Reciclaje, el superpoder ciudadano para frenar el cambio climático

Sogama lanza 'Reciclaje responsable para un futuro redondo' para evitar la relajación en la gestión de residuos en el día a día del hogar ► La campaña se centra en el correcto uso de cada contenedor, sobre todo ahora que se está incorporando el marrón para orgánicos
En Galicia hay cinco contenedores y cada cosa debe ir a su lugar. EP
photo_camera En Galicia hay cinco contenedores y cada cosa debe ir a su lugar. EP

Reciclar y reutilizar es una acción casi tan antigua como la propia humanidad, lo que no significa que de vez en cuando no haya que recordar su importancia, y todavía más en un contexto de emergencia climática global y de cierta urgencia normativa, pues Europa fijó unos objetivos para la gestión sostenible de residuos municipales cuyo calendario empieza a apremiar. Por eso, la Sociedade Galega do Medio Ambiente (Sogama), con el apoyo de la Consellería de Medio Ambiente, Territorio e Vivenda, encontró aquí el escenario ideal para lanzar una nueva campaña que, bajo el título Reciclaje Responsable para un futuro Redondo, se orienta a lograr una mayor colaboración y participación de la población.

La iniciativa recupera la esencia de la labor de concienciación con la que nació Sogama, es decir, la filosofía de las tres erres –reducir, reciclar y reutilizar–, pero adaptada a los tiempos e introduciendo nuevos conceptos como el de la propia economía circular –esa referencia al futuro redondo–.

La campaña está conformada por dos elementos básicos: un folleto online, muy visual, de fácil comprensión y asequible para todo tipo de público, en el que se describen los pasos a seguir por los ciudadanos para participar activamente en el sistema; y un vídeo explicativo de refuerzo que abunda en los conceptos más relevantes de la sostenibilidad aplicada a residuos, dando visibilidad a las buenas prácticas. Como es habitual, ambos materiales pueden consultarse en la web de la sociedad: www.sogama.gal.

El objetivo de ambos soportes es que los vecinos de los 295 ayuntamientos adheridos a Sogama dispongan de la información necesaria para aportar su grano de arena en la consecución de un futuro más sostenible y un modelo de economía circular hacia el que Galicia avanza con firmeza, siendo pionera a nivel nacional en muchas de las medidas que pone en marcha.

Así, la nueva campaña incide en la importancia de aplicar cada día el principio de las tres erres, esto es: reducir la cantidad de residuos producidos, reutilizar los productos tantas veces como sea necesario antes de que acaben convertidos en desechos, y reciclar, resultando imprescindible para ello separar correctamente en origen los materiales contenidos en la basura y depositar cada tipología en el contenedor correspondiente para propiciar su posterior reciclado. Con ello, no solo se lograrán beneficios ambientales a través del ahorro de energía y de materias primas, sino también económicos, ya que los ayuntamientos y consecuentemente las familias ahorran dinero en la gestión de la basura, que tiene un coste en base a su volumen.

Con ese objetivo, se clarifican los residuos que deben y no deben introducirse en cada uno de los contenedores de recogida selectiva habilitados en la vía pública –amarillo, para envases de plástico, latas y briks; azul, para papel y cartón; iglú verde, para envases de vidrio; y genérico, para la fracción resto–, dando especial relevancia al marrón, el último en incorporarse a las calles y que ya se está implantando en distintos municipios de la comunidad.

Precisamente la normativa europea da a los concellos de plazo hasta el próximo 31 de diciembre para generalizar el quinto contenedor en las calles. A través de este recipiente se recoge, de forma diferenciada, la materia orgánica para ser transportada a la planta de biorresiduos más cercana, donde se convierte en compost, un abono de alta calidad que se utilizará posteriormente en el sector de la agricultura y la jardinería.

UN PASO MÁS. Pero la campaña no se limita a la propia recogida selectiva de los residuos, sino que también hace referencia a la operativa que sigue cada fracción para ser recuperada conforme a sus características e identifica los errores más comunes en los que incurren los ciudadanos de cara a solventarlos, haciéndose eco al mismo tiempo de una serie de curiosidades que pueden motivar una mayor participación individual y colectiva. Es decir, pone ante los ojos de los ciudadanos la aplicación práctica de esos gestos que hacen en el día a día al tirar la basura en sus casa o en el contenedor en la calle, para que comprueben que no es un esfuerzo inútil.

Por ejemplo, 80 latas de bebida se reciclan en una llanta de bicicleta y 22 botellas en una camiseta. Así que, sabiendo esto... ¿Quién puede negarse a reciclar?

Los contenedores

Amarillo. Para envases, ltas y briks

Contenedor amarillo
  • Botellas de plástico.
  • Latas de conserva y bebida.
  • Tapas de plástico, chapas...
  • Papel film y papel albal.
  • Bandejas de aluminio.
  • Bandejas de corcho blanco.
  • Botes de cosméticos.
  • Bolsas de plástico limpias.
  • Envases y tapas de yougurt.
  • Briks.
  • Envoltorios plásticos.

Errores frecuentes

No todo el plástico va a este contenedor: biberones, chupetes, utensilios de cocina, cubos y juguetes de plástico deben ir al genérico, al igual que el papel plastificado de carnicerías y pescaderías, pañales,los tupperwares, la silicona, cajas de CDs, bolígrafos, sacapuntas, mecheros, neceseres o envases de medicamentos (estos van al Sigre).

Azul. El más sencillo: papel y cartón

Contenedor azul
  • Periódicos y revistas.
  • Libretas sin los alambres.
  • Papel de embalar.
  • Cajas de cartón.
  • Envases de papel.
  • Cajas de huevos.
  • Acolchado de embalados.
  • Libros.
  • Hojas de notas.

Errores frecuentes

El error más común es depositar en este contenedor los briks por su aspecto cartonoso, cuyo destino debe ser el contenedor amarillo, ya que tienen alumunio y plástico. Tampoco se pueden depositar las servilletas de cocina o papeles sucios o con restos de grasa, que deben introducirse en el contenedor marrón o, en su defecto, en el genérico, a donde deben ir también los pañales y compresas.

Iglú verde. Sitio de botellas, frascos y tarros

Iglú verde
  • Botellas de vino, cava...
  • Frascos de perfume.
  • Tarros de mermelada, miel...

Errores frecuentes

Lo más importante a la hora de conocer los entresijos del iglú verde, el más ruidoso de los contenedores, es saber que no es exactamente lo mismo vidrio que cristal, aunque compartan esencia. Así, mientras las botellas, frascos y tarros sí tienen cabida, no pueden depositarse en este iglú los espejos, los ceniceros, los vasos y vajillas de aspecto cristal, ni nada de loza o cerámica. Y ojo, tampoco las bombillas, que están revestidas de cristal y tienen componentes interios contaminantes, lo que obliga a llevarlas a un punto limpio o bien a centros de recogida especializados.

Genérico. Donde acaba lo que no se recicla

Contenedor genérico
  • Pañales y compresas.
  • Biberones y chupetes.
  • Utensilios de cocina.
  • Colillas.
  • Papel y cartón con grasa.
  • Servilletas de papel usadas.
  • Bastoncillos de algodón.
  • Toallitas desechables.
  • Papel de aluminio sucio.
  • Cuero.
  • Bolígrafos.
  • Plástico, metal, madera... (*).
  • Pequeños juguetes plásticos.
  • Pelo y polvo.

Errores frecuentes

El error más frecuente es que acabe en el contenedor genérico un material susceptible de ser reciclados y cuyo destino debe ser otros contenedores o puntos de recogida.

(*Siempre que no corresponda a envases reciclables)

Marrón. El último en llegar es para orgánicos

Contenedor marrón
  • Restos de comida.
  • Papel y servilletas usados.
  • Posos de café y bolsas de te.
  • Restos de plantas y podas.
  • Palillos.
  • Alpiste.
  • Cáscaras de huevo.
  • Tapones de corcho natural.

Errores frecuentes

Aunque la mayoría de alimentos pueden ir al colector marrón, el aceite y los líquidos no. Tampoco pañales, compresas, tampones, toallitas húmedas ni papel higiénico. Las ramas más gruesas de las podas tampoco se recomiendan. En cuanto a la limpieza, ni los restos de barrer o el polvo, las colillas o los chicles pueden ir al orgánico. Por último, la arena de mascotas y, sobre todo, la ceniza del fuego, está totalmente vetada.

Compostaje doméstico: miles de gallegos ya reciclan ellos mismos sus residuos orgánicos

Imagen de compostaje doméstico de la campaña de Sogama
Imagen de compostaje doméstico de la campaña de Sogama

Sogama no se olvida en su nueva campaña de concienciación ciudadana de otra de las patas sobre las que se construye la implantación del reciclaje: el compostaje doméstico. La sociedad ambiental lleva muchos años promoviendo esta práctica, a través de la que los restos orgánicos se transforman en abono o compost.

En realidad, es lo mismo que el contenedor marrón, con la diferencia de que en muchos pisos sin espacio, ni terreno ni jardín no puede realizarse ese compostaje doméstico, que queda así reservado para viviendas unifamiliares con finca. En ellas se puede instalar un compostador –composteiro– donde se van depositando esos restos orgánicos que el tiempo convierte en abono, de forma que regresa a la tierra para darle vida, reproduciendo el verdadero ciclo de la naturaleza.

Materia orgánica
El compostaje doméstico es lo mismo que el contenedor marrón, pero en casas con finca lo pueden hacer los residentes al tener espacio

Sogama lidera en Galicia un programa de compostaje doméstico al que están adscritas 449 entidades –224 ayuntamientos, 193 centros educativos y 32 colectivos sociales– entre las que distribuyeron, de forma gratuita, cerca de 20.500 compostadores, además de editar diverso material didáctico de apoyo e impartir la formación correspondiente a los colectivos participantes.

CORRESPONSABILIDAD. Así, con el reciclaje en los contenedores y con el compostaje doméstico Galicia aspira a llegar a tiempo para cumplir los exigentes objetivos europeos de reciclaje para los próximos años (55% en 2025, 60% en 2030 y 65% en 2035). Un reto que, según Sogama, "nos implica a todos, administraciones, empresas y ciudadanos". "Estamos ante una carrera contrarreloj en la que todos debemos colaborar".

Corresponsabilidad
La economía circular es hoy la verdadera tabla de salvación para el planeta y esa carrera contrarreloj implica a todo el mundo

¿Sabías qué...? Con seis briks se fabrica una caja de zapatos

Para quien tenga dudas sobre los efectos beneficiosos del reciclaje o incluso no crea en sus enormes posibilidades, Sogama aporta en esta campaña una serie de ejemplos prácticos que ilustran a la perfección la importancia de reutilizar.

80 latas para una llanta

Con seis briks puede fabricarse una caja de zapatos; con 40 botellas de plástico, un forro polar; con 80 latas de bebidas, una llanta de bicicleta; con 8 botes de conserva, una olla de cocina; con 22 botellas plásticas, una camiseta; y con 550 latas, una silla. Además, reciclando seis latas o briks, se contrarresta la emisión de 10 minutos de un tubo se escape.

El papel tiene 7 vidas

El papel reciclado puede ser un material de excelente calidad y reciclarse hasta siete veces, según la longitud de las fibras. Con ocho cajas de cereales se puede fabricar un libro.

El vidrio es infinito

El vidrio es un material que puede reciclarse infinitamente sin perder propiedades. ¿Sabías que los restos de vidrio más antiguos datan de unos 5.000 años a.C? Se hallaron Asia Menor, Mesopotamia y Antiguo Egipto. Las primeras piezas hechas íntegramente de vidrio datan del 2.100 a.C., en las que se empleaba la técnica del moldeado.

Basura para generar luz

Con la energía producida en la planta que tiene Sogama en Cerceda a partir de la fracción no reciclable, es decir los restos que van al contenedor genérico, se puede abastecer al 12% de los hogares gallegos.

Compost, el abono total

Con la implantación del nuevo contenedor marrón se cierra el ciclo de recuperación de la materia orgánica y se obtiene un producto final, el compost, abono de alta calidad que sustituye a los fertilizantes artificiales. Es la auténtica esencia de la economía circular y todo son beneficios. Por ejemplo, se reduce la presencia de materia orgánica en el contenedor convencional, priorizando su reciclado y disminuyendo la valorización energética de la misma. También se incrementa la cantidad y calidad del resto de las fracciones recogidas, garantizando un mayor reciclado. Y si se puede complementar con el compostaje doméstico, pues todavía mejor.