica que esa mujer estaba con tres animales, los uros, que se consideran totalmente salvajes pero con los que tiene una relación cercanísima, porque su posición en la cueva nos muestra que cayeron a ella todos a la vez. Y esa zona era un paso natural donde no hay restos ni humanos ni de uros, por lo que eran foráneos. Pasaban por allí. Todo esto puede indicar no una domesticación completa, pero sí el inicio de un proceso de relación de aprovechamiento que ya no es solo de caza. Esto concuerda con el hecho de que, antes de que se supiera que aquí había animales domésticos, ya se hacían fuegos para abrir pastos. 

Dentro de esa investigación hay conexiones con el presente que resultan muy emocionantes, como que se lleve utilizando un mismo sendero entre O Courel y Os Ancares durante 10.000 años, esa dureza de la vida que es muy parecida a la que podía haber hasta hace casi un siglo, la idea de la mujer siempre situada en primera línea de la lucha por la supervivencia... 
Los análisis forenses del doctor Fernando Serrulla, del Imelga, nos indican que era una mujer pequeña pero muy fuerte, y que sufrió carencias nutricionales pero las superó. Miramos a nuestro alrededor y en O Courel vemos a gente que perfectamente podría ser Elba. No solo en el siglo pasado, sino también en el presente. Hoy puedes encontrar allí a muchas abuelitas con esas características: mujeres fuertes que dominan la naturaleza en la medida de lo posible. Es muy emocionante, sí. 

En tiempos de su tesis doctoral, los estudios paleontológicos en Galicia eran muy escasos. ¿A estas alturas queda todavía un gran campo de descubrimientos por delante? 
Sí, pero el gran problema es la falta de personal que se dedique a ello. Hemos pasado de que se dijera que no había fósiles en Galicia a que, cada vez que buscamos, encontremos más. Hay que ir a tiro fijo, revisando cuevas, colecciones y materiales. Galicia no es tan rica en cuevas como otras comunidades del norte, pero muchas de las que hay están sin estudiar. No damos abasto para todas y hay muchas por descubrir todavía porque hace falta más dedicación. 

¿Qué hace que las sierras orientales lucenses tengan ese peso en el estudio del Cuaternario en Galicia? 
La roca caliza, que no es nada abundante en la comunidad. Allí donde la hay se forman cuevas, que es donde se conservan mejor los restos, porque es un ambiente aislado, estable y permite que queden acumulados de manera natural, porque los animales vivían o se refugiaban allí, o por la acción humana, que concentraba en ellas restos de caza. Y desde Mondoñedo hasta Covas, en Ourense, hay franjas de roca caliza con muchas cuevas bien desarrolladas. Es en esa zona donde tenemos la concentración de hallazgos. 

En Galicia pasamos de que se dijera que no había fósiles a que hallemos más cada vez que buscamos. Necesitamos más personal"

Entonces, ¿cuáles son los principales huecos de información que quedan por rellenar en Galicia?
Primero, debe hacerse investigación de base en más zonas, con más prospecciones para recuperar restos. También hay que estudiar en profundidad lo que ya tenemos. Con la geoquímica de isótopos vamos poco a poco reconstruyendo la dieta y el medioambiente de las distintas especies. Y con el laboratorio de ADN antiguo podremos reconstruir su origen: de dónde viene, cuál es su linaje, la dinámica de sus movimientos entre distintas épocas... Es una reconstrucción más completa de las condiciones de ese pasado. 

Usted es la única mujer de los cinco galardonados por la RAGC este año. ¿La mujer aún tiene que hacer más esfuerzo para conseguir espacio en la investigación científica? 
En mi experiencia y en la de quienes me rodean en la facultad, las mujeres ya tienen un espacio enorme y bien ganado; lo que falta es reconocimiento. No sé, quizás por tradición se da más valor a los equipos dirigidos por hombres, porque yo veo a mi alrededor buenas científicas en todos los campos y ahora están empezando a destacar, porque ya tenían también trabajos muy buenos y sin embargo estaban bastante en la sombra. Creo que es algo social. La mujer debe seguir luchando como lo estaba y lo está haciendo; los que tienen que cambiar son los demás y reconocer su valor.

Comentarios